El procés pasa una cara factura a Cataluña

Sólo el procés puede explicar que Cataluña, siempre a la cabeza del crecimiento español, avanzara el año pasado un mínimo 2,3%, mucho menos que la pujante economía madrileña, que creció un 3,7%, e incluso por debajo de la media nacional (2,4%). «Eso no ocurría antes. Una economía tan industrializada como la catalana en épocas de bonanza, como las que hemos vivido en estos dos o tres últimos años, crecía mucho más que el resto», me comenta con tristeza un economista catalán. Y es que no es tanto lo que se pierde, como lo que se deja de ganar. Una economía tan potente como la catalana no se queda paralizada de la noche a la mañana, por mucho daño que puedan hacer algunos políticos y sus políticas o la ausencia de ellas. Pero sí hay muchas oportunidades que se pierden. A nadie le cabe ninguna duda que la inseguridad jurídica que se produjo en ese mes de octubre de 2017, cuando el entonces presidente de la Generalitat declaró unilateralmente la independencia, hizo mucho daño a la inversión.

El dinero es miedoso y requiere entornos seguros y difícilmente los inversores se van a aventurar apostando por un territorio en el que sus gobernantes están dispuestos a saltarse las leyes, a cambiar las reglas del juego a mitad de partido, a arropar a los que provocan disturbios... Si en estos dos años parecía que la situación se iba poco a poco normalizando, lo que hemos vivido en esta última semana, tras la sentencia del 1-O, vuelve a despertar los peores fantasmas. La imagen que está dando Cataluña, con episodios violentos, con una nueva huelga general, con enfrentamientos policiales en las calles... y las declaraciones del presidente de la Generalitat amenazando con un nuevo referéndum ilegal y otra declaración unilateral de independencia es todo lo contrario a lo que se debería hacer para recuperar la confianza perdida.

No hace tanto tiempo en que Madrid y Cataluña peleaban por ser los primeros del ranking en la captación de inversiones internacionales; hoy la brecha entre ambas regiones se ha disparado. Hasta septiembre Madrid había captado 30.000 millones de euros , Cataluña, 1.800. Pero que nadie se equivoque, aunque Madrid con una atractiva política fiscal y poca burocracia se esté sabiendo aprovechar de quienes huyen de la inseguridad jurídica que hay en Cataluña, a Madrid y al conjunto de España le interesa que la economía catalana vaya bien. Probablemente todavía no sea tarde para ponerse a trabajar para recuperar esa pujanza económica de la que nos beneficiamos todos, pero especialmente los catalanes. No tiene sentido que sigan funcionando con los Presupuestos de 2017 , que se castigue a la actividad económica, a la inversión, a los ejecutivos, a los trabajadores... con los impuestos más elevados de España y las mayores trabas burocráticas... Pero todo esto podría cambiar si de una vez por todas los políticos se dedicaran a tomar medidas para mejorar el bienestar de sus ciudadanos.