«Los inversores se marchan de España por la inseguridad jurídica», afirma Ignacio Galán
Entrevista exclusiva de ABC con el presidente del grupo Iberdrola
El presidente de Iberdrola atiende a ABC en Nueva York entre numerosos compromisos empresariales en esa y otras ciudades de EE.UU. Sus declaraciones son contundentes con las medidas aprobadas por el Gobierno para intentar rebajar la factura de la luz.
—Inversores y analistas ... están siendo muy críticos con el decreto.
—Numerosos informes hablan de inestabilidad, de ruptura de las reglas de juego, inseguridad jurídica e intervencionismo. Y todo por no querer cambiar y hacer una cosa tan simple como lo que hacen los portugueses. O como se ha hecho en España con el gas, donde se ha quitado la volatilidad para los pequeños consumidores. Por resolver un pequeño problema van a crear otro mucho mayor. El problema de la volatilidad de las tarifas de la luz afecta al 10% de toda la energía y tenemos el riesgo de extenderlo al 100% del mercado.
—¿Las nucleares no pueden cerrar y deben funcionar a pérdidas?
—Las empresas propietarias de esas centrales envían sus cuentas al Gobierno periódicamente. En los últimos siete años registran pérdidas, desde que Nadal puso otra tasa. Aquí se arregla todo poniendo tasas. Nos hemos quedado afónicos explicándoselo al Gobierno y resulta que no hay solución. Y ahora, no solo van a seguir perdiendo dinero, sino que quieren que pierdan muchísimo más. Habrá que buscar una solución, y no sé cuál es. Si a 50 o 60 euros se pierde dinero y ahora te meten 100 euros de impuestos, ¿a qué precio debe de vender esa compañía su electricidad para tener un equilibrio?
—¿El Gobierno y las administraciones locales han denunciado el vaciado de algunas presas para aprovechar los altos precios de la electricidad?
—Primero, nosotros no vaciamos las presas. Iberdrola hace ofertas de precios de todas sus centrales. Están el operador del mercado (OMIE) y el operador del sistema (REE) que casan las ofertas y deciden qué centrales entran. No sé a qué es debido el ruido que se ha montado. Quiero subrayar que la hidroeléctrica es una energía renovable y almacenable. Afortunadamente que había agua, porque si no el precio se habría disparado aún más. Lo mismo sucede cuando no hay viento. Lejos de ser un problema, ha sido una bendición que tuviéramos agua. Nosotros no abrimos los embalses. Nos lo ordenan porque, si no abres, te denuncian por manipulación del precio.
—¿Qué interlocución tienen con el Gobierno?
—Durante tres años han sido ortodoxos, hemos tenido una relación razonable. Pero sobre este tema, de repente, ha habido el mayor secretismo, no ha habido ningún tipo de diálogo, ni con el decreto ni con lo del CO2. Nos han llamado en el último minuto explicándonos que «te voy a decir una cosa que no te va a gustar». Preguntamos si se podría negociar y nos respondieron que «bueno, sí, pero esto es lo que hay». Llevamos tres años diciendo cuál es la solución: igual que en Portugal, que además tiene el mismo precio mayorista. Aquí lo han diseñado mal y no quieren cambiarlo. Hemos tenido 35 reuniones con ellos y les hemos presentado documentos de cómo funciona en otros países.
—En este decreto se nota la mano de Podemos.
—De política no opino. Mi negociado es que soy el presidente y consejero delegado de una corporación que tiene 130.000 millones de activos, presencia en 30 países, que me paso más tiempo en EE.UU. que en cualquier otro sitio y que la inestabilidad española no ayuda a nuestra imagen en otros países. Aunque la sede social está en España, más del 70% del capital es internacional, tengo que desgastarme para explicarle a los inversores que ponen el dinero en nuestra empresa que por qué ocurren estas cosas. Los informes de los inversores son demoledores. Están marchándose de España. A Iberdrola le afecta en 15.000 millones de euros desde que empezaron a hacer estas cosas. Y eso no solo afecta al sector energético, también a la credibilidad del país. Los inversores están muy preocupados por lo que se está haciendo en España.
—Uno de los principales objetivos de Pedro Sánchez es proyectar a España como lugar de inversiones. ¿El decreto no convalida esa visión?
