Urge consenso político, proteger el empleo e incentivar la inversión

Antonio Garamendi, presidente de la CEOE, hizo de maestro de ceremonias. Entre «amigos», como él decía, pero con el objetivo claro de sumar para España: «Venimos con ganas constructivas y venimos a sumar con lealtad institucional , pero también con independencia de criterio ya que diremos lo que es mejor para nuestro país y eso significa también sentido de Estado». Y añadió: «Habrá gente que no nos entienda, otros sí, pero nosotros, que tenemos la experiencia de lo que pasa en el mundo del día a día, queremos trasladar nuestro compromiso con España».

La primera voz que resonó fue la de Pablo Isla, presidente de Inditex. Arrancó el foro sin rodeos, con mensajes claros al Gobierno. «Hay que huir de dogmatismos y de ideas preconcebidas en las medidas para salir de la crisis», comentó, al tiempo que añadía que «tan importante como las medidas que se tomen es no desmontar lo que está funcionando». Flexibilidad y no más rigideces para la economía española , con la ampliación temporal de los ERTE como petición expresa, entre otros asuntos.

Juan Roig , presidente de Mercadona, lanzó un mensaje en una línea similar. Pidió a las autoridades que contribuyan a superar la crisis mediante la eliminación de «trabas burocráticas», al tiempo que apostaba por que se faciliten «inversiones finalistas», que se garantice la «seguridad jurídica» y «que la sociedad vea» que las empresas son «generadoras de riqueza y bienestar». Y más allá de las palabras, el empresario avanzó que Mercadona continuará invirtiendo 1.700 millones de euros en España «en la brutal transformación de la empresa», una reestructuración que se había comenzado ya «antes de la llegada del coronavirus». «Tenemos que trabajar todos juntos por la reactivación de la economí a, no se trata solo de no parar, sino de acelerar. No es el momento de ponernos límites», subrayó Roig.

La banca, por su parte, aprovechó la cumbre para sacar pecho de su papel en la pandemia. Si en la última crisis fue parte del problema, ahora se coloca como parte de la solución. Y como actores protagonistas de la recuperación , las entidades financieras apostaron sus cartas al impulso del empleo, las ayudas europeas y la reactivación de la inversión. Todo con planes pactados en el diálogo social, el cual dinamitó hace semanas el Ejecutivo por su pacto con Bildu sobre la reforma laboral y que no ha sido hasta hace relativamente poco cuando se han retomado las relaciones.

Ana Botín , presidenta del Banco Santander, incidió en que la prioridad ha de ser «mantener y generar empleo», así como «evitar una destrucción permanente de empresas como en la anterior crisis». Para ello, considera que han sido y son fundamentales los ERTE: «Nos han salvado de un colapso social» . Asimismo, anunció que el sector está estudiando ya con el Gobierno un plan de ayudas a la compra de vivienda para jóvenes, consistente en avales públicos. Carlos Torres , primer ejecutivo del BBVA, fue aún más claro y directo al pedir flexibilizar y alargar los Expedientes de Regulación de Empleo Temporal en pos de garantizar el empleo. Y no dejó pasar la oportunidad para exigir que la reactivación económica sea lo más rápido posible, teniendo en cuenta que España es uno de los países europeos más golpeados por la pandemia.

Este último, a su vez, inició una serie de peticiones de «certidumbre fiscal y regulatoria». Un guante que recogieron también Josep Oliú (Banco Sabadell) y José Ignacio Goirigolzarri (Bankia). «Lo que hoy más necesitamos es un marco de actuación estable y previsible en todos los niveles» , dijo el presidente de la entidad catalana. El dirigente del banco controlado por el FROB fue más allá y lanzó un pequeño dardo al Ejecutivo respecto a sus planes de subidas de impuestos. Reclamó no imponer «esfuerzos extraordinarios en forma de impuestos o requerimientos de diverso tipo» que puedan ser un lastre más para la rentabilidad del sector. «El desarrollo de un país requiere que sus bancos sean rentables», comentó, al tiempo de que advertía que si las entidades no son rentables será un problema con impacto en toda la sociedad.

Jordi Gual, presidente de Caixabank, más allá de esos mensajes, fue el que hizo más hincapié en poner en valor las ayudas provenientes de Europa. Se refería tanto al fondo de reconstrucción comunitario como a las inyecciones de liquidez del BCE. En este sentido, reclamó a las autoridades una «buena administración» de los recursos que se asignen a España para que alcancen a los sectores de actividad más dañados por la crisis del coronavirus.

