Pensiones suficientes, pero también sostenibles y justas

Es cierto que desde que a mediados de los noventa el entonces ministro de Economía, Pedro Solbes, lanzara las primeras alertas sobre el futuro del sistema de pensiones, aconsejando, incluso, que los trabajadores contratáramos planes privados, gobiernos de uno y otro color han tomado medidas en la buena dirección. Aunque no se puede decir lo mismo de los últimos cambios aprobados por el Ejecutivo de Sánchez. Con el estreno del siglo, se elevaron los años de cotización que se tienen en cuenta para calcular la pensión, lo que puede recortar algunas prestaciones, pero también es más justo y equilibrado ya que hace más proporcional lo que se cobra a lo que se cotiza; se liberó al sistema de tener que hacer frente a complementos a mínimos y a pensiones no contributivas; se creó una hucha en la época de bonanza que sirvió para paliar el déficit de los primeros años de la crisis financiera; se retrasó la edad de jubilación y se aprobó un nuevo índice de revalorización de las pensiones y un factor de sostenibilidad. Pero son precisamente estas dos últimas reformas, las aprobadas por el Gobierno de Mariano Rajoy en el año 2013, las que quiere derogar el Ejecutivo de Sánchez.

La primera de ellas se refiere a la revalorización de las pensiones. El Ejecutivo popular, tras reunir a un grupo de expertos, aprobó un índice que tenía en cuenta la inflación, pero también el déficit o superávit del sistema, la marcha de la economía... Y eso sí, fijaba una subida mínima del 0,25%. Y funcionó durante la crisis y cuando la inflación era negativa. Pero cuando la economía empezó a recuperarse y el Gobierno empezó a subir el sueldo a los funcionarios, y las empresas privadas comenzaron también a respirar, no tenía sentido dejar atrás a los pensionistas. Pero a sus señorías, no solo a los del PSOE, no se les ocurrió otra cosa que volver a ligar las pensiones al IPC. Se podría haber buscado un término medio que no dejara atrás a los pensionistas que ya no pueden reaccionar, sin volver al pasado de esta manera.

Pero lo peor es que también se deja atrás el factor de sostenibilidad, que afectaba a las nuevas prestaciones y que tenía en cuenta la esperanza de vida, cosa que tiene su lógica, aunque suponga un recorte respecto a las pensiones actuales. El Gobierno promete crear un nuevo factor, pero de ese todavía no sabemos nada. Y lo que también quiere hacer el Ejecutivo es castigar las prejubilaciones. Pero cuidado que podemos crear un sistema completamente injusto. Dos personas con carreras de cotización idénticas, pero que uno haya empezado a cotizar dos años antes y se jubile también dos años antes, pueden tener una diferencia de pensión de más del 20%. No tiene sentido. Se debe apostar por fomentar las carreras largas de cotización. Pero a igual cotización, igual pensión. Lo demás no parece justo.

El gasto en pensiones se disparó en junio hasta 10.180 millones de euros, un máximo histórico. Se han pagado más de 9,8 millones de prestaciones, una cifra también récord, pero es que, además, las cuantías de las nuevas prestaciones son más altas.