—Estoy viendo inversores todos los días y leyendo informes de analistas y de agencias de ‘rating’. No sé si a él le hacen otras preguntas. Eso no es bueno para España. Un sector que es muy intensivo en capital y con inversiones a largo plazo, no puede tomar decisiones estructurales en situaciones coyunturales. Por una situación puntual no puede ser que tiren ‘patas arriba’ todo el modelo. Y cuando están utilizando afirmaciones falsas, repito, falsas para justificarlas. Y el CO2 no tiene la culpa. No viene de Arabia Saudí. Es un impuesto que se lleva Hacienda, pero no para guardarlo y hacer carreteras, sino para inyectarlo a los consumidores que se puedan ver afectados. Tienen que dar todo, no un poco. Como hacen en Italia.
— Han pasado dos años desde su participación en la cumbre del clima de la ONU, aquí en Nueva York.
—Sí, el día en que me dieron dos minutos de gloria en la Asamblea General; creo que no ha habido ningún español que ha tenido dos minutos de gloria para presentar su plan en la Asamblea General de Naciones Unidas, y realmente impresiona. Y además ir después del presidente Macron.
— ¿Cómo se puede medir el grado de implicación del sector empresarial en la transformación energética? ¿Nos lo estamos creyendo?
—Bueno, llevamos 20 años creyéndonoslo. Hace veinte años, que es cuando yo llegué a Iberdrola, en el mundo ni los gobiernos, o muy pocos gobiernos, muy pocos reguladores, muy pocas industrias creían que eso del cambio climático era realmente un problema. Creo que la Cumbre del Clima de París, por presión de la sociedad civil, hizo que los gobiernos se pusieran las pilas y empezaran a cambiar la forma de atacar el tema. El problema del cambio climático es un problema que afecta a todos y en el que todos tenemos que dar soluciones. No es un tema de unos u otros, es un tema de unos y otros. Y nosotros hace veinte años empezamos a tomar medidas como empresa, cerrando nuestras centrales de carbón y de gasoil, invirtiendo en renovables. Había comentarios de algunos de nuestros colegas sobre que el viento no tenía sentido porque nunca sopla el viento cuando hace falta y entonces no da seguridad y estabilidad. Hoy hay muchos países en los que la energía eólica es el primer productor de electricidad. Pero después de ese tema hemos tenido que pelear con reguladores, gobiernos… Yo recuerdo que en España sacamos una tarifa que era de energía verde y el regulador nos prohibió por denuncia de nuestros colegas el vender energía verde, porque la energía era toda igual, porque iba por los mismos cables y por tanto no se podía distinguir. Bueno, hoy estas situaciones nos parecen absolutamente obvias, se distingue la energía verde del resto en función de dónde es la producción. Como el ‘Green hydrogen’, el hidrógeno verde, distinguirlo del azul depende de dónde lo fabricas y cómo lo fabricas, aunque puede ir por el mismo tubo y no tiene nada que ver. Hemos invertido 120.000 millones de euros en estos años para transformar la compañía, invirtiendo en redes, en renovables y en almacenamiento. Además, hemos replicado ese modelo en otros países. En EE.UU., nuestro principal destino de inversiones, empezamos hace 15 o 16 años haciendo energías renovables, montamos una sociedad en Pensilvania y hemos ido creciendo. En este momento estamos en 25 estados, tenemos activos por más de 40.000 millones de dólares, tenemos una sociedad que cotiza en bolsa, Avantgrid, que es una de las grandes utilities… Yo vengo precisamente de Albuquerque, de Nuevo México, porque hemos llegado a un acuerdo para integrar la compañía de 'utility' de Nuevo México y de Texas, PNM Resources. Somos pioneros en energías marinas en EE.UU. y acabamos de llegar a un acuerdo con nuestro socio, CIP, para quedarnos con todos los parques eólicos marinos que en este momento tenemos. Es en conjunto una inversión comprometida de 8.000 millones que si ganamos esta subasta serían de 12.000 millones de dólares. Que se suman también a los 8.500 millones de dólares de la compra de PNM, pues esta semana hemos tenido que tomar decisiones del orden de los 20.000 millones de dólares. Este es el tamaño que tenemos, a lo cual se añaden las inversiones orgánicos que tenemos sistemáticamente en este país, para dar electricidad a Nueva York, Connecticut, Massachussetts y Maine y los parques eólicos que tenemos y estamos haciendo en otros veintitantoss estados, que son unos 4.000 millones al año. EE.UU. es nuestro primer centro de inversiones, más o menos el 50% de nuestro plan hasta 2025. De los 80.000 o 90.000 millones de dólares, 40.000 millones se destinan a EE.UU. En la UE estamos haciendo parques eólicos en Francia, estamos en Alemania, acabamos de terminarlos en Reino Unido, tenemos proyectos para hacer en Japón, Taiwán, Corea, compramos el año pasado una compañía de renovables en Australia, la mayor del país, y en Euopa estamos por todas partes. En Portugal estamos haciendo tres hidroeléctricas. El otro día se lo enseñaba a la ministra. Son centrales de almacenamiento porque la energía renovable necesita producirla, transportarla, y para eso es fundamental tener redes adecuadas, que cuando tienes energía distribuida –muchas centrales y muchos puntos de consumo– se necesita un sistema inteligente para evitar apagones. La electricidad es algo fácil para los que no saben y difícil para los que nos hemos dedicado a esto bastantes años. Hay que hacer dos cosas, ajustar la oferta y la demanda en tiempo real, y un milisegundo es suficiente para que el sistema se desajuste, como el apagón de este verano cuando se desajustaron las frecuencias en Francia. Las decisiones que tenemos que tomar son de muy largo plazo, no es un negocio especulativo, se toman a 40, 50 y 60 años. También los diseños de redes. Entonces, ¿qué se necesita? Cuatro palabras mágicas: consistencia, estabilidad, urgencia y no cambiar las reglas del juego en situaciones temporales.
