El importe de operaciones corporativas en España cayó un 30% a cierre de 2015

Botín no ha sido la única en pedir estabilidad en el Gobierno. El presidente de Bankia, José Ignacio Goirigolzarri, repitió una frase –si no en la forma, en el contenido– muchas veces comentada entre los empresarios españoles durante estas últimas semanas: "La inestabilidad y la incertidumbre no son buenas para la economía. Si se mantiene en el tiempo, acabará afectando". Al máximo responsable de la antigua caja se suma una nutrida lista que incluye analistas, banca de inversión –"la incertidumbre política implícita va a pesar sobre la confianza de empresas y consumidores, y por ende en las perspectivas económicas", advirtió Goldman Sachs– y la Comisión Europea.

La influencia de la falta de un acuerdo de gobierno tras las elecciones generales del 20 de diciembre sobre la actividad económica parece fuera de toda duda. La cuestión es si sus efectos se dejarán notar de manera inminente. La respuesta, como ponen de relieve los datos de la base de datos TTR (Transactional Track Record), es que si bien el número de transacciones se ha incrementado durante el último tramo del año 2015, su importe ha descendido de manera significativa. En concreto, durante el último trimestre del año, el volumen de las operaciones –fusiones y adquisiciones, capital inversión, capital riesgo y otras inversiones– ha descendido hasta los 26.294 millones de euros, un 30,3% menos que durante el mismo periodo de 2014.

El matiz es que el número de transacciones, sin embargo, ha aumentado un 8,5%, hasta las 538. Es decir, se cerraron más movimientos empresariales, pero a menor precio, una relación aparentemente contradictoria que se explica por la fuerte caída de los índices bursátiles.

Se trata, por tanto, de una tormenta perfecta: la situación de inquietud política en España se ve agravada por la desaceleración china y el desplome del crudo. "Fondos institucionales y grandes fondos de capital riesgo se mantienen en estos momentos en "stand by" a la espera de visibilidad política en España para realizar operaciones de gran tamaño. Asimismo, factores como el menor crecimiento de China y la caída del precio del petróleo, que están acarreando caídas en Bolsa, también están incrementando la incertidumbre sobre el crecimiento global y ralentizando el ritmo en algunas regiones de fusiones y adquisiciones", explica Rafael Roldán, socio director del área de transacciones de EY (antigua Ernst & Young), quien detalla que las operaciones de menor tamaño están sufriendo un menor menoscabo. "No obstante, España sigue siendo objeto de transacciones en el mercado mediano al verse menos afectadas por el entorno. Por sectores, el gran protagonista continúa siendo un viejo conocido en la economía española: el inmobiliario , aunque con un modelo de desarrollo más basado en los activos no residenciales (oficinas, naves logísticas, hoteles, etcétera) que en la vivienda, el gran motor de los años de la burbuja del ladrillo.

"Tenemos la ventaja de que España y el sector del ladrillo siempre han estado estrechamente ligados. Los precios de estos activos son muy buenos, lo que da lugar a que los inversores particulares y los fondos se dirijan a España en busca de rentabilidades interesantes, ya sea a través de socimis (sociedades de inversión inmobiliaria) o alquileres", detalla Álvaro García-Capelo, analista de XTB.

La mayor parte de las operaciones durante los últimos tres meses, especialmente en el segmento de las fusiones y adquisiciones, la protagonizó el sector inmobiliario. En último lugar se sitúan las entidades financieras, superadas por las firmas tecnológicas y de internet. "Las operaciones de gran tamaño, especialmente en sectores regulados como la banca o las "utilities" (infraestructuras y energía), son realmente las que más están notando esta bajada de la actividad. Al final, los inversores quieren invertir en compañías teniendo una información clara y precisa del negocio y no dependiente de posibles cambios regulatorios que pueda implantar el nuevo gobierno", puntualiza Roldán.

Asimismo, la formación de un nuevo ejecutivo, especialmente si está configurado parcialmente por Podemos, es una posibilidad que despierta inquietud en los mercados, admite García-Capelo, ante el reto que afronta el sector bancario para concluir el largo camino, que arrancó allá por 2009, de adelgazamiento y consolidación, un proceso que había encontrado en la coyuntura económica actual un contexto idóneo. "España se encuentra ahora en un momento clave: el paro está cayendo, los precios del crudo bajos, tipos de interés en mínimos y existe mucha liquidez en el mercado que debemos aprovechar", recalca Roldán, quien también advierte de que otra posible salida, la repetición de los comicios, sería "contraproducente para la actividad inversora".