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El G-20 se limita a pedir más esfuerzos contra la crisis y mejores regulaciones

La cumbre de Washington ofrece solamente una serie de principios generales y deja a cada país los detalles de futuras acciones y reformas

Pese a las expectativas de posibles acciones coordinadas en materia de estímulo económico o un reparto global radicalmente nuevo de responsabilidades a la hora de regular el sistema financiero, la cumbre del G-20 ha terminado en la capital de Estados Unidos con una declaración repleta de principios generales para ocultar sus grandes diferencias internas. Lo que en la práctica deja para cada uno de los países participantes la responsabilidad de seguir actuando ante la pésima situación económica en función de sus condiciones domésticas.

Junto a un respaldo a la economía de mercado, el libre comercio y mejores regulaciones, a la hora de explicar la actual crisis financiera, Estados Unidos ha conseguido no ser identificado como uno de los destacados culpables. Ya que el comunicado se limita a responsabilizar a «los participantes en el mercado que han buscado intereses más altos sin una apreciación adecuada de los riesgos y sin ejercer la debida diligencia». En términos muy generales se reprocha que «políticos, reguladores y supervisores, en algunos países avanzados, no han apreciado adecuadamente ni han sabido responder a los riesgos acumulados en los mercados financieros, ni han sabido mantenerse al corriente de la innovación financiera, ni han tomado en consideración las ramificaciones sistemáticas de acciones reguladoras domésticas».

Recetario

Dentro del capítulo de respuestas inmediatas a la crisis, el Grupo de los Veinte se ha felicitado por las medidas adoptadas hasta la fecha pero reconoce la necesidad de acciones adicionales. Con un recetario que abarca nuevos esfuerzos para garantizar la estabilidad el sistema financiero, acciones de política monetaria, medidas fiscales sostenibles para estimular la demanda interna, además de mantener abierta la posibilidad de que los países en peores condiciones puedan recurrir a la ayuda de instituciones como el Banco Mundial o el Fondo Monetario Internacional.

En el capítulo de principios comunes que deben guiar el proceso de reforma abierto en Washington, el G-20 ha destacado sobre todo una mayor transparencia del sistema financiero, un esfuerzo en materia de regulación pero sin delegar responsabilidades en una nueva autoridad internacional, un aumento de las medidas contra actuaciones fraudulentas, refuerzo de la cooperación internacional, y también la reforma de las instituciones creadas hace sesenta años en Bretton Woods para aumentar su legitimidad y efectividad.

Temario urgente

A partir de ahora, el Grupo de los Veinte —que el año que viene estará liderado por Brasil, Gran Bretaña y Corea del Sur— espera que sus ministros de finanzas comiencen a plasmar en realidades y calendarios todos estos compromisos. Con el mandato de completar una serie de medidas prioritarias en el plazo de cuatro meses, antes del 31 de marzo del 2009.

En ese temario urgente se encuentran cuestiones tan variadas como estándares contables, información disponible sobre complejos instrumentos financieros, códigos de conducta deseables para importantes actores como los «hedge-funds» o las agencias que evalúan el riesgo de inversiones, definición de niveles de riesgo aceptables para instituciones bancarias, y el anunciado establecimiento de un «colegio de supervisores» para las principales empresas financieras internacionales. Además de un sistema de alerta temprana para detectar amenazas al sistema antes de que sus efectos resulten catastróficos.

La cumbre del G-20 ha establecido también el compromiso de otra reunión similar para el 30 de abril del 2009, a la que asistirá ya Barack Obama como presidente de Estados Unidos con más de cien días de mandato cumplidos. A juicio de George Bush, la hoja de ruta establecida en Washington es un acierto, reiterando que ni los problemas existentes se han creado de la noche a la mañana ni las posibles soluciones van a ser inmediatas. Según el todavía presidente, «una reunión no va a solucionar los problemas del mundo».

Otros participantes, sobre todo los gobiernos de países en vías de desarrollo, han destacado el compromiso de G-20 para evitar a toda costa medidas proteccionistas y agilizar en lo posible las negociaciones de una nueva ronda de liberación comercial.

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