Ajuste de cuentas

Nos adelantan

Nuestro crecimiento es débil,‘The Economist’ prefiere a Italia y La Moncloa sigue haciendo de las suyas

El presidente del Gobierno, Pedro Sánchez ABC

EL FMI ha sido el último en poner en solfa las perspectivas de crecimiento del Gobierno, después de la OCDE y el Banco de España. La reducción es de más de un punto porcentual (del 5,7 al 4,6%) respecto de sus previsiones de ... octubre. No hay que olvidar que siguen sin aclararse las razones concretas de las revisiones del crecimiento formuladas por el INE y pesan muchas incógnitas sobre la coyuntura. Pedro Sánchez se agarra a las cifras de empleo, pero algo no debe estar bien si miramos la situación del sector turístico español, fundamentalmente sostenido por la demanda interna. Este país recibió 83 millones de visitantes en 2019, ahora no vienen ni la mitad. Hasta agosto habíamos registrado 15 millones de turistas frente a los 58 millones de un año normal. Esa es una realidad insoslayable que tiene que reflejarse en los indicadores de actividad.

El cuadro macroeconómico de los Presupuestos, que ya se había quedado obsoleto el mismo día de su presentación en el Parlamento, tiene telarañas.

Para ahondar en las comparaciones que irritan a los presidentes del Gobierno, ‘The Economist’ acaba de designar a Italia como el país del año 2021. El semanario concede esta distinción a la nación que mejor ha hecho las cosas en el último curso.

«No por la destreza de sus futbolistas, que ganaron la Eurocopa, ni por sus estrellas del pop, que ganaron el concurso de Eurovisión, sino por su política. ‘The Economist’ ha criticado a menudo a Italia por elegir líderes como Silvio Berlusconi, que podría haber seguido de manera útil la advertencia de la canción ganadora de Eurovisión de ‘cállate y compórtate’. Debido a una gobernanza débil, los italianos eran más pobres en 2019 que en 2000. Sin embargo, este año, Italia cambió». Y el cambio se debe al liderazgo de Mario Draghi, que ha conseguido definir el interés nacional y situarlo por encima de las batallas partidistas. Los latinos solemos pensar que el liderazgo consiste en mandar mientras que los anglosajones creen que el liderazgo es inspirar. Draghi es una notable excepción en nuestra manera de hacer las cosas.

Entre las cosas que nos desprestigian están las ocurrencias como la de nombrar presidente de la Empresa Nacional de Uranio (Enusa) al gerente del partido en el poder en sustitución del filósofo valenciano José Vicente Berlanga que era cuota de Ábalos. Hablamos de una nómina de casi 200.000 euros.

Claro que en La Moncloa se mira con envidia al Gobierno italiano. Más esta semana en que los datos de Eurostat demuestran que en términos de renta per cápita España ha descendido al 16º lugar del ranking de los 27 de la UE. Como consuelo se exhibe el tirón de orejas que Bruselas ha dado a los Presupuestos de Draghi, mientras los de Sánchez han sido certificados como «contractivos». Pero eso es porque no han mirado el cuadro macro. Si lo hubieran hecho los habrían calificado como «increíbles». jmuller@abc.es

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