España, tercer país que más «pesca» del plan Juncker, con 40.000 millones

Si bien en relación al PIB España es el octavo estado que más ha aprovechado esta ventanilla, nuestro país está en la gama alta de la clasificación. Los 79 proyectos aprobados en España tratan de, en base a un aval o una inyección aprobada por el «plan Juncker», recabar un apoyo mayor del sector privado.

Uno de los ejemplos de empresas españolas innovadoras que han recibido financiación del plan es el de Exovite, una compañía de Zaragoza que se dedica a replicar fédulas e implantes y que ha desarrollado gafas 3D para reducir el tiempo en quirófano y así, el riesgo y el coste. «La primera cirugía así la aplicamos en el Hospital Gregorio Marañón», asevera su CEO Juan Monzón, que apunta que están trabajando en la primera planta de hospital robotizada en un centro en España. La firma recibió alrededor de 300.000 euros en forma de aval para conseguir un crédito que aceleró su desarrollo.

Bruselas recuerda los efectos de la oleada de millones bombeada en pymes y proyectos de innovación, ante unas elecciones que estarán marcadas por el auge de partidos populistas y eurófobos . Grecia ha sido el país que, en relación a su PIB, más se ha beneficiado y un ejemplo de los proyectos helenos que han recibido fondos es el de Mani Food, empresa helena que envasa aceitunas y aceite. Su directora, Demie Cononelos, creó su empresa en plena crisis, con los bancos cerrados al crédito. «Gracias al apoyo del plan Juncker conseguimos renovar la maquinaria y duplicar la producción. Exportamos a EE.UU. y toda Europa», señala.

«La productividad de los trabajadores norteamericanos es un 60% más alta que la de los europeos, sobre todo porque durante muchos años en Europa se ha invertido poco en comparación. El simple mecanismo de que el BEI asuma el riesgo de proyectos y movilice inversión ya cambia toda la estructura de riesgo», apunta Gunnar Muent, director de Innovación y Competitividad del Banco Europeo de Inversiones, que ve en el «plan Juncker» una oportunidad de cerrar esta brecha.

A partir de la siguiente legislatura, si el horizonte del «plan Juncker» era movilizar 500.000 millones en cinco años, se busca unificar los instrumentos de financiación para recabar 1,2 billones en siete años . «El volumen es la gran diferencia», destaca Kerstin Jorna, subdirectora de la Comisión. Para ello, se buscan nuevos retos como prevenir la robotización de los empleos, que afectan a un 7,6% de los puestos en toda Europa —en el caso de España, este porcentaje asciende al 12% según la OCDE—. Juncker se retirará el año que viene pero su plan le sobrevivirá.