Las pensiones entran en campaña

Y el que también parece tenerlo muy claro es Pedro Sánchez. Aunque desde que en 1992 todos los partidos políticos firmaron el Pacto de Toledo había un acuerdo, si no escrito, al menos tácito, para que las pensiones se quedaran al margen de las campañas electorales, parece que en la vorágine de la nueva política en la que nos hemos metido, vale todo. Esta semana hemos oído al presidente del Gobierno en funciones , en precampaña electoral, anunciar que subirá las pensiones con el IPC . Y no solo eso, sino que como el indicador que antes de la crisis se utilizaba para subir las prestaciones, el IPC interanual de noviembre, no le interesaba mucho, porque habría una subida de las pensiones muy pequeña (el IPC interanual de septiembre fue el 0,1%), pues dice que lo subirá con la media del IPC del último año, que es más alto, en torno al 1%. Y además se compromete a ligar las pensiones al IPC, sí o sí, vaya como vaya la economía; tenga el déficit que tenga el sistema de pensiones; suban lo que suban los salarios... Los pensionistas son lo primero. Y por supuesto el líder de la oposición, Pablo Casado, se apresuró a decir que apoyará en el Congreso la subida de las pensiones que presente Sánchez. Nueve millones de posibles votantes son muchos votantes. Pero permítanme señores políticos que discrepe de las bondades de esta medida con la que pretenden obtener tanto rédito electoral.

Discrepo, en primer lugar, porque creo que el sistema debe ser justo, pero ante todo sostenible. Durante la crisis el Gobierno de Rajoy , no sé si por necesidad o por convencimiento, aprobó dos normas para contener el gasto en pensiones: una por la que se creaba un índice para subir las pensiones que tenía en cuenta los ingresos y gastos de sistema, la marcha de la economía, el IPC... y que en todo caso fijaba un mínimo de subida del 0,25%, y la que regulaba lo que se dio a llamar el factor de sostenibilidad de las pensiones, que debía haber entrado en vigor este año, y que tenía en cuenta a la hora de calcular las nuevas pensiones no solo los años cotizados, sino también la esperanza de vida.

Las dos reformas han quedado de momento aplazadas, y viendo la (i)rresponsabilidad de nuestros políticos , es más que probable que pasen a dormir el sueño de los justos. Puedo entender que los pensionistas no pueden tener alzas del 0,25% año tras año, incluso si la economía va bien, mientras trabajadores, funcionarios,... ven incrementadas sus rentas un 2% o u 3%, pero la solución no era, ni es, volver a la vieja referencia del IPC. Probablemente fuera suficiente con ajustar ese índice de revalorización, con descargar de gastos al sistema, o con incrementar de algún modo sus ingresos. Y sería un enorme error, en mi opinión, descartar el factor de sostenibilidad. Las pensiones del futuro serán irremediablemente menos generosas que las actuales y quizás lo que debieran hacer los políticos es fomentar fórmulas de ahorro, para que todos podamos complementar esas pensiones públicas.