El peaje para la economía
Nada que rompa con las dinámicas de los últimos tiempos. Los bancos centrales van a seguir teniendo una coartada en el corto plazo para no mover ficha, pero lo que no hagan ahora les tocará hacerlo más adelante
O bien en pocos días se negocia un acuerdo de paz -Minsk 2- que saca de los telediarios a Ucrania o Putin tira por la calle de en medio
Un desenlace algo más largo y mayores sanciones económicas hacen que el coste de la guerra sea algo mayor para la economía de lo que hubiera supuesto la salida más rápida (e ignominiosa) que se planteaba hace diez días.
En cualquier caso, no ... debería ser un precio mucho más alto si como todo hace indicar el desenlace es en los próximos días . De hecho, estamos en un punto en el que el resultado es prácticamente binario. O bien en pocos días se negocia un acuerdo de paz -Minsk 2- que saca de los telediarios a Ucrania o Putin tira por la calle de en medio . Y aunque esta última opción parezca que tiene un nivel de probabilidad alto, en tanto que no beneficia a nadie (y menos que que a nadie a Rusia), sigue siendo el escenario menos probable.
El peaje que va a pagar la economía mundial por un periodo más largo con precios de la energía alto es algo menos de crecimiento -las grandes casas internacionales lo cifran en torno a un punto porcentual para Europa- y precios más altos durante más tiempo. Nada que rompa con las dinámicas de los últimos tiempos. Los bancos centrales van a seguir teniendo una coartada en el corto plazo para no mover ficha, pero lo que no hagan ahora les tocará hacerlo más adelante.
Así las cosas, no parece un precio muy alto para el importante paso adelante que ha dado Occidente y en concreto Europa. En los próximos días los mercados se seguirán moviendo al compás de los titulares de la guerra, pero en el momento que la idea de un acuerdo que disipe las dudas sobre desenlaces apocalípticos empiece a coger cuerpo, tendrán que poner en precio una situación que no va a ser muy distinta de la que venimos.
Cambio político
Una de las consecuencias no buscadas de la guerra de Ucrania está siendo que está poniendo en lo político las cosas en su sitio. Los extremos se están retratando como lo que son y las opciones moderadas están recuperando su sitio.
Un ejemplo muy bueno es la evolución de las encuestas de las elecciones presidenciales en Francia. Los partidos extremistas están perdiendo fuelle frente a un Macron que de esta, y con permiso de Scholz, va a salir muy reforzado como líder europeo.
Más importante es el giro de 180 grados de Alemania . El discurso de su canciller de hace unos días ya es parte del acervo europeo y se estudiará en los libros de texto. No solo se reconcilian con la historia sino que lideran - con los verdes como parte de la coalición de gobierno - la vuelta a un enfoque más pragmático de la política , pasando página al buenísimo mal entendido que ha copado el discurso los últimos años.
En el caso español, los populistas se han retratado dejando al aire sus miserias y el Gobierno ha terminado haciendo lo que toca. Si a lo anterior sumamos el cambio de liderazgo en el Partido Popular , parece que se sientan las bases para un giro al centro por parte de los partidos tradicionales que debería servir para que se redujera el ruido que ha sido lo que ha dominado la escena demasiado tiempo. Todo esto lo estamos viendo ya y debería ser más evidente en los próximos tiempos.
Parte de guerra
En los pocos días que llevamos de guerra ha cambiado mucho la percepción de lo que podía ser el conflicto. La buena mano que, en un primer momento, parecía que podía llevar el presidente ruso no se está traduciendo en resultados. De hecho, de sus objetivos iniciales no ha logrado ninguno . De la posibilidad de volver a sentarse en la mesa de los mayores ha pasado a ser un paria internacional. Su principal y más importante socio ( China ) recela y da señales de que no está cómodo con cómo están discurriendo los acontecimientos. Los altos precios de las materias primas y un menor crecimiento económico de sus principales socios comerciales no estaban en su hoja de ruta.
El hasta ahora débil Occidente ha respondido con una fortaleza y rapidez insólitas, dando un golpe de timón inesperado que modifica el tablero internacional. Se ha impuesto una visión más de largo plazo frente al cortoplacismo un tanto egoísta con el que se han manejado los choques en los últimos años, lo que permite que este no se vaya a cerrar en falso. La Unión Europea ha aprovechado de nuevo una crisis.
Y en Rusia, aunque la desinformación sea mucha y resulte difícil pulsar el estado de ánimo, la suma de un conflicto más largo con un pueblo hermano y los efectos de las sanciones económicas debería hacer mella en el apoyo al presidente . Hace unos días la posibilidad de que este conflicto se saldara con la salida de Putin no se contemplaba y hoy está en la ecuación
Indescifrable. No es predecible por dónde puede salir el ruso a estas alturas, pero sus próximos movimientos son los que van a determinar el desenlace de la guerra . Todo parece indicar que una solución rápida beneficia a todos. Luego se montan los relatos para consumo doméstico. No deberíamos tardar en verlo.