La eurozona, reinventarse o morir
Alemania y Francia quieren refundar Europa con un minitratado nuevo que imponga mayor disciplina económica a cambio de seguir en el euro
El euro entra en horas absolutamente decisivas para su futuro. La crisis financiera que empezó en 2008, y que luego se trasladó a la economía real y a la deuda soberana, ha pasado factura al proyecto de la moneda única, cuyas debilidades han brillado como el sol en los últimos meses. Ahora es el tiempo de los cambios y, como no podía ser de otra manera, serán pilotados por Francia y Alemania, los dos auténticos pesos pesados de Europa.
El presidente galo, Nicolas Sarkozy, y la canciller alemana, Angela Merkle, se reunirán mañana en París para oficializar el acuerdo que han alcanzado , y que luego extenderán al resto de países europeos, para intentar resolver esta crisis sistémica. Sin embargo, y por cortesía con los ciudadanos de sus respectivos países, ambos líderes han dado ya algunas de las claves esta semana.
Merkel y Sarkozy pretenden poner en marcha una minireeforma de los tratados europeos para hacer cambios sustanciales en la eurozona. Se creará una unión presupuestaria y fiscal, uno de los grandes defectos que tiene el euro ahora, de tal modo que los países que quieran estar en este «núcleo duro» tendrán que someterse a un control «con lupa» de cada gasto y de cada ingreso que realizan en sus arcas públicas. Los que no respeten las normas recibirán amonestación pública , una multa económica y, llegado el caso, una denuncia ante el Tribunal de Justicia de la Unión Europea o, en situación extrema, la expulsión del «núcleo duro» del euro, aunque no de la moneda.
A cambio de someterse a esta «intervención» por parte del nuevo gobierno económico del euro que se creará, ésta es otra de las novedades, se recibirá apoyo del Banco Central Europeo en forma de compra de deuda de los países con mayores dificultades de financiación o de cualquier otro sistema de ayuda que se diseñe para este fin.
Los que no cumplan estas nuevas reglas no serán expulsados de la moneda única, pero no estarán protegidos por la solidaridad del resto de socios del euro.
Como explicó claramente el jueves Sarkozy «no se volverá a rescatar a ningún país como Grecia» , en alusión a que este país ha llegado a la lamentable situación económica en que se encuentra fruto de una laxitud sin precedentes en materia de recaudación de impuestos, al engaño puro y duro en los datos de su economía que enviaba a Bruselas y, en los últimos tiempos, a la aprobación de planes de reforma y de recorte prespuestario que nunca se ponían en marcha, hasta el punto que la troika (BCE, FMI y CE) ha tenido que mandar una delegación cuasi permanente a Atenas para que controle la «caja» del país y, más recientemente, la presión internacional ha impuesto incluso el cambio de Gobierno en favor de un tecnócrata del Banco Central Europeo, Lucas Papadimus.
El Tratado de Maastricht, que es el que dio origen a la moneda única, preveía ya sanciones para los países que no cumplieran sus reglas de oro (déficit público máximo del 3% del PIB y deuda pública no superior al 60% del PIB), pero nunca se activaron. De hecho cabe recordar que la gran disciplinadora de Europa, la señora Merkel, pertenece a un país que se unió con Francia en 2003 para descafeinar y vaciar de contenido el propio Tratado de Maastricht en el sentido de que las normas podían dejar de cumplirse en situaciones excepcionales, como decidieron que era el caso.
Una de las novedades de este nuevo régimen del euro, que Sarkozy definió de manera grandilocuente como la refundación de Europa, es que en Bruselas se controlarán «ex ante» las cuentas públicas de los países, los presupuestos generales del Estado, incluso antes de que pasen por los órganos de representación democrática, en el caso de España el Congreso de los Diputados.
Los eurobonos, en el tintero
Lo que parece que se ha quedado finalmente en el tintero son los traídos y llevados eurobonos, un sistema para comunitarizar la deuda pública de los países de la moneda única, pese a la insistencia de la Comisión Europea, que cada día actúa más como un llanero solitario. Y es que a Alemania no le falta razón porque la creación de los eurobonos , resumiendo mucho, supondría que el país germano y los países que ahora pagan menos por financiarse en los mercados tendrían que asumir parte del coste de los que están siendo penalizados por los mercados, lo que sería extremadamente difícil de explicar a las opiniones públicas de los países que están cumpliendo con rigor las normas en materia de déficit.
Así las cosas, la cuestión es qué dirán el resto de países del euro y del conjunto de la Unión Europea, en la decisiva cumbre del próximo viernes en Bruselas, a este proyecto franco-alemán de disciplina reforzada y más poder de intervención para las instituciones europeas a cambio de ayuda, llegado el caso, del BCE.
De hecho, el propio presidente del BCE, Mario Draghi, dijo esta misma semana que la institución que preside podría involucrarse más en la resolución de la crisis si los países del euro se comprometen más por la vía de la unión fiscal y presupuestaria.
Un detalle que da idea del calado de a próxima cumbre europea es que el secretario del Tesoro de Estados Unidos, Timothy Geithner, hará una gira por las principales capitales europeas los días previos para «discutir el refuerzo de las instituciones del euro».
Por parte del Fondo Monetario Internacional se ha confirmado también que podría recibir fondos extra del Banco Central Europeo que, posteriormente, prestaría a los países del euro que lo necesitaran. Esta maniobra, aunque parezca un poco rocambolesca, haría posible superar la actual prohibición que tiene la institución de Fráncfort para comprar de manera masiva deuda de los países de la eurozona en el mercado secundario.
De hecho fuentes del Tesoro de Estados Unidos han indicado lo importante que es que los países que están soportando costes de financiación más elevados en la Eurozona, el caso de los países rescatados hasta el momento (Grecia, Irlanda y Portugal) más el de España e Italia, puedan acceder a medio plazo a financiación a precios razonables . Parte de la preocupación de Estados Unidos reside en que el 15% de sus exportaciones tiene como destino Europa, por lo que es muy importante para ese país que la UE salga de la crisis.
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