Las pymes buscan con urgencia una vacuna digital frente a la crisis
La irrupción de la pandemia ha obligado a las pequeños negocios a dar saltos de gigante en su transformación tecnológica, pero las necesidades del día a día y la falta de formación y financiación frenan la profundización en un proceso clave para su supervivencia

Estaban dormidas ante las nuevas tecnologías, pero han despertado en plena pandemia y en los meses más duros de confinamiento han comenzado a esprintar en la carrera de la transformación digital teniendo como meta la supervivencia. En mayor o menor medida, las pymes y trabajadores ... autónomos que han iniciado ese recorrido reciben pedidos de venta por WhatsApp; se comunican con sus proveedores a través de plataformas colaborativas; utilizan sistema de pago y cobro digitales; anuncian sus novedades y promociones en redes sociales o muestran sus catálogos a través de códigos QR, incluso las hay que han instalado sensores en sus establecimientos para evitar aglomeraciones; muchas han mandado a sus empleados a teletrabajar desde casa y otras tantas han configurado en tiempo récord sus propias web, plataformas de ecommerce o se han hecho hueco en los grandes marketplace.
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Sin embargo, el proceso de transformación digital de un negocio, por pequeño que sea, es mucho más profundo. Y ahí les queda recorrido: muchas pymes no disponen de una base de datos de sus clientes; todavía no se han acercado a la tecnología del big data, ni la a analítica de datos ni al blockchain; no usan cloud, y no están entrenadas en el marketing digital y tampoco en ciberseguridad. La falta de financiación y de formación en competencias digitales son algunos de los obstáculos que encuentran en esta carrera de fondo hacia la transformación digital. La esperanza está depositada en los fondos europeos destinados a la digitalización de negocios de empresarios y autónomos. Y en el Plan de Recuperación del Gobierno español que destinará un 17% de ese montante que llegue de Europa al mismo fin. Pero las dudas surgen al plantearse cómo se canalizarán esa inyección de recursos y qué otras medidas llevarán aparejadas.
Las pymes suponen el 99% de las empresas existentes
Las pymes son las reinas del tejido empresarial español. Suponen el 99% de las empresas existentes (el 93% de ellas son micropymes de 0 a 9 trabajadores, incluidos autónomos) y crean el 66% del empleo en nuestro país, con datos de enero de este año de la Dirección General de Industria y de la Pequeña y Mediana Empresa. No obstante, un sector de tal peso en nuestra economía se ha quedado muy rezagado en la transformación digital. Y el déficit tecnológico destaca entre las más pequeñas. El informe e-pyme 2019 («Análisis sectorial de la implantación de las TIC en las empresas españolas»), de red.es, ofrece diferentes indicadores: en 2019 todavía un 24% de las microempresas no disponía de conexión a internet (es decir, casi una de cada cuatro), solo el 30% tenía web, el 5,8% realizaba ventas por internet (el porcentaje también era muy bajo en las que tienen entre 10 y 49 empleados, un 18%), el 10,4% adquirieron servicios tecnológicos basados en computación en la nube y la analítica de big data es pura anécdota entre todas las compañías, que solo la usa el 2,1% del total.

