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El «virus» de las nacionalizaciones populistas en Iberoamérica

El Gobierno español insiste en reclamar a los gobiernos de la región seguridad jurídica para las empresas españolas

El «virus» de las nacionalizaciones populistas en Iberoamérica archivo

M. V. / F. P. M.

La llegada de líderes más o menos populistas a los gobiernos de algunos países de Iberoamérica, como Bolivia, Argentina y Venezuela, ha traído consigo una oleada de nacionalizaciones y reestatalizaciones que han sembrado la región de inseguridad jurídica. Ese retorno al control estatal de la economía ha afectado a varias empresas españolas.

Hugo Chávez decretó hace dos años la expropiación de la empresa transnacional española Agroisleña , dedicada a la distribución y venta de productos agroquímicos. «Forma parte de los intermediarios especulativos», dijo el presidente venezolano.

Estos mandatarios suelen presentar sus expropiaciones como una suerte de justicia social, demonizando a la empresa a nacionalizar. Y las compañías energéticas están siempre en el punto de mira de estos gobiernos.

En abril de este año, Argentina, que en 2009 había «quitado» Aerolíneas Argentinas al Grupo Marsans , aprobó la expropiación del 51% de Repsol en YPF , alegando la supuestamente raquítica inversión de la multinacional española en el país. Con igual excusa, Evo Morales anunció dos semanas después la nacionalización de Transportadora de Electricidad (TDE), de Red Eléctrica de España (REE) . Y ya entonces el expresidente de Bolivia, Carlos Mesa, avisaba a Iberdrola de que el mandatario cocacolero iría también a por el «tercer eslabón» del sistema energético, la distribución.

Reacción de Moncloa

Consciente quizá de ese afán expropiador, el propio Mariano Rajoy tuvo que pedir el mes pasado durante la XXII Cumbre Iberoamericana que se respete el principio de seguridad jurídica. Ayer, el Ministerio de Exteriores lamentó la decisión de Evo Morales. al tiempo que recordó que recae «sobre compañías que nunca antes habían pertenecido al Estado boliviano».

La última dentellada populista procede de un país en el que España es el segundo inversor, solo por detrás de EE.UU. ¿Se verá perjudicada esa relación? «Se expropia en momentos en que a pesar de la crisis el Gobierno español ha ratificado la cooperación con Bolivia. Dudo que esa promesa se cumpla después de esta medida», dice el analista energético Francesco Zaratti.

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