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Una receta innovadora con principio activo de tradición

La visión integral con la que Pedro Prim alumbró su negocio de ortopedia hace 150 años permanece en una empresa que navega en la vanguardia tecnológica sin renunciar a su esencia familiar

Jorge Prim y Lucía Comenge Ignacio Gil
Fernando Pérez

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Este viaje empresarial comienza... abandonando el camino. Es el año 1870, y Pedro Prim Fernández , un zapatero ortopeda de la localidad navarra de Alsasua, decide aparcar el carro tirado por mulas con el que visita los pueblos de los alrededores en maratonianas rondas. ... Es el momento de que los pacientes acudan a él, y no al revés, piensa. Funda así un taller que rápidamente gana prestigio por su pulso innovador . En 1888 registra su primera patente, «un aparato para suplir las extremidades humanas». Pero son sus ‘pies artificiales’, o ‘ sistema Prim para pies defectuosos ’, patentados en 1894, los que lo elevan a referente del sector.

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