Sánchez promete a Bruselas que la reforma laboral no se hará sin CEOE

Frente al premio Nobel de Economía Joseph E. Stiglitz, el secretario general de la OCDE, Mathias Cormann, o la economista jefe del Banco Mundial, Carmen Reinhar, así como el comisario de Economía de la CE, Paolo Gentiloni, y la propia vicepresidenta primera, Sánchez calificó de «contrarreformas» a las normas laborales y de pensiones puestas en marcha por el PP en 2012 y 2013. Y aseguró que «todo el Gobierno está comprometido en abordar la modernización del mercado laboral». Detalló tres objetivos: « Extirpar la precariedad, impulsar la competitividad y restablecer el equilibrio en la negociación entre empresa y trabajadores».

Las palabras del presidente llegan en un momento no solo de alta tensión en el seno de la coalición, sino también con la vigilancia de Bruselas en máximos desde que se desbloquearan los fondos europeos. La cercanía del fin del plazo para negociar el alcance de la reforma laboral ha aireado las vergüenzas de una guerra fría interna, que lleva gestándose de manera más intensa desde que el Ejecutivo enviara el plan de reformas a Bruselas, y que ahora ha subido de rango: el enfrentamiento tradicional entre Calviño y Díaz implica ya al presidente y a altos miembros de la Comisión Europea. Bruselas asiste con sorpresa al doble discurso dentro del Gobierno dividido y es por ello que ayer quiso oír todas las versiones con reuniones por separado. El comisario europeo de Economía mantuvo encuentros con Sánchez, con Nadia Calviño, con Yolanda Díaz y con José Luis Escrivá, al que pidió cuentas sobre el estado de la reforma de pensiones.

Sánchez debe cumplir con Bruselas a la vez que sofocar el fuego en el seno de la coalición. Esta lucha tiene dos vertientes: la política y la económica , y ambas están unidas entre sí por una amplia red de vasos comunicantes. En la primera, el objetivo es liderar el discurso de la derogación de la reforma laboral, cuestión clave para Unidas Podemos y Yolanda Díaz, que ha exprimido al máximo este mensaje, provocando incluso comentados gestos de desaprobación de Calviño en el Congreso. Ayer, Díaz elevaba el tono de su discurso y pedía al PSOE que «se aclare» sobre lo que quiere hacer con la reforma laboral del PP. «Se están dando declaraciones diferentes», apuntó.

El relato sobre la normativa laboral es también capital para el PSOE y de hecho el partido ha luchado estos días por no perder terreno con declaraciones como las de su vicesecretaria general, Adriana Lastra, afirmando por ejemplo que el Gobierno va a derogar la reforma laboral «y lo va a hacer el PSOE». Posición que también había asumido Sánchez, pero que rápidamente tuvo que matizar por el revuelo generado en Bruselas.

De ahí su alineación ayer con Calviño, que mantiene una posición mucho más comedida, y al gusto de Europa , con respecto a la norma laboral del PP: ella nunca habla de derogar sino de lograr «un paquete equilibrado» de medidas. Y de ahí también el intento de Sánchez de que la reforma laboral pase por Economía, algo que rechaza en rotundo Díaz. La gallega quiere llevar las riendas de los cambios y ya ha dicho que lo hará con el acuerdo de la CEOE o sin él. Sánchez, por el contrario, aseguraba ayer a los empresarios un puesto clave en la negociación. La preocupación en Bruselas por esta reforma ha sido trasladada directamente al mundo empresarial en varias ocasiones. Esta es, precisamente, la baza que está jugando ahora Calviño, que ha intensificado sus contactos con los dirigentes empresariales en los últimos días. En paralelo, Yolanda Díaz era aplaudida entre gritos de «¡Presidenta, presidenta!» en el congreso de CC.OO. celebrado este fin de semana, momento que los sindicatos aprovecharon para recordar que si no se derogaba la reforma laboral habría movilizaciones.

Cabe recordar que nada más desbloquear el acceso a los fondos de recuperación a nuestro país, la Comisión dejó por escrito y sin lugar a dudas su negativa a que se dé marcha atrás a la reforma laboral de los años 2012 y 2013, esto es, la «reforma laboral del PP ». «El informe más reciente sobre España recordaba la necesidad de preservar los elementos de las reformas del mercado de trabajo introducidas en 2012-2013 que han desempeñado un importante y reconocido papel en el impulso de la recuperación generadora de empleo iniciada en 2014», apostillaba la Comisión en un pie de página del documento que elaboraron los servicios de la Comisión.

Y es que la relación de esta con el Gobierno no es tan idílica como se pretende aparentar, t eniendo en cuenta que la Comisión no ha logrado aún definir y cerrar el calendario de la puesta en marcha de las reformas que se ha comprometido a hacer Sánchez antes de recibir los fondos de recuperación. Tal y como avanzó ABC, a estas alturas Europa no sabe qué piensa hacer el Ejecutivo en los asuntos como la reforma laboral, ni en qué fechas, ni de qué manera e insiste en que este documento con el calendario y los hitos concretos debe hacerse público. Y hasta que la hoja de ruta no se aclare por parte del Gobierno retendrá los 10.000 millones que debería liberar en diciembre.