Monti avisa ya a los italianos de que pedir ayuda al BCE «no sería un drama»
El primer ministro italiano propone una cumbre que revitalice el proyecto europeo ante el auge de los populismos
Monti avisa ya a los italianos de que pedir ayuda al BCE «no sería un drama»
Por primera vez, el primer ministro italiano, Mario Monti, no excluye que Italia pueda recurrir a la ayuda del Banco Central Europeo (BCE) y del llamado fondo «salva- Estados», para reducir así la prima de riesgo.«Por ahora –dice Monti— no tenemos necesidad, pero puede ... ser que un día Italia tenga que pedir la ayuda a Europa y no será un drama». El profesor Monti puede permitirse ser así de sibilino sobre uno de los asuntos más debatidos en este Foro Ambrosetti de Cernobbio, a orillas del lago de Como, una especie de cátedra de las ideas para Italia y en parte para Europa.
Parece claro, y así lo afirma Monti y otros miembros de su gobierno, que por el momento se quiere evitar pedir la ayuda por no considerarla necesaria. Pero, obviamente, como nos reconocía el vicesecretario del Partido Demócrata, Enrico Letta, político muy próximo a Mario Monti, «si Italia sigue en grave crisis y la fiebre del enfermo (prima de riesgo) sube a cuarenta grados, no habría otro remedio que pedir también la asistencia europea».
No han sido definidas todavía a fondo las condiciones que se impondrán a los países que soliciten la ayuda, pero podrían ser muy duras, como subrayan destacados dirigentes políticos y empresariales en Cernobbio, entre ellos el exministro italiano Giulio Tremonti. Aunque, como ayer mismo reconoció Benoit Coeure, el representante francés en el BCE, «no necesariamente los solicitantes deberán adoptar ulteriores medidas de rigor». Lo que está fuera de duda es que el control y vigilancia sobre las medidas de rigor y de ajuste serán muy reforzados para que el cumplimiento sea absoluto. Precisamente esta exigencia de disciplina es la que lleva a algunos empresarios a considerar que Italia debe pedir la asistencia europea. Por ejemplo, Massimo Brunelli, del fondo inmobiliario Idea Fimit, es contundente: «Pedir la ayuda –asegura— obligará a Italia a comportamientos disciplinados para lograr los objetivos de crecimiento y sanear la economía». Pero buena parte de las opiniones se inclinan por evitar la ayuda, para no perder soberanía. Y en el caso de solicitarla, Italia pretende rechazar cierta condicionalidad, un aspecto que el propio Monti ha explicado así al cerrar los trabajos del Foro Ambrosetti: «No estaría de acuerdo para ofrecer el pecho a nuevas flechas de condicionalidad: una cosa es compartir los instrumentos "anti spread” (prima de riesgo), otra cosa es la pérdida de soberanía».
Presiones para un Monti-bis
Monti ha dejado Cernobbio con un apoyo plebiscitario. En una una encuesta entre empresarios, financieros y profesores asistentes en Cernobbio, el 80 por 100 ha señalado que Mario Monti debería continuar al frente del gobierno italiano tras las elecciones que se celebrarán en la primavera próxima. Berlín, París y Washington presionan también en la misma dirección, es decir, por un Monti-bis. El profesor Monti lo rechaza por ahora, pero nadie descarta su futura implicación en el gobierno del país. Ayer mismo, una encuesta del Corriere della Sera mostraba que la opción de un nuevo ejecutivo italiano compuesto por técnicos estimados en Europa, en lugar de políticos tradicionales, además de ser solicitada por los dirigentes económicos, es apoyada también por un porcentaje muy considerable, próximo al 50 % del electorado.
Salvar a Europa
Monti es apreciado porque es visto como un estadista que ha salvado a Italia de la bancarrota y ahora pretende salvar a Europa, con su idea de convocar una cumbre de jefes de Estado o de gobierno para reforzar el espíritu europeo frente a los populismos y euroescepticismo que están creciendo en el viejo continente a consecuencia de la crisis económica. Se perfila como fecha probable el 25 de marzo, en el 55 aniversario de la firma de los Tratados de Roma, origen de la Unión europea. Ahora se trata de dar un contenido a la cumbre, con el fin de que no sea solo un escaparate para una reunión más de los líderes europeos. Se intentará al menos comprender por qué tantos ciudadanos rechazan Europa y poner algún remedio. Será importante relanzar el espíritu europeo, pero parece muy difícil mientras dure la crisis económica, que todavía puede prolongarse mucho tiempo, según se desprende de los debates de Cernobbio. El expresidentes de la Comisión europea, Romano Prodi, asistente en Cernobbio, lo ha explicado gráficamente así: «Delante de nosotros se nos presenta un larguísimo túnel y utilizando incluso prismáticos de largo alcance no aparece ninguna luz al fondo de este túnel».
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