Miedos de desaceleración
Lo lógico además es que el mercado termine adaptándose y que se vayan solucionando los problemas de oferta que se han producido tras el apagón económico
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Iniciar sesiónLlevamos unos días hablando de una posible desaceleración económica. Se han juntado por un lado peores datos en algunos países sobre la evolución de la epidemia -contagios fundamentalmente- y las subidas de precios de las materias primas como consecuencia de los cuellos de botella tras ... la reapertura económica.
Tenemos información suficiente para dar por superado el debate sobre el impacto económico a futuro de la epidemia. Los países en los que la vacunación está más avanzada -y España es un muy buen ejemplo- los datos sobre la evolución de la incidencia hospitalaria y fallecimientos evidencia que ya nos es un problema para la economía. No van a ser necesarios nuevas restricciones porque la eficacia de la vacuna en el control de la incidencia está más que demostrada. Incluso en los países en los que la vacunación va por detrás -y quizá Estados Unidos en este caso es el mejor ejemplo- y los contagios siguen todavía siendo altos, el hecho de que esté vacunada la población vulnerable ha reducido sustancialmente la incidencia hospitalaria y los fallecimientos. Hoy en Estados Unidos la tasa de mortalidad entre la población vacunada es inferior al de por ejemplo la gripe, mucho más baja que la del cancer y comparable a la de accidentes de coche. Además la semana pasada conocimos que la tercera dosis de Pfizer administrada seis meses después es muy efectiva para incrementar la protección de la población vulnerable. Por lo tanto y aunque los titulares no acompañen, el covid está superado para los mercados.
Y por otro lado, la situación actual de las materias primas no es comparable a los años setenta. Una cosa es lo que ha subido en porcentaje y otra muy distinta donde está el precio de por ejemplo el petróleo en términos absolutos. Sin ir más lejos el petróleo en los últimos Díez a años ha estado a prácticamente cero y por encima de los 100 dólares sin que haya impactado seriamente a la economía. Hay que recordar que hace poco más de un año el petróleo -uno de los vencimientos del West Texas- por distintas razones llegó a cotizar en negativo. Esa es una de las razones principales por las que en el año acumula la subida que lleva.
Lo lógico además es que el mercado termine adaptándose y que se vayan solucionando los problemas de oferta que se han producido tras el apagón económico. No hay un problema de escasez de materias primas. Ni los países productores tienen interés en llevar esta situación a ninguna parte.
Cómo ha pasado con otras materias primas, los precios no tardarán en ajustarse. Lo realmente preocupante sería que tras lo vivido estos últimos meses, los “animal spirits” se hubieran visto afectados y empresas y consumidores tuvieran el brazo encogido. No es el caso. De hecho parte del problema ha sido la velocidad y fortaleza de la recuperación de la demanda. La oferta se ajustará.
El futuro de los bancos
Los bancos en los últimos años han vivido la tormenta perfecta. Desde la crisis financiera de 2008, básicamente han estado gestionando miseria. Primero la quiebra de Lehman que se llevó por delante el sistema financiero mundial; luego, y eso fue más nuestro, pinchazo de la burbuja inmobiliaria con el consiguiente agujero en el balance de la banca española que se termino llevando por delante la mitad del sistema que básicamente eran las cajas de ahorro; crisis del euro que lógicamente afectaba a todo pero si cabe más a los bancos porque son entre otros los grandes tenedores de deuda pública; y podríamos seguir con el Brexit, populismos con el fin de traca de la pandemia que como ya estamos viendo las consecuencias han sido mucho menos de lo que cabía esperar.