—¿Cómo afecta a Iberdrola el proteccionismo que impone Biden?
—Tengo que resaltar la consistencia de EE.UU. en sus políticas energéticas. Llevamos aquí años, he estado con el presidente Obama, Trump y Biden. Había unas políticas de apoyo a las energías renovables, 'tax credits', que se han mantenido a lo largo del tiempo, el modelo no ha cambiado, siempre estabilidad. Los estados, de los que dependen los planes, son más activos unos que otros en la promoción de la descarbonización, pero no ha habido cambios bruscos. No se ha pasado de promocionar a penalizar las renovables. Biden ha hecho una visión de más largo plazo, 2035, que la producción de energía eléctrica sea no emisora de CO2. Nos están dando medios los estados para promover la instalación de cargadores, cosa que en Europa tenemos que estar presionando a los cargadores. Aquí en Nueva York, 150 millones de dólares para potenciar la red, cosa que nos falta en países europeos. En 'offshore' fuimos la primera empresa que se comprometió a hacer un parque marino, ganamos un concurso en Massachussetts y llevábamos años y años con ello. Llegó la Administración Biden y en pocos meses obtuvimos los permisos. Y están haciendo una cosa mejor: lanzando cada estado muchísimas subastas para hacer una masa crítica de inversión que justifique el llevarte buena parte de la industria local. No es lo mismo hacer un parque que quince parques. Porque posibilita que productores de 'jackets', de turbinas -lo hicimos nosotros cuando trajimos a Gamesa-, de infraestructuras de cualquier tipo, están haciendo que se puedan beneficiar de energía menos costosa y además limpia, y también de una masa critica de industria que cree riqueza alrededor del país. La Administración Biden nos está dando la estabilidad, la predecibilidad, el respeto a las leyes, una fiscalidad razonable y unos criterios correcto. ¿Qué nos gustaría? Que los procesos administrativos fueran más ágiles, pero están en ello. Es el único tema, lo tienen claro y es lo que hace que vengamos a invertir aquí.
— ¿No es un obstáculo que el nuevo plan de infraestructuras pida que se fabrique todo o casi todo en EE.UU.?
—Bueno, el plan de infraestructuras tiene dos partes. La mayor es el incentivo a la iniciativa privada para que haga esas infraestructuras. Una pequeña parte es lo que va a los fondos que se van a utilizar. En ese contexto, si hay una masa crítica, no hay que incentivar, se incentiva solo, es más barato traer de al lado que de otra parte. Tener que traer cimentaciones marinas, plataformas, etc... de Europa… El cable, también se puede fabricar aquí. Son costosos de traer y si te quieren dar ayudas para fabricarlo aquí, pues 'verde y con asas'. Todos los temas en líneas de transmisión que este país necesita quieren meterlas dentro del programa de 'tax credit'. Una de las condiciones que te piden es que tengas un compromiso de producción local, lo cual tiene una cierta lógica y no es distinto de otros países de Europa.
Límite de sesiones alcanzadas
- El acceso al contenido Premium está abierto por cortesía del establecimiento donde te encuentras, pero ahora mismo hay demasiados usuarios conectados a la vez. Por favor, inténtalo pasados unos minutos.
Has superado el límite de sesiones
- Sólo puedes tener tres sesiones iniciadas a la vez. Hemos cerrado la sesión más antigua para que sigas navegando sin límites en el resto.
Esta funcionalidad es sólo para suscriptores
Suscribete
Esta funcionalidad es sólo para registrados
Iniciar sesiónEsta funcionalidad es sólo para suscriptores
Suscribete