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Las exportaciones avisan: España está perdiendo competitividad

El déficit de la balanza comercial vuelve a dispararse y ya ronda los 34.000 millones al año

Una imagen de archivo del puerto de Barcelona lleno de contenedores de mercancías INÉS BAUCELLS
Roberto Pérez

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En los peores años de la crisis -entre 2009 y 2012- las exportaciones españolas crecían a un ritmo medio que rondó el 10% interanual. Ahora, tras seis años de despegue económico, las ventas al exterior se han frenado de forma preocupante. El año pasado las exportaciones españolas aumentaron un 3,2%. Y durante el primer trimestre de este 2019 no solo no han aumentado en términos interanuales sino que se han recortado ligeramente . De enero a marzo, España vendió en el extranjero un 0,02% menos que en el primer trimestre de 2018.

Por el momento, lo preocupante no es tanto el dato en sí como la tendencia que esboza desde hace meses. Es pronto para saber si, efectivamente, se está produciendo un cambio de tendencia o si es un bache pasajero que en algún momento tocará a su fin. Pero, mientras se resuelve esa duda, ha empezado a cundir preocupación, y no solo por el impacto directo que tiene en el tejido exportador sino porque de él depende en gran medida la salud del conjunto de la economía española.

De entrada, lo que se aprecia desde hace varios años es que las importaciones crecen a mucho más ritmo que las exportaciones. Y eso, en un país con déficit comercial recurrente, supone hacer cada vez más grande ese «agujero». En 2016, la balanza comercial de España se anotó un déficit de 17.385 millones de euros; el año pasado fue de prácticamente el doble, de -33.840 millones de euros. Eso sí, la cifra sigue muy lejos de aquellos 100.000 millones de déficit comercial que llegó a registrar España en 2007, o de los más de 94.000 millones de euros en números rojos que arrojó nuestra balanza en 2008, justo cuando aterrizó la crisis económica.

Ahora el déficit comercial muestra cifras mucho menos indigestas que las de entonces, pero el descuadre cada vez es mayor y eso es preocupante. Basta echar un vistazo a los datos de los veinte últimos años para comprobar que España registró el récord de déficit comercial a las puertas de la crisis, y que salió de ella coincidiendo con un fuerte despegue de las exportaciones, que llegó a colocar en mínimos el déficit de la balanza comercial. A la vista de ese pasado reciente, el ritmo al que ahora está creciendo el déficit comercial no es precisamente una circunstancia tranquilizadora. Y menos aún si eso se debe a una ralentización de las exportaciones, que constituyen una fuente esencial de recursos para la economía española.

Caída de la competitividad

Desde el Club de Exportadores e Inversores Españoles subrayan que el de 2019 ha sido «el peor comienzo de año desde 2009». Y es que hay que remontarse diez años atrás para encontrar un primer trimestre del año con decrecimiento de las exportaciones en tasa interanual. «Si 2018 fue el año de la desaceleración de las exportaciones, 2019 se perfila como el año del estancamiento», dice el presidente del Club de Exportadores e Inversores Españoles , Antonio Bonet, quien ha reclamado «la formación urgente de un Gobierno estable, con un programa económico que incida en reformas estructurales y mejoras fiscales que no empeoren la competitividad de las empresas exportadoras».

Bonet insiste en que el Estado debe desplegar medidas que «reanimen» el sector exterior, «que ha sido el principal motor de crecimiento económico en España en los últimos diez años». Y advierte que urge hacerlo, porque si bien es cierto que «el comercio mundial se está desacelerando, es innegable que las exportaciones españolas muestran una tendencia más negativa que la de nuestros competidores europeos».

España, en suma, está perdiendo cuota de mercado en el exterior, y el antídoto imprescindible en estos casos es aumentar la competitividad. Ese es el problema de raíz, según subraya Rafael Pampillón, catedrático de Economía de la Universidad CEU San Pablo. «Durante el último año ha descendido la productividad en España , porque crece más rápido el empleo que la producción, y eso pasa factura a las exportaciones, a nuestra competitividad exterior», explica este experto. Por eso -indica- es una mala noticia que las exportaciones del primer trimestre hayan sido ligeramente inferiores a las de hace un año, mientras que las importaciones siguen creciendo a buen ritmo y, por tanto, el déficit de la balanza comercial se dispara.

España, uno de los países de la UE donde más se está desacelerando la exportación

«Hay que poner el foco en la competitividad », insiste Rafael Pampillón, porque «las exportaciones han sido una auténtica tabla de salvación de España para hacer frente a la crisis». Para conseguir esa mejora de la competitividad, este catedrático de Economía considera que habría que incidir, entre otras, en dos cuestiones: fomentar la mejora tecnológica del tejido empresarial español y eliminar gasto público superfluo para dejar en manos de la economía productiva más recursos -menos impuestos- y, así, poder ser más competitivos.

Cuanto antes se apliquen esas medidas para relanzar las exportaciones, mucho mejor, porque algunos expertos advierten de que el horizonte a corto plazo es complicado para el comercio exterior español. Así lo ha indicado el Instituto de Estudios Económicos (IEE), que lo ha hecho constar en un reciente informe que ha elaborado a partir de las previsiones de primavera de la Comisión Europea . Según el IEE, esos datos indican que España va a ser de los países europeos que más van a notar la desaceleración de sus exportaciones durante este 2019. Se calcula que aumentarán una media del 2,5% en el conjunto de la UE, pero que en España el incremento interanual será inferior y se quedará en el 2,3%, muy por debajo de países como Rumanía, Irlanda, Hungría y Grecia, donde las exportaciones aumentarán entre un 4,4% y un 4,7% este año. Y todavía más alejado de Polonia, Eslovenia y Eslovaquia, que se prevé que lideren el ranking exportador de la UE el presente ejercicio, con tasas de crecimiento interanual del 5,2%, 5,4% y 6,1%, respectivamente.

«Nuestro ritmo exportador se ha desacelerado notablemente desde las tasas de aumento del 5,2% logradas tanto en 2016 como en 2017», advierten desde el Instituto de Estudios Económicos.

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