El pacto por el salario mínimo, un regalo a Sánchez

Los empresarios le estaban así dando a Sánchez un magnífico regalo de cara al exterior, un acuerdo entre los agentes sociales a poco más de una semana de gobierno, a cambio de muy poco, reducir la subida salarial a 50 euros, en lugar de los 100 que habían anunciado en la campaña electoral, pero a los que ni siquiera se habían comprometido en el documento firmado en el acuerdo de Gobierno con Podemos . De hecho, Sánchez e Iglesias siempre podrán vender a su parroquia, y no les falta razón, que en poco más de un año se ha subido casi un 30% el salario mínimo, que ha pasado de 737 euros en 2018 a los 950 actuales. No creo que nadie pueda pensar que esto es un fracaso. Pero independientemente de quién sea el vencedor político de esta medida, lo importante es si va a tener efectos positivos o negativos para la economía y para los ciudadanos.

Está claro que si alguien que estaba ganando 900 euros gana ahora 950, para esa persona será positivo. El problema de la subida del salario mínimo es el que han venido advirtiendo los economistas desde hace ya varios años: que puede dejar fuera del mercado laboral, o enviar a la economía sumergida, a las personas menos cualificadas, menos productivas y menos preparadas.

Si hace tan solo unos días la propia CEOE advertía de que la subida de más de un 22% del año pasado había llevado a miles de trabajadores del hogar y del campo al paro o a la economía sumergida, el alza adicional del 5% este año, como no puede ser de otra manera, solo servirá para ahondar en esta tendencia. Y a quien perjudica no es a las grandes empresas, a las que representa la CEOE, que tienen capacidad suficiente para hacer frente a ese salario mínimo y probablemente a alzas mayores. A quien hace daño es a las familias que necesitan ayuda para cuidar a sus hijos o a sus mayores, a agricultores que tienen que contratar mano de obra para recoger los frutos de sus tierras, a bares de pueblos con pocos beneficios y a un largo etcétera de pequeños negocios a los que contratar a una persona, con el consiguiente pago de las cuotas a la Seguridad Social, les saldrá por casi 16.500 euros al año, algo que muchos no podrán permitirse y se verán abocados o a no contratar o a pagar en negro. Esperemos a ver si lo que de momento es un regalo de la CEOE a Sánchez es solo eso, una muestra de buena voluntad o a cambio se consigue frenar la derogación de la reforma laboral, o al menos de algunas de las partes que se han anunciado y que, esas sí, perjudican especialmente a la gran empresa.