El gasto en pensiones crece un 5,1% en enero, el nivel más bajo en una década

Una cifra que elevará el coste anual de las prestaciones por primera vez en la historia hasta cerca de los cien mil millones de euros. En pleno debate sobre la reforma del sistema de pensiones, el freno en el gasto supone siempre una buena noticia, pero no es más que un espejismo originado por la baja inflación y sus efectos en la cuantía de las pensiones, que además son muy limitados para las cuentas de la Seguridad Social.

En los nueve años anteriores, la nómina había crecido entre el 6,2% de 2000 y el 8,5% de 2008 a consecuencia de cinco factores: la inflación, el aumento de los beneficiarios, las subidas por encima de la media de las pensiones más bajas, los cambios en las prestaciones de viudedad y en las del SOVI, y el efecto de sustitución de las pensiones antiguas por las nuevas, siempre más elevadas.

La inflación del 0,8% de 2009 ha tenido dos consecuencias positivas para las arcas de la Seguridad Social. En primer lugar, el sistema se ha ahorrado la ya tradicional paga compensatoria de mediados de enero por el desbordamiento de la previsión oficial; y, en segundo, la subida de enero, salvo el caso de las prestaciones más bajas, ha sido de sólo el 1% frente al 2% habitual, al considerar el Gobierno que el IPC no rebasará esa cifra en 2010.

Esta coyuntura ha permitido que la pensión media haya tenido el incremento más bajo de la década, del 3,4%, frente a cifras superiores al 4% e incluso al 6% de años anteriores.

El número de pensionistas de la Seguridad Social era el pasado 1 de enero de 8.614.876 y vuela hacia los nueve millones, cifra que, con un alza anula del 1,7%, alcanzará seguramente en 2013. En 2020 será de 10,1 millones, según la previsión del Gobierno, con una ligera corrección a la baja si se aplica finalmente desde 2013 el retaso de la jubilación a los 67 años.