Las soluciones del eje Merkel-Sarkozy
Más gobernanza y una «regla de oro presupuestaria», gravar las transacciones financieras y un impuesto de sociedades común para evitar otro «paraíso irlandés»

Más gobernanza y una «regla de oro presupuestaria» para los 17
Los dos gobernantes abogaron por crear «un verdadero Gobierno económico» y señalaron a sus respectivos países como «punta de lanza» de esta integración. Para cumplir el objetivo proponen crear un Consejo de jefes de Estado y de Gobierno que se reuniría, al menos, cada seis meses y tendría al frente un presidente fijo, renovable cada dos años y medio. Merkel y Sarkozy desean que el primero sea el actual presidente del Consejo Europeo, Herman Van Rompuy (en la imagen). Además exigen que todos los países de la zona euro incluyan en sus constituciones un techo de gasto. Esta medida, ya en vigor en Alemania, se conoce en el país galo como «la regla de oro», aunque aún no la tengan inscrita en su Carta Magna.
Gravar las transacciones financieras para involucrar a los bancos
Otra de las propuestas que pondrán sobre la mesa será la de cobrar una tasa por las transacciones financieras, más conocida como «la tasa Tobin». Sin embargo, parece una medida desesperada e improvisada ya que ni Sarkozy ni Merkel desvelaron detalles sobre este «impuesto a la banca». Una idea que ha sido discutida ampliamente en los pasillos de Bruselas pero que nadie se atrevía a formalizar. No obstante, tanto el presidente francés, como la canciller alemana, rechazaron la creación de Eurobonos que reclama, entre otros, Italia. Como argumento aseguraron que una Europa más unida necesita «medidas de más fondo» y que tal medida restaría credibilidad a los países con mayor solidez económica, es decir, a los suyos.
Un impuesto de sociedades común para evitar otro «paraíso irlandés»
Su tercera idea para potenciar la recuperación económica europea apunta a la armonización del impuesto de sociedades entre los 17 como fórmula «indispensable» para mejorar la competitividad y de paso, evitar que se cree un nuevo «paraíso» fiscal, al estilo irlandés. Como muestra de la «convergencia franco—alemana», ambos jefes de Estado se comprometieron a aplicar a sus empresas un impuesto de sociedades común, a partir de 2013. Merkel destacó que Francia y Alemania tienen que ser los primeros en unificar sus tasas, «conscientes de que deben dar ejemplo» y ganar de nuevo la debilitada confianza de los mercados.
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