El ingeniero que abandonó la zona de confort para salvar vidas

Joan Bertran abandonó una sólida carrera profesional para crear una membrana que acaba con células tumorales

25/03/2018
Actualizado a las 07:40h.

Ceboitex es el ejemplo de lo que ocurre cuando se produce una alianza entre solidaridad, innovación y tecnología. Esta spin off, del hospital Sant Joan de Deu de Barcelona y la Universitat Politècnica de Catalunya, es una empresa que surgió en 2012 y ... está basada en la aplicación biomédica de las nanofibras. Su objetivo: luchar contra el cáncer infantil. Esto que puede sonar a chino tiene una sorprendente traducción: esta organización ha desarrollado una membrana capaz de eliminar las células cancerígenas. Así es. Lo que muchos se preguntarán es por qué no está ya en los hospitales españoles.

La idea partió hace nueve años de Joan Bertran, cofundador y CEO de Cebiotex e ingeniero textil que trabajaba con tejidos técnicos en una multinacional. Tras vivir una triste experiencia con el cáncer (el fallecimiento de Sara, un niña de seis años que era la hija de un amigo suyo), se propuso luchar contra el cáncer infantil y abandonó su puesto en la multinacional para dedicarse en cuerpo y alma a sacar adelante su proyecto científico.

«Sara tenía alojado el tumor principal alrededor de un vaso sanguíneo. Y no se pudo hacer nada. Así que tuve una idea inicial muy básica: poner una gasa impregnada en quimioterapia alrededor del vaso sanguíneo para acabar con el tumor», recuerda Bertran. La idea, que a muchos les pareció descabellada, encontró respaldo en el hospital Sant Joan de Deu de Barcelona y la Universitat Politècnica de Catalunya . Bertran habló con médicos, con pediatras, con ingenieros... Después vino la tecnología, la ciencia, las nanofibras... Tres años de trabajo científico conjunto entre investigadores de las dos instituciones permitieron sentar las bases científicas de la membrana de nanofibras.

«Las grandes compañías no asumen el riesgo de comercializar fármacos cuando están enfocados a niños»

Bertran explica en qué consiste el producto desarrollado por el equipo de Cebiotex, cuyas instalaciones y oficinas se encuentran en el Parc Científic de Barcelona: «Cuando se extirpa quirúrgicamente un tumor nunca se sabe si se deja algo en el lecho quirúrgico, pequeñas células que si llegan al torrente sanguíneo puede hacer metastasis en otros lugares. Al poner en la herida nuestra membrana biodegradable, que es como papel de fumar, descarga quimioterapia local (mil veces superior a la quimio normal) durante días hasta acabar con las células que quedan del cáncer», explica el ingeniero. El proyecto se encuentra en fase preclínica y «en dos meses lo presentaremos a la Agencia Española del Medicamento para que nos autorice a probar en humanos», dice Bertran.

Pero llegar hasta aquí no ha sido fácil. El primer prototipo se financió con ayuda de la familia, amigos, conocidos... El proceso continuó con una segunda campaña de crowfunding y ahora una ronda de financiación popular mediante la plataforma de capital riesgo Capital Cell. Así han conseguido más de dos millones de euros. «Tenemos muchos pequeños inversores gracias a los que hemos conseguido mantener el foco pediátrico del proyecto», cuenta Bertran.

Porque si bien grandes multinacionales se han interesado por Cebiotex, al final «las grandes compañías no asumen el riesgo de comercializar fármacos cuando están enfocados a niños. Sólo se interesan por adultos», se lamenta Bertran. Así que para continuar desarrollando la membrana se han centrado en el sarcoma de partes blandas, un tumor mixto de niños y adultos. «Ahora esperamos que entre en la compañía un capital riesgo o una multinacional farmacéutica para continuar el desarrollo y comercialización», dice el ingeniero. «Yo continuaré manteniendo el foco pediátrico y para ello acudiré a fondos filantrópicos», concluye.