El riesgo de regular mal el teletrabajo

Es cierto que, como en la mayoría de los casos todo se ha hecho de la noche a la mañana y sin experiencias previas, hay todavía muchos aspectos que limar, pero hay que ser muy cuidadosos en cómo se regula , no vaya a ser que en lugar de fomentar esta modalidad de trabajo, que nos puede beneficiar a todos, lo que hagamos es herirla de muerte. Según el borrador de decreto que publicó el viernes El País, el teletrabajo debe ser voluntario y la empresa debe sufragar «en su totalidad» el desarrollo del mismo, que no podrá conllevar gastos, directos o indirectos, para el empleado «relacionados con los equipos, herramientas y medios vinculados al desarrollo de su actividad laboral».

No ha tardado en reaccionar la CEOE . El presidente de la patronal, Antonio Garamendi , ha criticado las prisas del Gobierno por regular esta forma de trabajo y ha advertido de las consecuencias de ser excesivamente rígidos. «Si tengo que contratar y se me ponen condiciones imposibles y que no pueda gestionar a mi plantilla, es que yo mañana puedo contratar en Portugal... El mundo es global y la digitalización es global. Cuidado cómo se plantea esto», aseguró el líder de la patronal en una entrevista en Onda Cero. Es cierto, que como ya viene siendo habitual, el Ejecutivo puede dar marcha atrás y pactarlo finalmente con empresarios y sindicatos, que sería lo suyo. De hecho tras la rueda de prensa del Consejo de Ministros, la ministra de Hacienda y Portavoz, María Jesús Montero , ha asegurado que intentarán enmarcarlo en el diálogo social. Pero, de momento, ahí queda el globo sonda, para que vayan tomando nota los empresarios y no sé si los trabajadores.

Y está bien regular el teletrabajo, para unos y para otros. Hay que controlar que efectivamente el teletrabajo no suponga más perjuicios que beneficios ni para el trabajador ni para el empresario . Es cierto que el empleado que ha empezado a trabajar desde casa asume gastos extra, que quizás no debiera, y que, desde luego, si se normaliza la situación, la empresa debe facilitarle los equipos informáticos para desarrollarlo, si todavía no lo hace. Pero también es verdad que quien trabaja desde casa se ahorra dinero y tiempo en la medida en que ya no tiene que trasladarse a la oficina, y en el caso de los empleados con jornada partida, también se ahorran en comida. Y la empresa, si finalmente opta por que la mayoría de la plantilla teletrabaje, quizás ya no necesita grandes oficinas y puede reducir sus gastos de alquiler, o si ahora ofrece ayudas al comedor o al transporte de sus empleados, quizás pueda cambiarlas por otro tipo de ayudas ligadas a estos gastos. Y otro tema para debatir es el control de la jornada, que durante la pandemia ha sido un tanto caótico.

Por tanto, si estamos todos de acuerdo en que el teletrabajo ha venido para quedarse, y debe ser así, lo mejor que puede hacer el Gobierno es escuchar a los trabajadores y a los empresarios y buscar fórmulas flexibles para que todos nos podamos beneficiar de su utilización total o parcialmente.