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Los renglones torcidos del negocio de los libreros

El pasado año estos establecimientos vieron cómo bajaban sus ventas un 3%

María José Pérez-Barco

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Las librerías españolas y sus libreros están de capa caída. Después de unos años en que parecía que levantaban cabeza tras la crisis, ahora viven atenazados por la dura competencia de las grandes plataformas online y por los cambios en los hábitos de un consumidor que lee de forma diferente y también compra las publicaciones de manera distinta. «Lo peor lo sufren las más pequeñas. Hay librerías que pierden dinero y bastantes se encuentran en números rojos», se lamenta Rafael Bravo, uno de los autores del último informe del Observatorio de la Librería, y profesor la Universidad de Zaragoza. Con esta tendencia como tónica general las ventas de libros cayeron en 2018 un 3,3%. Ya lo habían hecho un 1,8% en 2017, frenando así la evolución positiva que venía registrando desde 2013.

«En 2016 el sector había crecido porque lo hacían las grandes librerías. Pero eso enmascaraba un problema: ocultaba la situación de las pequeñas, que iban mal. En 2017 éstas seguían yendo mal y las grandes empezaban a reducir sus ventas. Hasta que el año pasado ya perdieron todas, más o menos, en la misma proporción», explica el profesor. La situación no resulta nada boyante para estos negocios. Solo para hacerse una idea: la mitad de ellos factura menos de 90.000 euros al año, apenas para la supervivencia.

Las cosas están mal, pero ante los malos augurios que vaticinan algunos, el profesor Bravo asegura que «el libro en papel no va a desaparecer». También lo cree Javier López, director de Cegal (Confederación Española de Gremios y Asociaciones de Libreros). «Cuando apareció el ebook —recuerda—, muchos decían que el libro en papel solo supondría un 10% de las ventas en 2020. Hoy se ha comprobado que esto no se ha cumplido y son los ebook los que suponen un 12% del mercado del libro. El libro seguirá en cualquier soporte».

No obstante, cierto pesimismo está haciendo mella en muchos libreros. El informe del Observatorio ha testado también su estado de ánimo: el 45% cree que el próximo año va a ser malo para el sector. Para ellos el problema más grave es la competencia derivada de las grandes plataformas de ventas online. Los libreros no pueden competir en logística frente a estos titanes de internet, ni ofrecer sus descuentos. Además, en este caso el sector exige cumplir la libre competencia «en igualdad de condiciones, lo que significa entre otras cosas igual fiscalidad para unos y otros», solicita el director de Cegal.

El segundo problema es que se han perdido compradores de libros en papel, ya que el consumidor va cambiando hábitos y mira hacia otras alternativas de ocio (redes sociales, series en plataformas como Netflix, aplicaciones en móviles y tablets…). «Muchos libreros hacen referencia a que tienen un tipo de cliente fiel y envejecido que lee bastante, pero no hay relevo generacional. Los jóvenes se están perdiendo. Eso no significa que no se lea. Cada vez se lee más, pero de distinta manera y eso también afecta a la compra de libros. Ahora se lee directamente de internet», explica Rafael Bravo. El informe del Observatorio revela que una parte de los lectores prefiere el libro electrónico (6,8%), formato que es vendido de manera minoritaria por las librerías tradicionales independientes.

Pacto de Estado

Tampoco las administraciones y el sistema educativo ayuda a este gremio. Se promociona poco la lectura, muchas ampas (Asociaciones de Madres y Padres de Alumnos) compran libros directamente a las editoriales, los programas de gratuidad de los libros de texto de algunas comunidades autónomas también han perjudicado... «Para que las librerías puedan vivir una época mejor es muy importante el fomento de la lectura y eso requiere políticas culturales y educativas. Es urgente un pacto de Estado por la lectura que incluya medidas concretas de apoyo a las librerías», apunta Javier López, además de una revisión de las normas de contratación pública para la venta de libros.

«Las recomendaciones de un librero, según las preferencias del lector, no las da ninguna plataforma online»

Para superar el bache, las librerías se ponen en valor reconvirtiéndose en centros dinamizadores de la cultura en barrios, pueblos y ciudades. Exposiciones, talleres, presentación de novedades, visitas de autores y de ilustradores... forman parte de su actividad. Pero nunca hay que olvidar el «papel prescriptor del librero», que resulta «vital», como indica López. «El trato individualizado —añade—, las relaciones personales que se establecen entre lectores y libreros, sus recomendaciones según las preferencias y gustos del cliente... Esa solución no te la da el comercio online».

El camino digital

Aunque las librerías tampoco dejan de lado la venta online, que crece. Una de cada cuatro tiene un canal de venta online (el 25,8%, en 2016 era el 22,4%), pero el porcentaje de facturación que supone este canal se mantiene constante desde hace dos años, un 11% del total de ventas.

Uno de los objetivos es mejorar esas cifras. Por eso, los libreros quieren estar más presentes en el entorno digital y hacen un esfuerzo hacia la modernización. Una de las herramientas tecnológicas más importante que han puesto en marcha desde Cegal es el portal de búsqueda de libros todostuslibros.com, una base de datos con 1,2 millones de títulos disponibles, con la información que aportan 750 librerías y con más de dos millones de visitas mensuales. «Es muy posible que te resulte más rápido buscar el libro en esta web y acercarte a la librería que tienes al lado, que esperar a que te llegue a casa desde una plataforma online», asegura López. Todostuslibros.com dará el gran salto al año que viene cuando, además de facilitar la búsqueda de un libro, también permita su compra online.

La venta online crece, pero su facturación se mantiene desde hace dos años: un 11% de la venta total

Hay otras formas de seguir adelante. Unas librerías incorporan nuevos productos a sus estanterías y escaparates: papelería, merchandaising... Otras se inclinan por la especialización. «Es una forma de sobrevivir viable —afirma López—. Cuando una librería especializada abre en una ciudad es un aporte de selección muy importante. Hay pequeñas librerías que tienen un fondo muy selecto hecho por el librero. La especialización en infantil y juvenil es un segmento con bastante fuerza que ocupa un papel importante al cultivar el fomento de la lectura». Los libreros lucha de todas las formas posibles para no tocar fondo y reconvertir, una vez más, el negocio de un gremio milenario.

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