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Sánchez y su compromiso de independencia de los reguladores

Cani Fernández, la nueva presidenta de la CNMC, acumulará un inmenso poder ante las ayudas de estado que se avecinan. En sus manos está evitar los tentáculos políticos

Yolanda Gómez Rojo

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La nueva Comisión Nacional de la Competencia (CNMC), que presidirá Cani Fernández, va a tener que esforzarse para demostrar su independencia del poder político. A pesar de su reputada trayectoria profesional –es una consumada experta en Derecho de la Competencia con una dilatada carrera ... en el despacho Cuatrecasas–, actualmente es asesora en el gabinete de Presidencia del Gobierno, lo que, además de dar lugar a interpretaciones sobre si es del área de influencia de Iván Redondo o de la vicepresidenta Calviño, lo que no hay lugar a dudas es de que le va a costar trabajo desprenderse del sambenito de que viene del Gobierno de Sánchez. De los 10 miembros que formarán el Consejo de la Comisión, cinco son del PSOE o a propuesta del PSOE, incluida la futura presidenta, habrá una vocal de Cs, uno de PNV, uno de ERC y uno de En Comun Podem. La única vocal que en su día propuso el PP y que se conservará en el Consejo será María Ortiz, técnico comercial y economista del Estado que lleva en el regulador desde 2013 y que tiene un perfil más técnico que político. De hecho, mantiene una relación cordial con la ministra de Economía, Nadia Calviño, y está casada con el actual presidente del ICO, José Carlos García de Quevedo. El PP, por tanto, se queda sin influencia en este organismo regulador y se agrandan las diferencias entre los dos principales partidos políticos de España, que históricamente se habían repartido los cargos en supervisores y reguladores.

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