La inexplorada ruta de la metamorfosis del coche de combustión en eléctrico

Las empresas de ‘retrofit’ aseguran que el alto coste de la homologación y la falta de ayudas frenan este negocio vinculado a la economía circular

Fernando Morales

13/04/2021
Actualizado a las 14:05h.

Convertir el coche de combustión en eléctrico es posible, pero esta actividad, denominada ‘retrofit’ es bastante desconocida en España. Y eso que su espíritu encaja bien en el concepto de «reducir, reutilizar y reciclar» que debe caracterizar a una economía sostenible. Las primeras ... empresas comenzaron a surgir hace ya más de siete años, pero el fenómeno no despega. Las empresas consultadas aseguran que las políticas españolas siguen primando el achatarramiento frente al reciclaje. Como explica José Milara, CEO de Ecocoche, en nuestro país se abonan 5.000 euros al dueño de un coche que lo lleve a achatarrar tras comprarse uno nuevo, pero no se ofrece ninguna ayuda para reciclar y reconvertir un coche a cero emisiones. Impulsar estas ayudas «se estaría potenciando un modelo de economía verde y circular», defiende Milara.

Pero ello, unido al alto coste que tiene en España el proceso de homologación de una única unidad, hace que esta industria esté actualmente, en palabras de Juan I. Coll del Rey, directivo de Ic2Ev, «estancada». Desde Elektrun Cars, otra de las empresas que trabaja el ‘retrofit’ en España, explican que el proceso de homologación de un kit de reconversión –batería, motor, controlador y sistema de frenado, entre las principales piezas– está compuesto por dos partes. Por un lado, la homologación de la batería que tiene un coste de entre 50.000-60.000 euros; y la homologación del resto del kit, que costaría entre 15.000 y 20.000 euros.

Ellos empezaron reconvirtiendo, por hobby, un Renault Twingo y a raíz de ese cambió les salió un proyecto para convertir, hace seis años, un 127 para una finca ecológica. En ese momento se dieron cuenta, relata el director técnico de la compañía, A.D. Sánchez, que había «mercado y negocio», por lo que decidieron homologar el Twingo para que pudiera circular por España. Sin embargo, ahí descubrieron las dificultades que había para homologar estos vehículos, ya que los ensayos que requieren «son muy caros». Aún así, una vez que el kit del modelo está homologado, el precio de la transformación es de entre 14.000 y 16.000 euros.

Para que la homologación de un kit -batería, motor, controlador y sistema de frenado- salga rentable, Sánchez señala que deben tener un mínimo de 20 peticiones de transformación de un modelo, por lo que hacen listas de interesados hasta tener un número de vehículos adecuado para hacer la homologación. Ahora mismo, según cuenta, tienen unas 1.100 peticiones, de las cuales 95 son para reconvertir un Mini clásico y otras 55 para el antiguo escarabajo.

Clásicos al día

Y aunque cualquier coche puede convertirse en eléctrico, lo cierto es que Del Rey ve más lógico reutilizar los que están fuera del circuito convencional o que tienen más de cinco años y no tienen la garantía de la marca. Eso sí, señala que en «en principio» son más interesantes los vehículos clásicos o antiguos porque la parte del software es mucho menor. Es el ámbito del coleccionismo, no obstante, donde el ‘retrofit’ está más implantado ya que, como señala, «es o tener un clásico en una vitrina porque no puede circular debido a las normas medioambientales de muchas ciudades o tenerlo en la calle» convertido en eléctrico.

En comparación con otros países, España está muy atrasada en cuanto al desarrollo del ‘retrofit’. Al principio podía ser una excusa de desconocimiento por la población y las propias instituciones españolas, pero las compañías creen que ahora la clave está en que en otros territorios los precios de homologación son más baratos e incluso en Francia, por ejemplo, ya se ha regulado que se bonifica también a los coches reconvertidos. Pero el ‘retrofit’, defienden, no solo ayudaría a renovar el parque móvil español sino que sería una fuente de empleo y un “salvavidas” para todos los talleres que se verán obligados a transformarse para asumir un volumen cada vez mayor de eléctricos. «Es una forma para que los talleres puedan meterse en una industria que surgirá cuando el precio de un eléctrico y un coche de combustión sea similar, por lo que habrá más eléctricos», asegura Sánchez.