La subida de los precios mina el poder adquisitivo de los salarios

Aunque el BCE explica que los aumentos son temporales, Juan Carlos Higueras, analista económico y profesor de EAE Business School , avisa de que un IPC del 2,9% «puede enquistarse no solo durante este año sino en los siguientes en la medida que el BCE siga con su política monetaria expansiva y tipos de interés negativos, algo que ha confirmado que mantendrá». Una visión que no comparte Juan Moscoso del Prado, economista y director de programas en Deusto Business , que comenta a ABC que España tiene todavía «margen para crecer y poner en marcha políticas expansivas sin que repercutan en el precio».

Sí puede preocupar más el escueto crecimiento de los salarios, que se sitúa lejos de las intenciones que la patronal y los sindicatos marcaron en el Acuerdo Interconfederal para el Empleo y la Negociación Colectiva (AENC) , caducado en 2020 y aún pendiente de ser renovado. Este planteaba subidas del 2% con posibilidad de aumentar un punto como máximo dependiendo de algunos factores. Aparte, CC.OO. y UGT también aprovecharon los datos de la inflación de ayer para pedir que se suba el salario mínimo, con el fin de que las personas con menos recursos puedan hacer frente a las subidas de los precios.

Entre los elementos que más están minando la capacidad adquisitiva de los consumidores se encuentran la electricidad, los carburantes y los alimentos como el aceite de oliva, todos ellos productos de primera necesidad y que alcanzan crecimientos de más de un 20% interanual. Estos días los precios de la electricidad han registrado récords cinco días consecutivos, rompiéndose hoy esa tendencia alcista. Aunque los 114,63 euros el Mw hora de hoy sábado es el tercer registro más alto de la serie histórica.

La incidencia de la energía en el IPC se muestra al comprobar la inflación subyacente , que es aquella que no toma ni los precios de la propia energía ni la de los alimentos sin preparar. Esta se situó en julio en el 0,6%.

El peso de la energía en los precios es uno de los motivos por el que los expertos esperan que los aumentos de la inflación sean temporales. De hecho, para Philippe Waechter , economista jefe de Ostrum AM , la moderada inflación subyacente «puede explicar el bajo impulso del crecimiento de los salarios en comparación con la tasa de inflación. Los salarios subirán cuando veamos tensiones en la economía, no antes». Con respecto a los salarios añade que «nunca es una buena idea indexar los salarios a la inflación, cuando esta inflación proviene principalmente del precio de la energía».

Por su parte, Pablo de Vicente, asesor financiero senior de Evolutio Capital interpreta que otro de los problemas aparejados al dato de la inflación es que hay componentes que forman parte del gasto de los consumidores que se quedan fuera del cálculo del IPC. «Si estos datos, y alguno más, se incluyeran veríamos como los incrementos que se presentan de IPC estarían más ligados con nuestros gastos reales. Y, de este modo, observaríamos como las actualizaciones de nóminas y pensiones estarían mucho más en consonancia con la realidad», apunta el analista. «Se deberían actualizar con más frecuencia los pagos. La inflación es mala cuando no va ligada a un incremento de los ingresos en sus mismas proporciones», añade De Vicente