Banesto, punto final a varios relatos
Banco Santander cierra los 110 años de esa historia de ascenso y decadencia que representó la entidad madrileña
Banesto, punto final a varios relatos
La definitiva integración de Banesto en Banco Santander pone punto final a varias historias de largo recorrido. Por un lado la de una entidad financiera más que centenaria, que fue la primera de España durante el segundo tercio del siglo XX y que acompañó ... y protagonizó parte de la peripecia del capitalismo español. Además significa el fracaso de la que podemos llamar banca madrileña (incluida Caja Madrid), que durante más de dos siglos fue la más importante de España . Fracasaron los banqueros catalanes, asturianos, valencianos, gallegos y andaluces para ceder la hegemonía a los banqueros vascos y santanderinos, reubicados ambos en Madrid. Y el fin de Banesto avala también la tesis de que los bancos que entran en crisis no resucitan, ni siquiera bajo otro paraguas y soporte financiero. Las averías se parchean, pero no hay reencarnación.
Banesto intentó reescribir su viabilidad y prestigio de banco comercial español bajo la protección del grupo Santander , sin conseguirlo. La matriz tuvo que ir en su auxilio meses atrás comprando activos dañados y oficinas innecesarias, pero a la postre ni la vieja marca ni la filial añaden valor al grupo, ni siquiera pueden ser objeto de venta con buenas plusvalías, porque ahora sobran redes bancarias y falta mercado.
La decisión del consejo del Santander para integrar todo su negocio financiero español bajo una sola marca, balance y estrategia es pragmática , lo correcto para el negocio, lo que corresponde a una crisis financiera y general como la actual. Además esa es la estrategia aplicada por el Santander en los otros mercados donde está presente: en Brasil y en Gran Bretaña, que son las inversiones más valiosas del grupo financiero español; con más potencial que su posición en España.
El origen de Banesto es paralelo al primer capitalismo español de mediado el XIX , vinculado a la construcción y explotación de los ferrocarriles (los del norte de España) y a la financiación de la deuda pública española. El ferrocarril español fue resultado de sumar tecnología británica, capital francés y algunos añadidos locales. Isaac Pereire y sus hermanos constituyeron en Madrid la Sociedad General de Crédito Mobiliario para financiar ferrocarriles y deuda pública en 1856. Desde finales del XIX, al amparo de nueva legislación, transformaron la sociedad financiera en entidad de crédito, de manera que en 1902 nació Banesto, 20 millones de pesetas de capital fundacional, dos tercios de accionistas franceses y un tercio de familias españolas, entre ellas Fernández Villaverde y Álvarez Estrada (exministros de Hacienda de la Restauración).
A finales de los años veinte se incorporaron al banco financieros madrileños como los Garnica (decisivos para en engrandecimiento de la entidad) y los Argüelles, que completaron la dirección y la propiedad del banco, que alguien calificó de las «tres mentiras», ni banco, ni español, ni de crédito ; aunque luego logró ser banco comercial líder y también banco industrial con una activa presencia en la industria española (eléctrica, cementera, petrolera, metalúrgica…).
Por méritos propios Banesto mereció la calificación de primer y mejor banco español. Y también por deméritos propios entró en decadencia irreversible desde los años setenta a los noventa, acelerada por la irresponsable gestión del audaz Mario Conde, que protagonizó la mayor crisis financiera española del siglo XX, la intervención del Banco de España (1993) y la venta posterior del banco al Santander (1994), que ha gestionado Banesto desde entonces para, finalmente, absorberlo y mandar la marca al almacén de los objetos inservibles.
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