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Un paso adelante

«Hay un desfase entre formación y mercado de trabajo que es obstáculo para un crecimiento empresarial imprescindible»

Juan Corona

El recién terminado Congreso Nacional de la Empresa Familiar , que ha reunido en Murcia a más de 600 empresarios procedentes de toda España y de diferentes sectores productivos, ha dejado abiertos tres ejes de actuación que, sin ser nuevos, se antojan cada vez más inevitables si queremos abordar la construcción del plan estratégico que necesita España para el futuro. Se trata de la sostenibilidad, la educación y la dimensión. Conceptos clave en los que se concreta ese «paso adelante» que han dado las empresas familiares en su compromiso con el país.

La empresa ha de ser sostenible, en sentido amplio. En primer lugar, medioambientalmente, porque, como dijo en su discurso de apertura el presidente del IEF, Francisco J. Riberas , hechos como las tremendas inundaciones registradas en septiembre en Murcia y en otras regiones ponen de manifiesto la importancia de afrontar el problema del cambio climático y la protección del planeta para las generaciones venideras. En esa lucha, la empresa ha de estar en primera línea ejerciendo su liderazgo social y actuando de ejemplo en el cumplimiento de las buenas prácticas medioambientales.

La empresa también ha de ser sostenible económicamente. Sin rentabilidad nada es posible: ni el compromiso con la tierra o las nuevas generaciones, ni la aportación al Estado del Bienestar . Y, por último, la empresa familiar ha de ser sostenible moral y socialmente. Los valores que la diferencian la obligan a hacer bandera del comportamiento ético y a ser especialmente sensible con lo que la sociedad le reclama en cada momento.

Otro eje de actuación que se ha visualizado de forma muy clara en el Congreso de Murcia ha sido el de la formación, clave de bóveda de cualquier país y doloroso talón de Aquiles en el caso de España.

El mundo está cambiando a una velocidad vertiginosa: digitalización, disrupción tecnológica, redes sociales, algoritmos, inteligencia artificial, robótica… son fenómenos que empiezan a dibujar un escenario económico y social muy diferente al que hemos conocido hasta ahora, con una especial incidencia en el mercado de trabajo.

Se da la paradoja de que en un país con uno de los niveles de desempleo más altos de Europa –agravado especialmente en el caso de los jóvenes–, las empresas tienen problemas para encontrar personal que se adapte a los requerimientos de esos nuevos empleos que surgen como consecuencia de la mencionada revolución tecnológica.

Hay un desfase entre nuestro sistema de formación y el mercado de trabajo. Y esta realidad se ha convertido en uno de los principales obstáculos para un crecimiento empresarial que resulta imprescindible si queremos consolidar y mejorar el Estado del Bienestar. Sin una formación de calidad y que facilite el acceso al mundo laboral no se puede hablar de una verdadera igualdad de oportunidades para nuestros jóvenes.

Por eso los empresarios familiares reunidos en Murcia, a través del Instituto de la Empresa Familiar y de las 18 Asociaciones Territoriales vinculadas, firmaron el pasado domingo una declaración institucional en la que se comprometen a promover un debate amplio y constructivo, en el que participe toda la sociedad y que cristalice en una reforma que adapte el sistema formativo a los cambios productivos generados por la revolución tecnológica y lo convierta en una parte fundamental de un nuevo modelo económico.

Y, por último, el tercer concepto fundamental para abordar ese plan estratégico antes mencionado es el de la dimensión. En el Congreso de Murcia se desarrolló una interesante mesa redonda centrada en los «mittelstand», las medianas empresas alemanas de entre 50 y 250 empleados, que constituyen la columna vertebral de la industria de aquel país y cuyas características especiales explican en gran medida el éxito de la economía germana. Entre ellas, el altísimo nivel tecnológico, su fuerte internacionalización y, curiosamente, su permanente participación en la configuración del sistema educativo alemán, a través de la FP Dual , lo que explica también el bajo nivel de paro que tiene el país. Todo un ejemplo de lo que hay que hacer en España.

Juan Corona es director general del Instituto de la Empresa Familiar

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