Así jugó Díaz sus cartas para subir el SMI en su pulso con Calviño
La subida, hasta 965 euros mensuales y retroactiva desde septiembre, contradice el criterio de la vicepresidenta primera, que ha defendido limitarla a los últimos tres meses del año
La titular de Trabajo gana enteros ante el presidente Sánchez, al mismo ritmo que los pierde la de Economía
Qué significa que la subida del SMI tenga carácter retroactivo
La subida del salario mínimo interprofesional (SMI) se ha convertido en una carrera de fondo en la que no todos los participantes políticos se están desgastando por igual. Totalmente ajena a la postura de la vicepresidenta primera y ministra de Economía, Nadia Calviño ... , la ministra de Trabajo y vicepresidenta segunda, Yolanda Díaz , planteó ayer a los sindicatos una subida de 15 euros mensuales y retroactiva desde el mes de septiembre. Y logró llegar a la meta y cerrar el acuerdo . Tras la imposibilidad de acercar a los empresarios a su orilla, Díaz tuvo que renunciar al alto valor político que ella otorga a los pactos amplios y centró su estrategia en la firma con los sindicatos, pese al desgaste que ello pudiera ocasionar a su compañera de Gobierno.
El acuerdo final se anunció a las nueve de la noche de ayer, e incluye la subida hasta 965 euros mensuales en 14 pagas , aunque renuncia a establecer una senda de subida hasta los 1.000 euros, extremo que había estado impidiendo la esperada fumata blanca a lo largo del día. La propia Calviño intentó ayer frenar el acuerdo tras darse prácticamente por cerrado a primera hora de la mañana y, de hecho, lo negó rotundamente. La titular de Economía ha venido rechazando la posibilidad de que la subida del salario mínimo fuera retroactiva como finalmente ha logrado Díaz . La pasada semana Nadia Calviño afilaba su discurso y aseguraba que el incremento sería efectivo desde octubre. Se abría así un nuevo capítulo de enfrentamientos, que también han sido sonoros en los ERTE o las ayudas directas a las empresas.
El desenlace de la negociación llega además en un momento en que en el diálogo social se percibe un declive en la influencia de Calviño en el seno del Ejecutivo, según coinciden varias fuentes de las mesas consultadas por este diario. En el entorno del Gobierno, de hecho, se asegura que la relación de la vicepresidenta primera con el presidente Pedro Sánchez se ha desgastado en los últimos meses: «Calviño antes era una persona cercana al presidente y, además, necesaria para su estrategia por su vínculo con Bruselas. Ahora la relación se basa únicamente en esta necesidad», explican.
La vicepresidenta económica pierde puntos ante Sánchez al mismo ritmo al que los gana la titular de Trabajo, muy cercana a los sindicatos y cada vez más distanciada del mundo empresarial por sus órdagos de impacto mediático, como derogar la reforma laboral. Con todo, la gallega ha logrado meterse en el bolsillo al presidente del Gobierno, un hecho en el que no solo ha pesado su cercanía y don de gentes , sino más bien la necesidad que tiene el jefe del Ejecutivo de demostrar ante su electorado el éxito que ha supuesto su alianza con Podemos.
Desde la organización empresarial se asiste con sorpresa al «espectáculo» que está dando el Gobierno en la negociación con el salario mínimo. Las fuentes consultadas por este diario arremeten contra el hecho de que el Ejecutivo haya abierto unas negociaciones sin haber consensuado previamente una postura. Y aunque las mismas fuentes reconocen que Calviño sigue siendo nexo de unión con La Moncloa, también lamentan que el peso de la ministra haya ido a la baja.
Y en esta guerra de vicepresidentas, el incremento del salario mínimo ha llegado al límite de los plazos . Trabajo debía sacar a consulta pública la subida del indicador, en un proceso que se alarga durante un plazo de diez días, lo que dejaba el martes 28 de septiembre como último Consejo de Ministros ordinario en el que podía hacerse efectiva la medida.
Antes y después
En cualquier caso, el acuerdo sin los empresarios supone un antes y un después en la estrategia de diálogo social del Gobierno. Especialmente para Díaz que, hasta ahora, había conseguido cerrar hasta once acuerdos sociales, lo que le había dado además un importante argumento político frente al Partido Popular. La CEOE, sin embargo, se ha mantenido impasible en esta ocasión pues defiende que en un momento como el actual restará competitividad a la economía y lastrará la recuperación debido a las muchas incertidumbres que aún quedan en el horizonte.
Ayer por la mañana, tras conocerse la inminencia del acuerdo, el presidente de ATA, Lorenzo Amor, dejó claro la posición: «Solo hay un motivo para subir el SMI ahora y volver a subirlo dentro de tres meses: la política y encuestas de opinión electoral», señaló en Twitter. La patronal ya había advertido en varias ocasiones que este movimiento entorpecerá la creación de empleo en un contexto en el que lo importante es priorizar la recuperación económica y apoyar a los pequeños empresarios, que han sufrido durante la pandemia. «100.000 ocupados que están en ERTE no tienen asegurado su incorporación a la actividad», clama un empresario.
Sin senda de tres años
A lo largo de ayer, la cristalización del pacto se hizo esperar, pues no solo había discrepancias en las cuantías, sino especialmente en la senda de aumentos hasta 2022. Lo cierto es que los 15 euros de subida ofrecidos por Trabajo habían sido calificados de insuficientes por los sindicatos, que llegaron a exigir un alza de 25 euros . Incluso, UGT llegó a reclamar un incremento de hasta 30 euros mensuales para este año a aplicar desde septiembre. Desde CC.OO. remarcaron varias veces la necesidad de que se cierre un pacto para 2022 y 2023 con el objetivo de llegar al 60% del salario medio en España, aunque finalmente esta materia se dejó a un lado en pos del acuerdo. Sordo había dicho con la mañana que aceptaba los 15 euros de alza si se fijaba «de forma nítida» la garantía de los 1.000 euros en enero de 2022.