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La justicia francesa ordena el cierre de las factorías de Renault que habían vuelto al trabajo

El sindicato comunista CGT había denunciado en los tribunales las condiciones laborales y sanitarias en las fábricas

Cadena de montaje del modelo de Renault Twizy EFE
Juan Pedro Quiñonero

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La Confédération Générale du Travail (CGT, sindicato próximo al PCF) ha conseguido que la justicia ordene el cierre de las factorías Renault que habían comenzado a trabajar, abriendo un conflicto imprevisible para la industria y el desconfinamiento de Francia anunciado para el próximo día 11.

Tras un laborioso proceso de negociación de la empresa con el Ministerio de Sanidad, estableciendo unas normas muy estrictas para poder volver al trabajo, interrumpido desde el pasado 16 de marzo, varias de las factorías francesas de Renault comenzaron a trabajar, parcialmente, el día 28 del pasado mes de abril.

El sindicato CGT presentó una denuncia ante el Tribunal de El Havre (departamento Sena marítimo), que ha ordenado al fabricante de automóviles «suspender la producción» que había comenzado en la factoría de Sandouville, en el mismo departamento, donde trabajan más de 2.000 personas.

La dirección de Renault presentará un recurso pero, de entrada, el desconfinamiento de la gran industria francesa sufre un choque de alcance imprevisible, que tiene muchos frentes, emocional, sindical, empresarial y político.

En el terreno empresarial y laboral, el cierre de Renault ha caído como una bomba fétida. Las negociaciones entre las grandes empresas y las autoridades sanitarias están potencialmente amenazadas.

En el terreno político, el Gobierno de Emmanuel Macron vive una situación tensa, con una fragmentación política de fondo. La crisis sindical, empresarial y laboral de Renault abre un nuevo frente de incertidumbre.

Renault es una firma emblemática de la industria nacional, el primer fabricante mundial francés de automóviles, con implantación en cinco continentes.

Históricamente, la CGT fue el primer sindicato de Francia, asociada íntimamente al Partido Comunista Francés (PCF), durante muchas décadas. Hundido el partido, el sindicato comenzó a perder militantes e importancia, quedando relegado a un relativo segundo plano. Ante esa crisis, la CGT ha radicalizado sus posturas. Consiguiendo el cierre de Renault, en nombre de la «seguridad» de los trabajadores, la central sindical espera ganar algunos militantes.

En el terreno sindical, el triunfo provisional de la CGT ha abierto una «guerra civil» fría entre los sindicatos. La Confédération Française Démocratique du Travail (CFDT, primer sindicato de Francia, en la actualidad) ha denunciado la «demagogia», «oportunismo» y «activismo político» de la CGT. Se trata de un enfrentamiento a cara de perro entre los dos principales sindicatos de Francia.

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