CON PERMISO

Unos Presupuestos «preciosos» para una ‘lexatin nation’

Para todo tiene remedio nuestro Gobierno de coalición: aprueba unas cuentas inclusivas, sostenibles, preciosas y tranquilizantes. Con bonos placebo y fondos UEal por mayor para adormecer a un país con la economía en el congelador pero con la mirada en las urnas

Yolanda Díaz y Pedro Sánchez, esta semana en La Moncloa tras pactar los Presupuestos Borja Puig de la Bellacasa

Las cuentas del Estado incorporan elementos novedosos para el terreno de la econometría. Aunque el mejor calificativo que han encontrado en La Moncloa para definirlos es «preciosos». Bueno, y «tranquilizadores». ¡De coña! En realidad, son unos Presupuestos idóneos para una ‘lexatin nation’, que dirían los ... cursis monclovitas, con el presidente Sánchez a la cabeza. Bonos placebo y fondos al por mayor para adormecer a un país con la economía en el congelador.

Pues... 27.000 millones de euros de fondos europeos infiltrados entre los Presupuestos del Estado es una osadía casi a la altura de un gasto social equiparable a la subida de los impuestos a la clase trabajadora. Es decir, el bono cultural que van a recibir los que cumplan la mayoría de edad lo van a pagar con creces sus padres. Luego, el Gobierno se reserva el derecho a decirles dónde pueden gastarlo y dónde no, no vaya a ser que esos mayores de edad sean tan cortos que les dé por invertir el maná de La Moncloa en una corrida de toros o en las memorias de Aznar.

Y con el mismo desahogo que siguen apuntando unos dineros que no llegan nunca, te meten la mano en la cartera y te guían para gastarlos en lo que cuatro echados para adelante determinen. ¿Ustedes conocen a alguien que se haya beneficiado ya del plan Next Generation? ¡Eh! Plus Ultra no vale.

Sigo. Son tan «preciosos» los Presupuestos que no les han hecho falta ni maquillarlos. ¿Para qué?, no lo necesitan, largan con una sonrisa profiden de oreja a oreja que son los más sociales del planeta y de la historia, y van a misa. Ni medio pero. Y si hay algún colectivo susceptible de no tragar, pues se le subvenciona y punto pelota. Subida de impuestos, intervención en el mercado del alquiler, subida sin fin del gasto corriente, persecución a las grandes empresas, y todo aderezado con lo que más les gusta al Gobierno más progresista jamás conocido: desincentivando el esfuerzo, más que incentivando al más vulnerable. ¿Para qué si puedes tenerlo gratis y tumbado a la bartola? Y en dos años... votos a mansalva a la buchaca socialista.

Un ejemplo de la incongruencia de sus ayudas a los necesitados: con la nueva ley de vivienda, un millonario con nueve viviendas no tendrá limitación en el precio del alquiler, pero la rentabilidad de un ciudadano de a pie que haya intentado invertir en su jubilación –visto lo vivido– ahorrando en un fondo de pensiones que tenga más de 10 viviendas, ¡palo al canto! Y todo así siempre.Pero son los más demócratas y sociales del universo...

El caso es que las cuentas del Estado reflejan como pocos tratados la imagen de país menor de edad que el Gobierno socialcomunista tiene de nosotros. Somos tan nosotros que hasta nos tienen que decir si podemos tener un canario en casa. Todo, por supuesto, después de que una recua de maestros ciruela podemitas nos facturen un curso ad hoc sobre la tenencia inclusiva de aves domésticas para evitar la desgracia del heteropatriarcado rapaz. Nos previenen sobre los núcleos zoológicos. ¡Qué majos! En eso sí han acertado de pleno. ¡Vaya fauna! Aunque el problema de los Presupuestos 2022 no es ya que estén asentados sobre unos fundamentales que cuestionan hasta los organismos oficiales de Economía –y verán en breve la cascada de revisiones de organismos internacionales o nacionales...– sino que están diseñados para dividir. O estás conmigo o estás contra la cultura. O estás a mi favor o no tienes sensibilidad animal. Y después queda el problema del mundo real, donde operan los inversores, grandes y pequeños, fondos y ahorradores domésticos.

Es ahí donde se juega el partido de la vida de verdad, donde solo hay que pegar la oreja para escuchar los lamentos de la industria del automóvil porque la crisis de los semiconductores les ha parado la producción. O es ahí donde la subida de la electricidad ha disparado los costes de producción en muchos millones de euros, porque para una gran empresa la diferencia con respecto a hace un año son más de cien millones de euros anuales en extra de costes energéticos, y ese dinero que va a pagar la factura de la luz no va a contratar empleados ni se dedica a investigación. Esta sí es la vida real. De momento, hay potenciales socios que no tragan. Los políticos van por otros lares. PNV y JxC están en contra del decretazo eléctrico, que llevan en la sangre aún a Iberdrola y Naturgy, respectivamente.

En cualquier caso, para todo tiene remedio nuestro Gobierno de coalición. Lo dicho: unos Presupuestos inclusivos, sostenibles, preciosos y tranquilizantes. Casi tanto como los dardos que se usan para dormir elefantes. Porque ese es el plan: cómprate el libro de ‘Manual de Resistencia’ y échate a dormir. Y la misma receta tiene preparada para el tejido empresarial: estad tranquilos y ved muchas series de Netflix. Ya lo dijo Sánchez el viernes: «vamos a construir una ‘start up nation’», con el mismo desparpajo que se gasta un ridículo anglicismo tres días después de marcarse una rueda de prensa para vender un plan de marketing de la lengua española. Ya está tardando en montar otro acto «España Puede» para que le vayan a aplaudir los Presupuestos preciosos los mismos que viven en la ‘lexatin nation’.

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