«Cuidado con no cargarse la recuperación en marcha»
Los elevados precios energéticos, la subida de impuestos y el anunciado aumento de la rigidez en el mercado laboralfrenan el optimismo de los empresarios
La mayoría de los empresarios son optimistas respecto a la evolución de sus negocios en este próximo año. Pero a medida que avanza el ejercicio crecen las dudas y se rebajan las expectativas. El principal riesgo es la crisis energética que se agudiza día ... a día y que está disparando los precios, incluidos los de las materias primas, pero las empresas también advierten sobre las medidas de política fiscal y laboral que está anunciando el Gobierno. «Cuidado con no cargarse la recuperación en marcha», señalaba el pasado jueves el presidente de la Cámara de Comercio de España, José Luis Bonet. Y es que si a la ya complicada situación a la que se enfrentan muchas empresas, especialmente las industrias de alto consumo eléctrico, se suman las subidas de impuestos o una reforma laboral que en lugar de introducir más flexibilidad, aumenta la rigidez, los problemas se multiplican.
De momento, las empresas toman medidas para mitigar el incremento de costes. Y a esta intención responde la cascada de parones en la industria electrointensiva del norte de España que estamos viendo en estos últimos días. Si la semana pasada fue la vizcaína Sidenor la primera en anunciar la interrupción de su producción durante 20 días, el viernes fueron ArcelorMittal y Reinosa Forgings & Castings, la antigua Naval, las que desvelaron parones selectivos de su actividad, en los picos horarios donde el precio es más elevado. Y además, todas ellas no descartaron aplicar medidas más drásticas en el futuro.
En estos momentos son las empresas más afectadas por el incremento del precio de la luz, pero no son las únicas. Pymes y autónomos con pequeños comercios, restaurantes, bares, peluquerías... están viendo cómo se disparan sus costes de producción. En este escenario no es de extrañar la evolución de la inflación. Esta semana hemos conocido el dato definitivo del IPCde septiembre, un 4% en tasa interanual, la mayor cifra desde el año 2008. De momento, este fuerte incremento de los precios se centra en los productos más volátiles de la cesta de la compra, y especialmente la energía, mientras la inflación subyacente se mantiene bajo control, en el 1%. El problema ahora es que poco a poco el incremento de los precios energéticos se irá trasladando a todo lo demás. Las empresas no podrán aguantar mucho tiempo sin trasladar ese incremento de costes al precio de sus productos. Por eso es importante que este aumento del precio de la energía sea temporal. Pero mucho me temo que ni las medidas adoptadas por el Gobierno español para rebajar el precio de la luz, ni el pretendido e inexistente consenso entre los países europeos para que se tomen medidas de carácter conjunto dan lugar a la esperanza.
De momento, cada país está haciendo la guerra por su cuenta. Frente a la demonización de la energía nuclear que se ha producido en España, especialmente desde los partidos de izquierda, en Francia, y pese a la cercanía de las elecciones, el presidente Macron anunció un paquete de medidas e inversiones para reactivar el país a través de la transición ecológica y digital, en el que s e prevén 1.000 millones para construir reactores nucleares. Sería algo impensable en España, pero en este momento es la mejor opción para producir energía barata y no contaminante. Desde luego no es la apuesta del Gobierno del actual gobierno de coalición y es muy probable que tampoco lo sea de un futuro gobierno conservador. De modo que más vale que nos acostumbremos a pagar más por la electricidad. Las decisiones sobre política económica y energética tienen su precio.
Optimismo empresarial
Casi tres de cada cuatro empresas creen que 2022 será mejor que este año, según el Estudio de Clima Empresarial de la Cámara de Comercio de España. No es muy difícil teniendo en cuenta el parón de la primera parte del ejercicio por la pandemia.