En concreto, mencionó la necesidad de apoyar con esas partidas presupuestarias a ámbitos como el turismo, el ocio, la hostelería, la cultura... El capítulo bancario lo cerró José Luis Aguirre, dirigente de Ibercaja, con unas palabras en línea de lo que pedía Antonio Garamendi hace pocas semanas: confianza. «Es necesario dar confianza a la sociedad en la recuperación de la estabilidad de sus empleos», dijo.

Después, se dieron cita los máximos responsables de las principales compañías energéticas , que coincidieron en que una aceleración de los objetivos de la transición energética contribuiría enormemente a generar empleo y a salir de la crisis.

El presidente de Iberdrola, Ignacio Galán, subrayó que «la electrificación de la sociedad es clave para la recuperación económica, dado que el sector es uno de los que mayor efecto arrastre ejerce» . Explicó que «por cada empleo interno generado, se generan 12 en sectores como la construcción, la fabricación de bienes de equipo, servicios de ingeniería, instalación y la máquina herramienta».

Para Galán, gracias al Plan Nacional de Energía y Clima, España ya dispone de una hoja de ruta para que la inversión que se produzca en el sector durante la próxima década genere 300.000 empleos. Y pidió que se acelere su implementación a 2025 , lo que «tendría un efecto inmediato en el crecimiento económico y el empleo, aumentando la competitividad, disminuyendo nuestra dependencia energética del exterior, mejorando la balanza de pagos y reduciendo nuestras emisiones de gases nocivos, todo ello sin poner presión en las cuentas públicas».

El presidente de Iberdrola dijo que es fundamental «la eliminación del límite máximo de inversión del 0,13% del PIB que tenemos en nuestra legislación». Y considera imprescindibles y urgentes varias medidas, como la reorientación de la fiscalidad a partir del principio de «quien contamina paga»; la revisión del modelo de mercado eléctrico; la agilización de los procesos administrativos; el incremento de los apoyos a la I+D+i; y el diseño de una política industrial.

Después de Galán tomó la palabra el presidente de Acciona, José Manuel Entrecanales, que subrayó que «la crisis sanitaria ha pasado a ser prioritaria sobre la climática , pero no podemos aplazar la segunda por resolver la primera». Añadió que «España puede liderar el cambio , ya que nuestra ventaja competitiva es incuestionable» . También quiso romper un lanza por las grandes empresas, «por su generación de empleo y por su contribución fiscal».

A continuación habló el consejero delegado ejecutivo de Endesa, José Bogas, que subrayó que «son las empresas las que tienen el potencial inversor» y «que economía y medioambiente ya no caminarán nunca por separado». «El medioambiente y la sostenibilidad serán claves en esta recuperación».

Bogas pidió reducir los «artificiales altos costes de la energía» , así como las barreras burocráticas, contar con una buena regulación, facilitar las inversiones y rebajar las cargas fiscales para impulsar la electrificación.

El presidente de Repsol, Antonio Brufau, afirmó después que «hay que ser rápidos y aplicar medidas contundentes que tengan efecto inmediato, sobre todo, en el empleo». Insistió en que «hay que apoyar a la industria, sea cual sea su tamaño». Hay que crear industria nueva, «pero sin destruir la que hay», ya que la industria es la que genera más empleos estables y mejor pagados».

Pidió un plan para reactivar al automóvil , pero de todas las tecnologías, no solo los eléctricos «que no se fabrican en España», también los de combustión, «que sí se hacen aquí». Brufau discrepó de las eléctricas al decir que «se necesitan todas las tecnologías para la descarbonización y que las autoridades deben ser neutrales con las tecnologías».

A continuación tomó la palabra el presidente de Naturgy, Francisco Reynés, que manifestó que «España es un excelente país para vivir, trabajar, invertir y visitar» , para lo que debe de haber «una fiscalidad atractiva». Destacó que «somos un país fiable, con proveedores competitivos y marcos regulatorios estables». También pidió una estabilidad normativa en las relaciones laborales , persiguiendo la economía sumergida y con mecanismos de flexibilidad.

El presidente de Viesgo y también de Enerclub, Miguel Antoñanzas, cerró esta mesa. Recordó el compromiso del sector de duplicar las inversiones en redes eléctricas en los próximos diez años, para lo que «es necesario eliminar el límite en las inversiones que marca la legislación» . Antoñanzas dijo que España «quiere y debe ser clave en la transición energética» y que «el plan intensivo de inversión en redes creará empleo, sobre todo, en zonas despobladas».