España se sumerge en la oportunidad de las arterias submarinas de internet

La saturación de estas infraestructuras en Reino Unido abre la puerta a nuestro país para posicionarse como centro de conexión global de la economía digital

Instalación del cable Grace Hopper de Google en Sopelana (Bilbao)

Son las arterias de internet. 1,3 millones de kilómetros de fibra óptica resguardados en las profundidades de los mares y océanos que posibilitan el acceso a cualquier servicio online en apenas unos milisegundos. Los cables submarinos se han convertido en un ... activo crítico para el desarrollo de la sociedad digital de nuestros días, resiliente incluso a reveses como los meses de confinamiento en los que la red estuvo sometida a un estrés sin precedentes . El trabajo en remoto, la telemedicina, los contenidos en ‘streaming’ o las aplicaciones de realidad virtual salen adelante gracias a la existencia de estos tubos que pueblan el lecho marino y conectan continentes. Hay un dato revelador que da buena cuenta de su magnitud: hoy el 99% de las telecomunicaciones mundiales transcurre por estas infraestructuras –solo un raquítico 1% depende de los satélites–, por lo que contar con puntos de anclaje en territorio nacional es una cuestión estratégica para cualquier país.

El último mapa global de cables submarinos elaborado por la consultora TeleGeography y presentado en mayo de 2021 revela que existen 464 tendidos distribuidos por el planeta , de los cuales 27 tienen parada en España. A pesar de que todavía estamos lejos de referentes como Reino Unido, que alberga 58, nuestro país dispone de bazas a favor , entre las que destaca su posición geográfica, para consolidarse como el nuevo imán de estas autopistas de la información por las que ya apuestan gigantes como Google, Meta, Microsoft o Telxius Telecom, controlada por Telefónica y Pontegadea.

Estas infraestructuras, como apuntan desde Telxius, representan una opción económica con capacidad de transportar mayor tráfico de datos que las terrestres . «El satélite es más limitado, resultando especialmente útil para hacer llegar la información a áreas remotas, de difícil acceso», agregan. Las ventajas de los cables submarinos no se agotan ahí. « Los satélites son más susceptibles de ser interferidos , ya que cuando la señal viaja por el aire no está tan protegida frente a boicots», explica Héctor Esteban , director de la Escuela Técnica Superior de Ingeniería de Telecomunicación de la Universidad Politécnica de Valencia. Debido a sus prestaciones, como la baja latencia y la calidad de la señal, multitud de empresas necesitan de los cables . «Operadores de telefonía, plataformas de ‘streaming’, proveedores ‘cloud’, servicios de computación en la nube y ‘big data’…», repasa el experto.

En caso de incidencia, estos túneles de internet están preparados para responder, ya que al detectar un fallo o sabotaje, como hay redundancia, el tráfico se redirige rápidamente a otros cables. «Su tiempo medio de vida ronda los 25 años, durante los cuales están sujetos a un proceso constante de mantenimiento. Se protegen de sabotajes físicos y lógicos desde la propia estación de amarre hasta su entrada al mar, tanto los ductos como el propio cable que va blindado evitando cortes», indican desde Telxius.

La investigación sigue su curso para dar con soluciones cada vez más sofisticadas. Por ejemplo, Grace Hooper, primer cable financiado por Google que llega a España y que unirá nuestro país (desde Bilbao) con Reino Unido y Estados Unidos, incorporará una novedosa tecnología de conmutación de fibra óptica que mejorará la fiabilidad de las comunicaciones, encaminando el flujo de datos de forma más eficaz para esquivar ralentizaciones y cortes. Este proyecto, operativo en el último trimestre del año, se une a otros planificados en nuestra geografía en los próximos años como 2Africa que, con una longitud de 45.000 km y amarres en Barcelona y Gran Canaria, será el más largo jamás desplegado, o Medusa , que conectará el sur de Europa (en España tiene paradas en Barcelona, Zahara de los Atunes y Torreguadiaro) con el norte de África.

Situación privilegiada

Las mencionadas iniciativas demuestran cómo España empieza a configurarse como un lugar ambicionado por los grandes jugadores del sector para acometer este tipo de operaciones . «Tiene una situación geográfica privilegiada. Da al Atlántico Norte, al Atlántico Sur, tiene acceso al Mediterráneo…», pone en valor Miguel Ángel Acero , CTO de AFR-IX Telecom que, junto con Alcatel Submarine Networks, construirá el cable submarino Medusa, de 8.700 km y con una inversión de 326 millones de euros . «Su función es, por un lado, acercar el norte de África al gran internet europeo y, por otro, unir el este con el oeste. Hay mucho tráfico que viene de Asia desde Egipto y necesita llegar a Marsella», apunta. El primer tramo, que dejará conectadas Argelia, Marruecos, España y Portugal, entrará en funcionamiento en septiembre de 2024 , mientras que el siguiente se hará desde Egipto hacia Marsella y quedará en servicio en abril de 2025. Más adelante habrá una tercera carga desde Creta hacia Turquía.

Acero destaca que metrópolis españolas como Barcelona pueden ser enclaves decisivos en el futuro. «Nos dimos cuenta de que era un punto de interés», comenta. AFR-IX Telecom, con sede en la capital catalana, pasó a la acción con la creación de Barcelona Cable Landing Station , un puerto digital que proporciona un servicio de amarre de cables de acceso abierto a los operadores. «Se pondrá en servicio en septiembre», adelanta. La firma quiere replicar la iniciativa en Cádiz ya que, como destaca Acero, el aterrizaje es uno de los aspectos más complejos de los tendidos de cables submarinos.

