Los líderes aprueban que el G-20 sea el principal foro económico mundial
Ante los indicios de recuperación económica, se teme un olvido de todas las reformas financieras pendientes
La tercera cumbre en un año del G-20 arrancó anoche con una cena de trabajo en un invernadero de la era victoriana y con una agenda en la que al final han logrado colarse el miedo a la complacencia y las dudas sobre el ... dólar. Estos temores se codean con la ambiciosa agenda impulsada por la Administración Obama que en el nombre del crecimiento sostenido y equilibrado aspira a introducir cambios fundamentales en la economía mundial.
De momento, lo más destacado de la cena de presentación ha sido la decisión de que el G20 se convierta en el principal foro económico mundial, según anunció la Casa Blanca.
Con esta iniciativa, que convierte al G20 en un sustituto de hecho del G8 -los siete países más industrializados y Rusia-, se incorpora a la mesa de negociaciones a "los países necesarios para crear una economía más fuerte y más equilibrada, reformar el sistema financiero y mejorar las vidas de los más pobres", señaló.
Ante los indicios de recuperación económica, los países reunidos en Pittsburgh —que representan casi el 90 % del PIB mundial— se enfrentan a la tentación de relegar para mejor día todas las reformas financieras pendientes tras la crisis materializada hace un año con la bancarrota de Lehman Brothers. Un retraso liderado por Estados Unidos que durante este año no ha sido capaz de aplicar nuevas regulaciones para evitar una catástrofe financiera similar.
Menos miedo, más pereza
Como ha reconocido esta semana el secretario del Tesoro al intentar impulsar un nuevo esfuerzo regulador ante el Congreso de EE.UU., «el tiempo es el enemigo de la reforma». Según Timothy Geithner, «conforme algo de normalidad retorna a nuestro sistema financiero y a nuestra economía, no deberíamos permitir que eso nos lleve a caer en la complacencia».
Dominique Strauss-Kahn, el responsable del Fondo Monetario, también ha confirmado que los líderes del G-20 demostraron mucha más inclinación a trabajar de forma coordinada cuando el mundo se encontraba al borde de la peor crisis financiera desde la Gran Depresión. Según el funcionario francés, la clave es si ese impulso «va a durar más allá de la crisis por el bien de la economía global».
Prioridades
Según ha adelantado la canciller Ángela Merkel, la prioridad del G-20 no debería ser otra que la regulación de los mercados financieros. A juicio de la dirigente alemana, que este fin de semana se somete al poder de las urnas en su país, «no debemos buscar cuestiones diferentes y olvidarnos de la regulación financiera». Punto de vista respaldado por el primer ministro británico Gordon Brown con su empeño en desarrollar mecanismos de control globales.
Aunque teóricamente la cita de Pittsburgh no tiene previsto un debate formal sobre divisas, las dudas sobre el dólar y su cuestionado papel dominante en la economía global están saliendo a relucir. Con reiteradas voces críticas, como las de China y Rusia, que desean crear una nueva divisa internacional al margen de Estados Unidos.
Se espera que en las deliberaciones previstas para este viernes, la Administración Obama se enfrente a duras cuestiones sobre sus planes para contener la sangría de números rojos en las arcas públicas de la mayor economía del mundo. Con un déficit para este año que la Casa Blanca calcula en 1,5 billones de dólares. Y un agujero presupuestario de nueve billones de dólares estimado para la próxima década.
De hecho, indicaciones sobre la intención por parte de Francia, preocupada por la excesiva apreciación del euro, de solicitar un calendario de discusiones sobre cuestiones de tipo de cambio han provocado movimientos en el frente de las cotizaciones. Entre expectativas de que eventualmente la divisa de China, el yuan, pueda apreciarse con una menor necesidad de ingentes reservas de dólares.
Cuotas de poder
Dentro de los intentos para que el mundo creado por la globalización esté mejor representado en organizaciones como el Fondo Monetario y el Banco Mundial, también se espera que el G-20 se pronuncie sobre un nuevo reparto de poderes en esas instituciones multilaterales.
De acuerdo al borrador de declaración final para Pittsburgh, las economías más avanzadas estarían dispuestas a entregar al menos un 5% de su voto en el FMI a las economías en desarrollo más importantes. Este trasvase, en el marco de la próxima revisión de cuotas a completar en enero del 2011, supondría un recorte de la actual representación de Europa.
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