El espionaje y el intento de asalto al BBVA desde Moncloa

Pero echemos un poco la vista atrás. Corría el año 2004 y José Luis Rodríguez Zapatero acababa de ganar las elecciones. Su antecesor en La Moncloa, José María Aznar , había nombrado a presidentes de grandes empresas cuando eran públicas, que luego se privatizaron: Telefónica, Repsol, Endesa, Argentaria... y cuando el PSOE recupera el poder intentó poner al frente a personas más afines, pero ya no era tan fácil, eran empresas privadas. Y uno de estos casos era Francisco González, FG en el mundo financiero, que había pasado de ser agente de Cambio y Bolsa con su propia firma (FG Valores) a ser nombrado por el Gobierno de Aznar presidente de Argentaria, banco semipúblico. Más tarde se produce la fusión con BBV y González se hace con todo el poder en la entidad financiera. En su declaración en la Audiencia Nacional FG contó que le había llamado por teléfono el entonces vicepresidente Pedro Solbes para avisarle de que la constructora «Sacyr, con apoyo del Gobierno, quería hacerse con el banco».

Un papel fundamental en ese intento de asalto lo jugó el que en 2004 era jefe de la Oficina Económica de La Moncloa, que había sido previamente director del servicio de estudios del BBVA, Miguel Sebastián , que tenía una cuenta pendiente con el que fuera su jefe en el banco, Francisco González. Según se contó en aquel momento, FG le había despedido porque consideraba que sus informes poco tenían que ver con la opinión del banco. Tras fracasar el intento de asalto de Del Rivero por la falta de apoyos accionariales, desde el Gobierno no se tiró la toalla y continuaron los ataques contra González. El segundo intento fue a través de un dossier sobre posibles irregularidades en la venta de la sociedad de valores de FG, que Sebastián mandó a la Cadena Ser, y que el entonces jefe de Economía de la emisora, Javier Ruiz , entregó al vicepresidente de la CNMV, Carlos Arenillas , amigo de Sebastián. Manuel Conthe , entonces al frente del supervisor, frenó la operación. E incluso, más tarde, aseguró que había habido «una manipulación total y absoluta por parte de una triangulación perturbadora entre la Oficina Económica de Presidencia del Gobierno, la Cadena Ser y el vicepresidente de la CNMV». El Ejecutivo lo volvió a intentar con la Fiscalía Anticorrupción, pero también archivó la causa.

Esta maniobra para intentar destituir al presidente de una empresa privada en una operación orquestada desde La Moncloa no sé si es o no un delito que los tribunales deban juzgar, pero es un hecho que merece, cuando menos, un fuerte reproche social. En política no debería valer todo.