Cuentas sin cuentos
Y si no hubiera que elegir entre sanidad y economía...
Las Bolsas tiemblan ante el repunte de casos y la nueva variante de Covid que viene de Sudáfrica. Pero quien más teme los posibles confinamientos son los pequeños empresarios

Los casos de Covid vuelven a repuntar en Europa, mientras se detecta una nueva variante en Sudáfrica que hizo temblar el viernes a las Bolsas mundiales. Países como Austria vuelven a adoptar medidas de confinamientos masivos , mientras en Alemania vemos imágenes inéditas, incluso ... durante los momentos más duros de la pandemia, con aviones trasladando infectados a hospitales de otros países y el Ejército apoyando la vacunación de la población. Y si las cotizaciones de las grandes empresas turísticas, financieras, petroleras... fueron duramente castigadas al cierre de a la pasada semana ante el temor de los inversores de un nuevo frenazo en la recuperación económica, las pequeñas y medianas empresas tiemblan ante los posibles cierres que acaben de hundir sus ya deteriorados negocios.
«Nos volveremos a negar a elegir entre sanidad y economía», aseguraba Javier Fernández-Lasquetty , consejero de Hacienda, Economía y Empleo de la Comunidad de Madrid, en una mesa redonda en el primer Congreso de Aecem, que se celebró el pasado jueves en Madrid. Pero no todos los políticos lo tienen tan claro. El Gobierno de Isabel Díaz Ayuso se arriesgó el pasado invierno, y a través de cierres perimetrales selectivos, logró mantener no a pleno rendimiento, pero sí al menos abiertos, el comercio, la restauración, los gimnasios... muchos de ellos en manos de autónomos y pequeñas empresas. Y no le salió mal. Madrid sufrió el Covid más que ningún otro lugar de España en la primera ola, cuando se cerró todo a cal y canto, pero tarde. Sin embargo, en el resto de olas, y a pesar de tener medidas no tan drásticas para la economía como el resto de comunidades, logró mantener las cifras sanitarias, si no mejores que otras comunidades, tampoco peores.
Es posible que algunos hayan aprendido la lección, aunque solo sea por interés electoral. Los ciudadanos ratificaron en las urnas su apoyo a la política que Isabel Díaz Ayuso y su gobierno llevaron a cabo durante la pandemia. Pero los empresarios no las tienen todas consigo y temen que algunas autonomías vuelvan a implementar los temidos confinamientos y cierres de comercios y hostelería, que tanto daño les han hecho. Lo más fácil lógicamente para evitar los contagios es cerrarlo todo, pero después de casi dos años de pandemia eso no es asumible. Eso ya lo podían hacer en la Edad Media. El reto es conseguir hacer lo más compatible posibe la economía con la salud, teniendo en cuenta lo aprendido en estos ya casi dos años.
Tampoco podemos olvidar que a diferencia del año pasado, éste tenemos un gran aliado para mitigar la pandemia, o al menos sus efectos: las vacunas. Yeso sí, tenemos que hacer todo lo posible para convencer a los que todavía no lo han hecho para que se inoculen, no solo por ellos, sino por todos los demás. Ysi bien en España, con la legislación actual, sería prácticamente imposible imponer la vacunación obligatoria, sí se pueden tomar medidas, para aislar a los no vacunados. Y la exigencia del pasaporte Covid para entrar en lugares donde es más fácil el contagio, es una medida totalmente razonable y efectiva para evitar esa expansión. Lo que no se entiende es que las autonomías tengan que estar al albur del tribunal de turno para que les deje o no exigirlo. Es, sin duda, una medida que debería tener soporte legal a nivel estatal, aunque luego cada comunidad pudiera o no aplicarla. Y los empresarios prefieren, sin duda, eso a nuevos cierres.
Quizás lo único positivo que vivimos el viernes fue la caída del precio del petróleo. El acuerdo de Biden, con China, Japón, Reino Unido, India y Corea del Sur para liberar reservas estratégicas y así abaratar el precio, unido ahora al temor a esa ralentización de la economía puede ayudar a frenar el precio del crudo, y con ello a contener, al menos en parte la inflación.
Y con el temor a la expansión del virus como telón de fondo , las pequeñas y medianas empresas se afanan por no perder las oportunidades que para ellas suponen los fondos europeos. El mayor reto, aseguran empresarios, políticos y economistas es conseguir que los fondos lleguen a la última milla, a los más pequeños. Los necesitan para digitalizarse y adaptarse a este nuevo mundo en el que la apuesta por las nuevas tecnologías ha dejado de ser una opción para convertirse en una cuestión de supervivencia. El repunte del Covid lo pone todo un poco más difícil.
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