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El plan de cinco puntos del Instituto IFO para relanzar Europa

El presidente del organismo, Clemens Fuest, cree haber dado con la fórmula que permitirá al euro no solamente sobrevivir, sino además salir reforzado de la crisis

Encuentro entre la canciller Angela Merkel y el presidente electo en Francia, Emmanuel Macron EFE

ROSALÍA SÁNCHEZ

Europa es consciente de que la victoria de Macron solo ha conseguido comprar tiempo . La necesidad de renovación del proyecto europeo es más urgente que nunca y el presidente del prestigioso Instituto IFO de Múnich, Clemens Fuest, cree haber dado con la fórmula que permitirá al euro no solamente sobrevivir, sino además salir reforzado de la crisis. “Los países europeos no respetan los Tratados”, afirma Fuest sin hacerse ilusiones , “que un país como Grecia no cumpla con lo que ha prometido no es un accidente sino una especie de principio fundacional”. Partiendo de esta base, afirma que la estabilidad de la zona euro no puede depender del auto cumplimiento. “Creo que ese es un camino equivocado”, asegura, para a continuación citar a Homero y explicar el título de su libro: “El principio Ulises”.

La Odisea cuenta cómo Ulises sabe que las sirenas seducen a los marineros con sus cantos para matarlos, de modo que pide a sus compañeros que lo aten al mástil del barco y que ellos se taponen los oídos con cera. Así, cuando pasan ante las pérfidas criaturas, Ulises pide desesperado que lo suelten para ir hacia ellas, pero los navegantes no lo oyen y la expedición sobrevive. Inspirado en este clásico, articula “una propuesta pragmática para solucionar la crisis del euro”.

Fuest concibe la zona euro dividida en dos franjas, la norte y la sur, a la que pertenecen Grecia, España, Italia, Portugal e Irlanda, además de Francia . Justifica esta división con una serie de gráficos macroeconómicos sobre saldos por cuenta corriente, PIB, empleo, costes laborales o competitividad que aportan menos novedad que frustración. El caso de Grecia se presenta como paradigma de la esencia del problema, que afecta a las dos franjas. El Pacto de Estabilidad, recuenta Fuest, que obliga a mantener el déficit por debajo del 3%, ha sido violado en 168 ocasiones (Grecia anualmente, Portugal en 15 ocasiones, Alemania en 4…), lo que demuestra que los estados soberanos no se atienen a lo que firman y dan la razón al ex ministro de Finanzas griego, Yanus Varufakis, que tan descaradamente dijo en su día: “da igual lo que digan los alemanes, al final les toca pagar”.

Este es el punto de bloqueo en el que Fuest llama a no darse por vencidos y propone un plan de cinco puntos que no estén basados en nuevos compromisos europeos que, al igual que los anteriores, no serán cumplidos. Los puntos son los siguientes:

Ceder competencias . Una división clara de las responsabilidades entre el nivel europeo y el nacional que ya funciona exitosamente, por ejemplo, en el BCE.

Política europea monetaria y bancaria . Debe ser establecida una clara cláusula no-bailout que deje claro que no habrá rescates ni a los Estados ni a los bancos. Los bancos no pueden mantener deuda de sus propios Estados y deben tener capital para afrontar las pérdidas. Además habría que establecer un control de la deuda, de manera que cuando un Estado sobrepase el déficit presupuestario del 0,5% del PIB su deuda pase a financiarse en otro rango de intereses más altos.

Nueva cláusula de insolvencia . El mecanismo de estabilidad europeo (ESM) adopta un nuevo papel en el modelo de Fuest. En lugar de las constantes amenazas de impago de los países problema como Grecia, los préstamos con vencimiento deben ser prolongados automáticamente y el ESM debe ser parte de ese sistema.

Reprogramación automática de la deuda . Si un Estado cae en situación de insolvencia, su deuda debe ser reestructurada automáticamente en el plazo de tres años.

Y por último, prohibir al BCE la compra de deuda soberana . El BCE no debe tener la posibilidad de financiar a los Estados, como está haciendo actualmente y hay que poner fin de forma inmediata al programa OMT. Fuest reconoce intereses divergentes y que Alemania tendría que hacer algunas concesiones, pero considera más aconsejables las transferencias limitadas que dejar abierta esa “puerta al chantaje”.

Fuest añade que no hacer nada ahora significa que la incertidumbre aumentará en la zona euro hasta la próxima crisis y entonces será ya tarde para convencer al electorado alemán de que debe seguir apostando por Europa. Recuerda que Odiseo, tras un viaje lleno de peligros y aventuras que duró diez años, terminó llegando de nuevo a casa.

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