Esto al presidente Pujol no le pasaba

La fusión entre Caixabank y Bankia ha sido la mayor derrota de una idea fuerte de Cataluña desde la recuperación de la democracia

INÉS BAUCELLS

Esto al presidente Pujol y a Macià Alavedra no les pasaba. No les ha pasado ni a Urkullu ni a Feijóo. Pero hace tiempo que el catalanismo ha olvidado lo que le sucede al que se tira por la ventana. La fusión entre Caixabank ... y Bankia ha sido la mayor derrota de una idea fuerte de Cataluña desde la recuperación de la democracia. Si ya Caixabank trasladó su sede social a Valencia como respuesta a la celebración del referendo ilegal sobre la independencia en 2017, no es difícil imaginar en qué ciudad establecerá sus servicios centrales, a corto o medio plazo, tras la unión anunciada.

El independentismo ha acusado a La Caixa de españolista, de traidora, y le anima a que se marche , con la habitual ignorancia de los que fían su suerte a la culpa ajena. Pero la única verdad es que el presidente de la Generalitat, Quim Torra, y el consejero de Economía, Pere Aragonès (ERC), se enteraron de la fusión por la prensa porque en su extravío y en su insignificancia, a nadie se le ocurrió que fuera una buena idea -ni siquiera necesario- consultarles. Hace treinta años, la figura del presidente de la Generalitat y la del presidente de La Caixa podían compararse en importancia. Desde que Artur Mas enloqueció, al presidente de la Generalitat sólo le toma en serio la Guardia Civil y el juzgado de guardia.

La Caixa y Bankia crearán un banco catalán y madrileño presidido y dirigido por dos vascos (José Ignacio Goirigolzarri y Gonzalo Gortázar, como minuciosamente explica María Jesús Pérez en su detallada información). Barcelona, Madrid, Bilbao. Y también Sevilla, en la medida en que Caixabank absorbió a CajaSol, entidad financiera de referencia de la capital andaluza. Se desvanece la Cataluña soberana y emerge la España vertebrada por la realidad.

Puigdemont fugado en Waterloo, Junqueras en la cárcel y Caixabank a punto de marcharse definitivamente a Madrid. Que el presidente de la nueva entidad vaya a ser Goirigolzarri y no Jordi Gual (actual presidente de Caixabank) no puede en modo alguno desvincularse de la relación de este último con el independentismo. Hay una ideología de la derrota, y es una derrota que pudo leerse desde el principio. Y ni siquiera porque la unidad de España sea un hecho indiscutible, ni porque la independencia de Cataluña sea imposible, sino por el infantilismo irresponsable , la inmadurez política de tribu, de poblado, y la terrible falta de inteligencia también en lo personal de los que han llevado a Cataluña a sufrir todas las frustraciones posibles, todo el dolor y todo el ridículo.

La épica separatista , el tratar de convencer a su turba de que el gran sueño es aún posible o la sensación de que, pese a las momentáneas inconveniencias, el partido se estaba ganando, han muerto definitivamente en esta fusión que no ha sido fruto ni de la improvisación , ni de la presión política ni de la causalidad, y que se ha llevado a cabo desde el convencimiento de que los problemas y las soluciones no están en el mismo lugar.

Abanca continúa siendo plenamente gallega y Kutxa absolutamente vasca por los mismos motivos que Caixabank va a fusionarse con Bankia. A Urkullu y a Feijóo no les han hecho lo que tampoco les habría pasado a Macià Alavedra y a Jordi Pujol. La mediocridad tiene consecuencias, y si te tiras por la ventana no es que te mueras, es que te matas. Puigdemont animó hace unos días a los suyos a buscar la «confrontación inteligente con España». Ni Feijóo ni Urkullu reclaman la independencia, y en la Cataluña del «lo volveremos a hacer» emerge por todas partes un insufrible hedor a provincia.

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