Montero rechaza bajar el IRPF a rentas bajas y medias porque «también beneficia al que gana 300.000 euros»

«Es más de lo mismo», ha resumido este lunes en Antena 3 la ministra de Hacienda, María Jesús Montero , la propuesta de más de una docena de medidas y 41 páginas que los populares remitieron el pasado viernes a La Moncloa. «Se aplica la misma receta de la rebaja de impuestos, con independencia del origen y de la situación económica».

Respecto a la propuesta formulada por el PP de deflactar la tarifa del IRPF -es decir, incorporar el efecto de la inflación al impuesto- para los tres tramos del Impuesto sobre la Renta que gravan a los trabajadores que declaran unos ingresos anuales inferiores a 40.000 euros, para tratar de ofrecer un pequeño colchón de liquidez a las familias con menos recursos, la ministra la ha rechazado con el argumento de que por la propia operativa del impuesto -según el cual se paga un tipo determinado por cada tramo de renta- las rebajas fiscales a las rentas por debajo de 40.000 euros «también benefician a los que ganan 100.000, 200.000 o 300.000 euros «, ya que pagarían menos por los primeros 40.000 euros de su renta. »Se trata, por tanto, de una rebaja generalizada de impuestos«, ha señalado la ministra, y no selectiva, como argumenta el Partido Popular.

Ha obviado sin embargo que la propuesta del PP plantea ejecutar esa rebaja de forma automática mediante un recorte del tipo de retención que se aplica en la nómina mensual a los trabajadores con esos niveles de renta, un mecanismo del que no se beneficiarían las rentas más altas, que tendrían que esperar a 2023 para obtener la rebaja fiscal marginal que obtendrían de la deflactación de la tarifa de los tres primeros tramos del impuesto.

Montero ha objetado, igualmente, que hay organismo como la Comisión Europea o el Fondo Monetario Internacional (FMI) que han advertido de que determinadas políticas económicas -que el Gobierno identifica con las rebajas generalizadas de impuestos- pueden ser contraproducentes y generar más inflación , algo que ha sugerido ocurriría si se rebajara el IRPF.

Pero, claro, el Gobierno también ha recurrido y de forma intensa a las rebajas de impuestos para tratar de aliviar a las familias y a las empresas de la situación creada por la escalada de los precios energéticos, bajando del 21 al 10% el IVA de la electricidad, suspendiendo impuestos o llevándolos al mínimo que pide Bruselas -con un coste que el propio Gobierno estima en 12.000 millones de euros si se mantiene el 'pack' durante todo el año o aplicando una ayuda lineal de 20 céntimos por litro de gasolina para todos, precisamente dos ámbitos que sí tienen una incidencia directa sobre el consumo de los hogares y, por tanto, sobre la demanda de esos productos.