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Lozoya, de postularse a presidente de Repsol a embajador... ¿español?

El empresario mexicano es desde hace apenas 20 días exdirector general de la estatal Petróleos Mexicanos (Pemex)

El empresario mexicano Emilio Lozoya AGENCIAS

MARÍA JESÚS PÉREZ

Por querer y por pedir... ¡que no quede! Más que nada porque si al final la petición, y el deseo, cuelan, ¡eso que te llevas de regalo para tu currículum! Y, de paso, para tus bolsillos... Algo de esto ha habido siempre en las pretensiones profesionales del empresario mexicano  Emilio Lozoya, desde hace apenas 20 días exdirector general de la estatal Petróleos Mexicanos (Pemex). ¡Y si no que se lo pregunten a Antonio Brufau, aún presidente –mal que le pese a algunos que mejor no me aventuro a nombrar– de la "cuasi homóloga" de Pemex en España, Repsol (¡ojo, pero salvando, y mucho, las distancias!). Porque intentos de Lozoya por apartarle del cargo –¡y usurpárselo!–, no precisamente de forma sigilosa ni decorosa, los ha habido. ¡Vaya que sí! Pero... no pudo ser. Mala suerte. Para él, claro... Y perdió la partida a pesar de sus "buenos contactos", recomendaciones, y... ¿talento?

Porque Lozoya, que fue fulminantemente despedido por el propio presidente mexicano, Enrique Peña Nieto –en medio de una caída mundial de precios de crudo que ha dejado a la petrolera "tiritando", con continuos números rojos y una fortísima caída de su producción–, tiene una sólida y envidiada carrera profesional, basada en una completísima formación que muchos desearían. Además, eso sí, de contactos, muchos contactos, y no cualesquiera créanme. A saber. Emilio Lozoya Austin nació en Chihuahua, en diciembre de 1974, en el seno de una familia de políticos ligada al Partido Revolucionario Institucional (PRI), el partido que ha dominado la vida de México durante 71 años y que recuperó la máxima magistratura del país después de 12 años en julio de 2012. Con poco arraigo en su país natal, cursó estudios preuniversitarios en Alemania –país clave en su vida actual (¿y futura?), por estar casado con la alemana Marielle Eckes– antes de volver a México para estudiar dos carreras profesionales: derecho y Economía. Al terminar, su primera "recomendación", por parte de Pedro Aspe, secretario de Hacienda y Crédito Público durante el gobierno de Carlos Salinas de Gortari, entre 1988 y 1994, para ingresar en la Universidad de Hardvard, donde se graduó como Maestro en Administración Pública y Desarrollo Internacional.

Tras acabar su formación superior, Lozoya desarrolló gran parte de su trayectoria laboral en el extranjero: además de haber sido entre 2012 y 2016 director general de Pemex, durante 2012 fue el encargado de la coordinación de vinculación internacional en la campaña y posteriormente en el Equipo de Transición de Peña Nieto como presidente de la República. De 2009 a 2012, fundó y lideró varios fondos de inversión, especializados en inversiones de capital privado. Fue miembro del consejo de administración de Infoglobal, OHL México, Cormus Capital, Albacap Holding y Re Worldwide... Entre 2006 y 2009, director en jefe para América Latina en el Foro Económico Mundial; de 2003 a 2006, trabajó en la Corporación Interamericana de Inversiones, perteneciente al Banco Interamericano de Desarrollo; además de colaborar como analista del Banco de México, entre otros puestos en diversas instituciones y empresas...

Pero su gran suerte, o acierto , o mejor aún "providencia", fue toparse con el que después sería –es, hoy– presidente mexicano. ¡Hasta las puertas abiertas del cielo vislumbró en su futuro! (bueno, precisamente del cielo, ejem...). Pero no contó con la mano derecha del presidente, Luis Videgaray, muy suspicaz respecto a las supuestas malas "artes financieras" –llegadas a sus oídos desde varios frentes– de Lozoya ya en la dirección general de Pemex. Videgaray, secretario de Hacienda y Crédito Público y coordinador del gabinete económico del presidente fue quien cavó la tumba de Lozoya al frente de Pemex, argumentando los cada vez peores resultados financieros y productivos de la compañía, el agujero que estaba "preparando" en la Hacienda pública, y, sobre todo, por los crecientes rumores de corrupción en el seno de la petrolera estatal, algo que, por supuesto, Lozoya siempre negó.

Y, ahora, ¿qué? Tras su abrupta salida de Pemex, muchos pensarán que su carrera "política" habría acabado. Pero... no. Se habla de una nueva tarea encomendada por el propio Peña Nieto, como premio a su ¿lealtad? Rumores, a raudales. Si bien pesan más los que hablan de una Embajada europea. Alemania o España, las que tienen más papeletas para recibir a un nuevo embajador mexicano. Los contactos pesarán. Las recomendaciones, también. Y Lozoya, en España, tiene muchos amigos. Entre otros, Javier López Madrid, ¿les suena? Aten cabos.

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