Las pensiones de las mujeres son hoy un 34% más bajas que las de los hombres

El Covid hace mella en el paro femenino: la tasa no ha parado de crecer en 2020 y la distancia con la de los hombres es de cuatro puntos. El peaje de la maternidad mantiene en 19 puntos la distancia en ocupación entre sexos

El paro femenino no ha parado de crecer en 2020 y ha convertido a las mujeres, junto a los jóvenes, en las principales damnificadas de la pandemia en términos laborales. Ni el Gobierno «más progresista de la historia», ni la recuperación del ministerio de Igualdad ... han logrado impedir que el Covid-19 haya dejado sin empleo a más mujeres que hombres y que, cuando la recuperación ha comenzado a llegar tímidamente a algunos sectores, ellas hayan encontrado menos oportunidades. Lejos de revertir una disfunción crónica del mercado laboral español -y que tradicionalmente ha servido a la izquierda de látigo contra la reforma laboral del PP- la recuperación postpandemia deja ver una ampliación de la brecha , ligera de momento, pero preocupante.

Más allá de las necesidades de los argumentarios políticos, los expertos aseguran que para llegar a las raíces de este problema hay que cavar profundo, donde se encuentran la maternidad y la crianza de los hijos , así como los estigmas de género que aún hay en la educación y que alejan a las mujeres de los sectores intensivos en digitalización, los que mejor han logrado capear la crisis.

Según el INE, la tasa de paro ha crecido hasta el 16,26% en el tercer trimestre , pero ha afectado de manera desigual a hombres y mujeres: ellas soportan una tasa de desempleo del 18,39%, un nivel que no se veía desde el primer trimestre de 2018, frente al 14,39% del paro masculino. La brecha también ha crecido: comenzó el año en los 3,45 puntos, se redujo en el segundo trimestre hasta los 2,59 puntos, y la desigual recuperación lo ha elevado hasta los cuatro puntos .

Un análisis por sectores desvela que precisamente las mujeres tienen más presencia en algunos de los sectores más afectados por la pandemia , como el comercio, el transporte, la hostelería o las actividades artísticas. Según un informe del BBVA, más del 50% del empleo de las mujeres se concentra en cuatro sectores: comercio, hostelería, educación y servicios sanitarios y sociales.

Aunque de momento el Covid-19 mantiene la representatividad de hombres y mujeres en los sectores en su conjunto, sí que cambia la presencia de las mujeres ocupadas , que reducen su peso en la hostelería frente a una subida en las actividades sanitarias y de servicios sociales. Son precisamente los sectores con peor comportamiento en términos de empleo los que más han aumentado la representatividad de las mujeres, salvo en el caso de la hostelería.

Medidas sin resultados

Las medidas puestas en marcha por el Gobierno para frenar estas diferencias han buscado borrar la brecha salarial de las empresas. En octubre el Consejo de Ministros dio luz verde a dos reglamentos elaborados por las ministras de Trabajo e Igualdad, Yolanda Díaz e Irene Montero , respectivamente, que buscan aflorar por obligación la diferencia retributiva de las mujeres respecto a sus compañeros varones y que en España se sitúa en alrededor de un 24%. De momento, el sueldo de las mujeres sigue siendo de media casi 6.000 euros más bajo que el de los hombres. Los datos del INE sitúan la retribución media de una mujer en España en 21.012 euros al año frente a los casi 27.000 que perciben los hombres.

Esta brecha repercutirá posteriormente en las pensiones que esas mujeres cobren cuando se jubilen. La Seguridad Social gasta casi 10.000 millones cada mes en el pago de las pensiones. Los beneficiarios son mayoritariamente mujeres, pero las nóminas que perciben son sustancialmente menores que las de los hombres. Cada mes, las jubiladas cobran de media 460 euros menos, un 33% por debajo de la nómina de los varones . ¿El motivo? Los hombres han cotizado más y tienen derecho a mayores pensiones; las mujeres han tenido carreras más cortas y sus aportaciones a la caja común han sido más bajas. De media cada año la nómina de una jubilada es inferior en 6.400 euros a la que percibe un jubilado.

Las mujeres que hoy están percibiendo pensiones han tenido por lo general una participación más baja en el mercado de trabajo porque se han dedicado más al cuidado de los hijos . Esta situación ha provocado que sus sueldos hayan sido menores y, en consecuencia, también sus cotizaciones. Por lo tanto, el impacto de las necesidades de conciliación de la vida familiar y laboral (excedencias y reducciones de jornada de trabajo o incluso el abandono de la actividad laboral), los efectos del tipo de contrato laboral (a tiempo parcial y temporal) y las consecuencias de la brecha salarial entre hombres y mujeres ha impactado directamente en la carrera de cotización de las mujeres y, consecuentemente, en el acceso a la pensión de jubilación.

Para premiar la maternidad el departamento que dirigió Fátima Báñez reconoció desde 2016 la contribución de las madres trabajadoras al sistema con un porcentaje adicional a las nuevas pensiones en función del número de hijos: 5% por dos hijos, 10% por tres hijos y el 15% por cuatro o más hijos.

Díaz también está utilizando la precariedad de las mujeres en su lucha por aumentar de cara al año que viene el salario mínimo. Según la ministra, las subidas del SMI «son positivas y han demostrado que en las brechas más relevantes de la igualdad sube el salario un 11,2% en mujeres y en los sectores más precarizados que afectan a los jóvenes». Pero lo cierto es que la tasa de paro de las mujeres está por encima de la de los hombres desde hace muchos años. La anterior crisis redujo las diferencias en esta tasa por género , debido a que afectó principalmente al negocio de la construcción. Pero los expertos apuntan a mejorar la conciliación y la educación como palancas para eliminar este escalón.

Hoy, tener hijos significa renunciar, en muchas ocasiones, a promocionar en una empresa, estar obligada a reducir la jornada y también el sueldo, a coger excedencias para cuidar a sus hijos y, en el peor de los casos, a dar la espalda al empleo, con las consecuencias que ello implica en el futuro, cuando llegue la hora de cobrar pensión.

Pero la llegada de los hijos tiene consecuencias diferentes en las carreras profesionales de hombres y mujeres. Mientras que la participación de los trabajadores en el empleo es casi idéntica cuando no existe descendencia, la brecha laboral entre ambos sexos se dispara cuando unas y otros tienen hijos, según la EPA.

Balanza descompensada

En 2019 la tasa de empleo de las mujeres sin hijos fue del 77,6 frente a 75,7% de los hombres, prácticamente igual. Una proporción que se ha mantenido en términos similares desde hace más de diez años. La balanza se descompensa por completo cuando el índice que se analiza corresponde a hombres y mujeres con hijos . Frente a una tasa de ocupación del 86,7% entre los hombres con hijos, las mujeres registran un 68,1%, casi 19 puntos.

La educación es la otra gran tarea pendiente , por su impacto sobre las oportunidades de encontrar y mantener los empleos. Según desvela BBVA, la educación tiene mayor importancia en las mujeres , pues comparando las diferencias de género en la tasa de paro, estas se reducen con el nivel de educación. «Mientras que la brecha de género en el grupo de analfabetos es de 19,55 puntos porcentuales, esta se reduce hasta 1,2 puntos porcentuales para la educación superior», dice el informe.

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