Una vez que podemos dar por superada la pandemia en lo que al impacto económico se refiere, todo apunta a que lo peor está claramente por detrás y que en concreto los bancos son las entidades que más se benefician de lo que tiene toda la pinta de ser el escenario central de los próximos años: crecimiento con algo de inflación. El crecimiento económico como a todas las compañías expuestas al ciclo, le viene muy bien a la cuenta de resultados de los bancos. En concreto, más actividad se traduce lógicamente en más ingresos -más hipotecas y más comisiones- y menos mora. Y el repunte de los precios también, por que se reprecia el balance. La mayor parte del activo del banco está ligado a la evolución de los tipos de interés y aunque los bancos centrales de forma deliberada -y en mi opinión acertada- están yendo por detrás de la curva-, ésta se va a ir desplazando hacia arriba arrastrando también al doce meses. Además, la pendiente en la curva de tipos facilita mucho que el banco gane dinero en la gestión de su tesorería. Y por último pero no menos importante, los bancos también se ven beneficiados en un primer momento por la subida de los tipos en el pasivo -los depósitos de los clientes- porque no se lo trasladan a los clientes de forma integra con lo que eso supone.
Así las cosas, y teniendo en cuenta las valoraciones tan atractivas a las que todavía siguen cotizando los bancos aunque desde mínimos hayan recuperado parte de la caída, los bancos deberían seguirlo haciendo bien en bolsa. Una primera meta volante podría ser el nivel en el que están los bancos retail o minoristas estadounidenses que son muy asimilables. Hoy cotizan al doble de múltiplo que los europeos -esto como os ha explicado alguna vez Josep Prats no es algo exclusivo de las banca española-. Los drivers ya están funcionando y ahora toca dejarse llevar.
Mirando más hacia delante, tocaría evaluar los riesgos de disrupción tecnológica que sin duda están ahí. Ahora bien, a diferencia de otras industrias, la fuerte regulación del sector juega a su favor y la hace menos atractiva para jugadores de fuera. Hasta ahora hemos visto como los bancos han ido adaptándose a los cambios tecnológicos e incorporando a sus cadenas de valor aquellas fintech que han aportado algo.
Datos
Pasan siempre desapercibida la actualización que a mediados de mes hace el ministro Escrivá de la evolución del empleo. La evolución de la afiliación a la seguridad social con el detalle con el que se conoce -tipo de actividad, provincia,….- sumada a la evolución del número de personas bajo el paraguas del esquema de protección temporal de empleo proporciona una información muy valiosa que luego cada uno puede interpretar como quiera. Pero más allá como la queramos leer, hay poca duda que probablemente constituye el mejor termómetro sobre la evolución económica.
Con los datos que conocimos hace una semana el número de afiliados a la seguridad social está claramente por encima de los niveles previos a la pandemia incluso teniendo en cuenta las personas que están todavía al amparo del ERTE. De hecho, como comentaba el ministro, ha habido alguna lectura diaria en las últimas semanas que ha marcado récord histórico por encima de los 19.700.000 personas cotizando a la seguridad social. La foto la completa la evolución del número de trabajadores en ERTE que sigue reduciéndose
Todo apunta a que los datos de crecimiento del tercer trimestre van a ser muy buenos. Esto no quiere decir que la economía española no tenga problemas. Ni que no vaya a ser de las economías que más tarde en volver a la casilla de salida aunque esta vuelta sea a una velocidad nunca vista. Esta es una foto de la situación actual en la que se suman varias cosas. Reapertura económica, elevada propensión al consumo por las ganas de recuperar el tiempo perdido, políticas monetarias y fiscales a todo lo que dan,…. Más allá de lo que no podemos controlar -evolución de la epidemia o precio del petróleo por mencionar dos-, el crecimiento a futuro también pasa por lo que pueda hacer (o dejar de hacer) el gobierno. Importa y mucho que la percepción de riesgo regulatorio se reduzca. Los patinazos de las últimas semanas -eléctricas y vivienda- no constituyen un buen precedente. A ver qué pasa con el detalle de la reforma laboral que no vamos a tardar en conocer. Hay que recordar aquello de lo que cuesta ganarse pero lo rápido que se pierde, la reputación me refiero. Y la confianza es un intangible valiosísimo que marca la diferencia en como pueda evolucionar a futuro la confianza de consumidores y empresas.
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