Proyecto 1785, rediseñar España en positivo

A pesar de que son tiempos especialmente díficiles para encontrar puntos de unión y caminos de consenso , Proyecto 1785 es una startup que nace con la pretensión de reivindicar una imagen moderna y fresca de España. Su nombre hace referencia a la fecha en la que se realizó el primer concurso de diseño en nuestro país. Carlos III lo convocó para sustituir la antigua enseña (blanca y con un gran escudo) por otra bandera de colores vivos que evitara que los barcos españoles se confudieran con los de los enemigos en el fragor humeante de la batalla. «Creo que es tremendo lo que nos pasa a los españoles con nuestros símbolos. Tenemos una serie de frenos para exteriorizar nuestra identidad, quizás provocados porque estos se asocian a nuestra reciente historia y se desconoce su origen real. Nueve de cada diez personas a las que preguntamos, por ejemplo, no había oído hablar de esta historia, que es muy blanca y muy bonita, de cómo se creó la actual bandera», explica José María Moya, fundador del Proyecto 1785 y creador también de Madinspain, una empresa dedicada a la comercialización de souvenirs de original diseño que daban una vuelta de tuerca a la iconografía hispana.

La estrategia de este proyecto paralelo es básicamente la misma, pero trasladada al consumo interno. Marca España sin sesgos ideológicos. «Nosotros insistimos siempre en que 1785 es una startup, un proyecto privado independiente libre de todo tipo de connotaciones ideológicas», explica Moya sobre una empresa «con alma que pretende contagiar ilusión y actitud positiva, transmitir una imagen renovada de España y sus símbolos para mejorar nuestra percepción sobre nuestro país y nuestro estilo de vida. Debemos creernos de una vez las cosas positivas que tenemos como sociedad, y por eso hemos elaborado un manifiesto y un vídeo, que se está convirtiendo en viral, en el que recordamos esos valores», explica Moya.

La firma se ha puesto de largo con el lanzamiento de material textil y de papelería , aunque la intención es ampliar el campo de acción en el futuro. El objetivo es que los símbolos de identidad nacional puedan ser convertidos en objeto de consumo cotidiano, del mismo modo natural y sin complejos con el que un británico bebe en una taza decorada con la Union Jack o un estadounidense luce una camiseta con barras y estrellas.

La nueva iniciativa se ha lanzado mediante un proceso de crowfounding a través de la plataforma Kickstarter . «Después de unos 40 días, cerramos la campaña el 29 de diciembre. Hemos recaudado más de un 130% sobre el objetivo previsto, pero sobre todo nos ha servido como primer test real de mercado. Hemos recabado mucha información y comprobado que hay un enorme interés en la sociedad por este concepto», asegura Moya. «El siguiente paso que planteamos ahora es abrir la puerta a nuevos inversores o socios estratégicos que se identifiquen con esta idea y que nos puedan ayudar a impulsarla», añade. Puertas abiertas a una España en positivo.