La invasión de Ucrania y el temor a una guerra nuclear aumentan el interés por los búnkeres en España

«Las peticiones han aumentado hasta más de un 50% », explica el dueño de Underground Building, Francisco Javier Márquez. La empresa fue creada en 2018 porque pensó que era un tipo de edificación distinta y que en España, casi no existía ningún negocio dedicado a la construcción de búnkeres de hormigón.

Ahora, sin embargo, su negocio ha dado un vuelco ante la avalancha de llamadas tanto a nivel nacional como internacional. Márquez confiesa que son muchas las familias que se están interesando por este tipo de viviendas. Por ejemplo, la semana pasada tuvo una solicitud de un búnker de dos plantas de 100 metros cuadrados cada una.

Los precios oscilan desde los 30.000 euros, que sería el búnker más pequeño y que más bien correspondería a una habitación del pánico o una bodega, hasta 1,5 millón de euros con una capacidad de 50 personas. «El perfil del demandante es gente con dinero que tiene mucho miedo ante posibles ataques», determina.

Lo más recomendable, explica el experto, es que el búnke r sea de hierro, ya que los de hormigón son más propensos a las humedades, que tenga al menos seis metros cuadrados para una capacidad de cuatro personas. Las instalaciones deben estar equipadas por: una cocina americana, un baño y un espacio para varias literas.

«Un búnker tiene que tener una entrada y salida, debe ser confortable, que aguante el peso y tenga unos filtros antibacterianos y antinucleares que impidan el acceso de la radiación», señala como los requisitos mínimos que deben cumplir. Por esta razón, fabricar un refugio en un sótano solamente sirve para el momento del ataque ya que no cumpliría con las condiciones necesarias de seguridad.

De modo que esta cimentación no se puede construir de un día para otro, requiere de casi dos meses para que las instalaciones estén listas.

Así que si se necesita un lugar más inmediato, otra opción es comprar un búnker ya construido. En 'Idealista', salió a la venta hace dos meses una vivienda unifamiliar situada en Fresnedillas de la Oliva, un pueblo madrileño a 20 kilómetros de El Escorial, y que cuenta con un búnker de granito construido durante la Guerra civil española.

Desde el estallido del conflicto en Ucrania las llamadas mostrando interés por él se han incrementado, explican desde CODE Real Estate, la inmobiliaria que gestiona la venta de la parcela. Una peculiar singularidad, que además de aportar la seguridad que muchos están buscando, la convierte especialmente atractiva al contener «un símbolo de España», sostiene la empresa.

Con un precio de venta 370.000 euros, la vivienda, de 3.000 m2 de parcelados, cuenta con dos cocinas independientes, 8 dormitorios y seis baños.

En Mallorca también está disponible un fortín similar. En Cap Blanc, en el municipio de Llucmajor y a pocos minutos de Cala Pi se encuentra esta antigua base militar en primera línea de mar, desde la que se puede divisar la isla de Cabrera. Su distintivo es que posee un búnker subterráneo de unos 2.000 metros cuadrados con varios tabiques y salas y techos de unos 4 metros de altura. Como reclamo, el búnker goza de una salida directa al acantilado. Su precio: 3,8 millones de euros.

Otros lugares en España que tienen refugios como parte integrantes de las viviendas es Marbella. 'Idealista', a pesar de no contener un filtro con esta especificidad, muestra dos viviendas con cuentan con búnkeres y su coste rondan los 10 millones de euros.

No obstante, si estás cifras se van de presupuesto, en la plataforma de alquiler vacacional Airbnb se ofrece un «auténtico búnker alemán». Una construcción de las tropas alemanas en el norte de Francia durante la Segunda Guerra Mundial que ha sido restaurada y reacondicionada como casa de huéspedes subterránea.

El búnker-L479, que está situado en Saint-Pabu, Bretaña (Francia) y que consta de 24 habitaciones distribuidas en dos plantas, tiene un precio medio por noche de más de 600 euros.

A pesar de este pequeño «boom» por el interés de adquirir refugios, estas instalaciones han estado presentes en nuestro territorio durante décadas atrás. De hecho, en 1943 se aprobó en España el decreto de 20 de julio de ese mismo año, en el que se obligaba a construir búnkeres para las ciudades de más de 20 mil habitantes ante el riesgo de bombardeos áeros por la Segunda Guerra Mundial. Una obligación que solo duró un año.

Actualmente el Palacio de la Moncloa sí que cuenta con un búnker cuyo origen se remonta al expresidente Felipe González a raíz del frustrado golpe de Estado del 23 de febrero de 1981. Aunque no se conocen muchos datos de estas instalaciones, tiene una capacidad para casi 200 personas y se calcula que costó alrededor de 60 millones de euros , pero se desconoce la cifra concreta, ya que fue pagado con cargo a los fondos reservados.

La primera y única vez que se ha utilizado fue durante la Nochevieja de 1999. A causa del temor a que el «efecto 2000» desencadenase un Apocalipsis electrónico, Francisco Álvarez Cascos, entonces vicepresidente del Gobierno, se encerró en el búnker con un gabinete de crisis que nunca tuvo que entrar en acción.