Pero la incorporación de las TIC a los negocios ya no es una opción, como señala Gerardo Cuerva, presidente de Cepyme. « Las pymes —afirma— tienen que aumentar su competitividad. Y ahora o te subes a la tecnología o dejas de ser competitivo». Desde luego, nadie duda de que entrar en el universo digital es el futuro. Además es clave para la recuperación económica. De ello está convencido todo el sector, y lo constata diferentes estudios. Uno de los más recientes, «La Sociedad Digital en España 2019», de la Fundación Telefónica, afirma: «Acelerar esta digitalización para las pymes y los autónomos puede contribuir, tras el Covid, a hacer que repunte la economía y contribuir a crear empleo en uno de los sectores más castigados junto al turismo y los servicios. La reinvención digital de España podría tener un impacto que podría alcanzar un valor anual equivalente al 1,8% del PIB hasta 2025».
Plan de choque
Antes de la llegada del Covid, tan solo el 14% de las pymes contaba con un plan de digitalización, según el índice de Economía y Sociedad Digital de la Comisión Europea. «Ese porcentaje ha aumentado en estos meses —aseguraCuerva—. La pandemia ha acelerado la utilización de las TIC por parte de las pymes. Tenemos que esperar para ver realmente qué empresas van a seguir con ello y que no se trate solo de un plan de choque», cree Cuerva.
En efecto, la incorporación de tecnologías a los pequeños negocios, desde recibir un pedido por WhastsApp a crear una plataforma de ecommerce, ha sido la tabla de salvación. «Las empresas grandes han acelerado en seis meses procesos que ya tenían en marcha para cuatro años. Y las pymes lo han hecho en 48 horas. Hemos sido efectivas a la hora de mantener nuestras relaciones comerciales», asegura Fermín Albaladejo, presidente de Ceaje (Confederación Española de Jóvenes Empresarios).
Pero el avance se ha producido «en procesos muy básicos para su funcionamiento diario. También hay que tener en cuenta que las necesidades de pequeños comercios o de una frutería no son las mismas que las de una pyme mayor del sector logístico o las de un banco», indica Nacho de Pinedo, CEO de la escuela de negocios digital ISDI. «Han incorporado tecnología pero eso no es digitalizar. Queda por ver cómo aprovechan esa tecnología para ser más productivas», plantea Alfonso Arbaiza, director de la Federación eAPyme. «No se trata de actualizar una web, ni de tener un pedido por WhastApp sino de ir a un Amazon en pequeño, de vivir en una realidad digital y aprovechar todas las oportunidades que ofrece», detalla Albaladejo.
No existe otra salida. El gran impulso que la pandemia ha dado al teletrabajo y a las ventas por internet ha configurado otra realidad, que se quedará. «O te digitalizas o mueres. Y eso no significa cerrar tu negocio físico. Es crear un negocio multicanal y conectar con el cliente. Los consumidores han cambiado, hasta los más mayores hacen compras por WhatsApp. Lo digital es para hacer negocio, es para vender y estar al lado de tus clientes», explica Joana Sánchez, presidenta y CEO de la consultora Incipy.
«Los consumidores han cambiado. Hasta los más mayores hacen compras por WhatsApp»
Para ello, las pymes tienen que hacer un cambio vital, como indica Cuerva: «La transformación digital empieza por el cambio de cultura en la empresa sobre lo que supone la utilización de las TIC. Y eso tiene que llegar al último pueblo de España. Habrá procesos que no son transformables digitalmente pero incorporar las TIC a las pymes sí hace que aumente la productividad».
Serán empresas mas ágiles, flexibles y eficientes. Se estima que la digitalización aumenta entre un 15% y 20% la competitividad y la productividad de estos negocios. «Además mejora la gestión de ventas, simplifica procesos y se obtiene mayor satisfacción de cliente y su fidelización», defiende De Pinedo. «Las empresas que se digitalizan aumentan un 11% sus ingresos y reducen gastos un 20%», añade Albaladejo.

La clave de la formación
Todos constatan el interés que están demostrando las pymes en estos meses por dar un impulso a la digitalización de sus negocios. ¿Su mayor obstáculo? «La propia formación en competencias digitales de los propietarios y directores de las pymes. O te formas o no sabes cómo y qué tienes que digitalizar», responde Joana Sánchez. «Necesitan formación, asesoramiento y recursos financieros, porque no tienen equipos de informáticos como una gran compañía», defiende Arbaiza.
Todos tienen la vista puesta en los fondos que lleguen de Europa para la digitalización de las pymes. «Las ayudas económicas tienen que estar focalizadas, ser ágiles y fáciles de solicitar y tramitar», propone Arbaiza. E ir acompañadas de otras medidas. «Se necesita un plan de digitalización específico para cada sector —continua—, porque no es lo mismo una oficina cerca de Madrid que otra en un polígono de León donde no llega fibra óptica. Además, las pymes tienen un concepto de la rentabilidad más acentuado que una gran empresa. Por eso, hay que hacerles ver que las TIC les van a ayudar a ser más productivas, hablándoles en un lenguaje cercano y práctico. Explicarles cómo anunciarse en Facebook, cómo les va a rentar; qué aplicación es mejor para el control horario del teletrabajo, cuánto le va a costar; cuánto cuesta el software...». Con la digitalización llega una oportunidad de oro para todas. Y, desde luego, será la palanca «sobre la que debe pivotar el futuro económico del país», sentencia Fermín Albadalejo.
Herramientas básicas para los pequeños
El tamaño importa cuando se asume un proceso de transformación digital, como advierte la vicepresidenta de ATA Celia Ferrero. A los más pequeños, los trabajadores autónomos y las pymes de uno y dos empleados « se les está vendiendo mucho un servicio digital muy amplio cuando en realidad necesitan algo más básico como tener un portal de venta digital o una pasarela de pago. De ahí a venderles el Big Data es exagerado. Eso genera miedo, porque no tienen formación en competencias digitales y con ese discurso creen que su negocio está acabado. Vamos a darles herramientas intuitivias y aplicaciones de botón gordo. Y pensar que también hace falta la digitalizar otros entornos como la Administración para facilitar trámites. Así sería la vida más fácil para ellos», considera Ferrero.
De fabricar lámparas a respiradores
Desde hace 40 años, Novolux fabrica soluciones para la iluminación de exteriores, de oficina y decorativa. En 2017 comenzó su proceso de transformación digital. «Hicimos una hoja de ruta digital con sesiones estratégicas con el equipo directivo y la plantilla. Eso no se hace en dos o tres meses. Se necesita formación, cambiar la cultura e inversión», cuenta Alex Morales, director general de esta empresa. En los meses de confinamiento paró la actividad hasta que reorientó su línea de producción a la fabricación de respiradores. «Pudimos hacer ese proyecto —explica— entre un consorcio de siete empresas gracias a que estábamos conectados en red. En casa construimos el proyecto de los respiradores. Mantuvimos la línea de producción y el 70% de la compañía trabajaba online».
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