A su juicio, España tiene grandes oportunidades en un contexto en el que los dueños de las infraestructuras buscan nuevas rutas . «Marsella es el principal punto del Mediterráneo y los centros de datos franceses tienen un peso importante en el internet mundial, pero hace falta diversificar y Barcelona puede ser buena alternativa», asegura. Génova (Italia) también se ha postulado como receptora de cables submarinos, si bien los procesos allí son más complicados por su tipo de costa. Dentro del territorio patrio, Acero identifica Valencia como otra de las ciudades que están trabajando mucho y bien para atraer cables, sin olvidar el potencial de Andalucía y la cornisa cantábrica.

Alternativa europea

Con respecto a Reino Unido, habitual punto de anclaje en Europa, se enfrenta a una saturación de cables que, según los expertos, beneficiará a España. Además, la importancia estratégica de nuestro país frente a Reino Unido como nodo de comunicaciones podría aumentar si se consolida la tendencia geopolítica de un mayor peso de las potencias asiáticas frente a las occidentales , tal y como cree Héctor Esteban: «De 1998 a 2003, el 70% de los cables submarinos se tendieron en el Pacífico. A medida que el peso económico y político de Asia aumente frente al eje Atlántico occidental, la ventaja geográfica del Reino Unido sobre España disminuirá . Nuestro país puede conectarse con Oriente Medio y Asia a través del Mediterráneo y el Mar Rojo, de manera más directa a como podría conectarse el Reino Unido».

La proximidad de nuestras costas con el continente africano es otro de los motivos que podrían traer cables submarinos a España. «Si algunos países de África empiezan a tener crecimiento y necesitan infraestructuras de telecomunicaciones, estar cerca de ellos y poder proporcionárselas nos daría ventaja frente a Reino Unido », justifica José Antonio Morán Moreno , director del grado de ingeniería de tecnologías y servicios de telecomunicaciones de la Universitat Oberta de Catalunya (UOC).

Atracción de negocios

La llegada de nuevos cables submarinos a España es esencial en términos económicos porque hoy lo que genera riqueza es la cercanía a los nodos de comunicación que, a su vez, favorece la instalación de negocios como los centros de datos , edificios que albergan en su interior ‘ordenadores gigantes’ para interconectar, almacenar, resguardar y procesar datos a gran escala. «El ‘data center’ da conectividad a nivel terrestre, pero cuando se necesitan conectar continentes la opción utilizada con más frecuencia es la interconexión con cables submarinos porque tiene las menores latencias y es un despliegue relativamente rápido . Son un complemento al rol de nodo del ‘data center’ a nivel terrestre», explica Juan Vaamonde , director general de Data4 para España. La compañía francesa cuenta con un campus en España, en la localidad madrileña de Alcobendas, dotado de cuatro módulos de centros de datos.

El directivo indica que los principales mercados europeos en el sector, conocidos como FLAP (Frankfurt, Londres, Ámsterdam y París), están alcanzando el límite de capacidad, mientras que ubicaciones como España, Italia, República Checa o Polonia son los nuevos destinos de estas instalaciones . «Disponer de esta infraestructura permite dar conectividad con latencias bajas y hace al país más atractivo», reflexiona. Para hacerse una idea de la pujanza del sector en España, la inversión directa en nuevos centros ascenderá a 6.837 millones de euros hasta 2026 , a los que se sumarán al menos otros 10.000 millones en inversión indirecta, según un reciente informe de Spain DC, la Asociación Española de Data Centers.

Futuro prometedor

«Los países que se conviertan en centros neurálgicos de información van a mejorar su economía porque van a recibir inversiones y atraer talento», recuerda Morán Moreno, de la UOC. En el caso de los cables submarinos, las previsiones hablan de un nicho que aún no ha tocado techo. « Se trata de un mercado en clara expansión . En un momento en el que la conectividad y el tráfico de datos cobra cada vez mayor importancia, la capacidad de transmisión es crucial. Los cables submarinos modernos están diseñados para evolucionar al ritmo de las nuevas tecnologías de transmisión . Así, Marea, cuya capacidad inicial fue de 160 Tbps, al poco de entrar en servicio ya podía alcanzar los 200 Tbps. Lo mismo ocurrió con Brusa, que comenzó con una capacidad inicial de 136 Tbps y es capaz de alcanzar los 160 Tbps gracias a una nueva solución de tecnología óptica», subrayan desde Telxius.

Si en 2020 el valor estimado de este mercado era de 13.300 millones de dólares, la previsión es que alcance un volumen de negocio de 30.800 millones en 2026 , según el informe ‘Submarine Optical Fiber Cables-Global Market Trajectory & Analytics’ de Research & Markets.

Tradicionalmente las empresas de telecomunicaciones habían controlado estas infraestructuras, aunque con el tiempo las tecnológicas han entrado de lleno en la carrera por dominar el fondo del océano . «Cualquier dependencia externa es una debilidad. Las grandes empresas cuyo negocio se mueve alrededor de los datos quieren tener sus propios cables porque así pueden gestionar la infraestructura y adaptarla a sus necesidades», explica el profesor Morán Moreno.

Algunas acometen la inversión en solitario, como Google con Grace Hopper, aunque otras veces se agrupan diversas compañías, como hicieron Meta, Microsoft y Telxius con Marea. «El despliegue de un cable puede durar años y requiere de inversiones importantes que a veces las empresas por sí solas no son capaces de aguantar, entonces forman consorcios», dice el experto, que advierte de que la invasión rusa de Ucrania puede cambiar la estrategia de los países . «No es descabellado que deseen tener una cuota de seguridad o que establezcan algún mecanismo de protección con las empresas propietarias de los cables porque ningún país puede permitirse hoy en día que caigan las comunicaciones», reflexiona. El presente y futuro de internet viaja por estos tesoros cobijados en las profundidades de mares y océanos.

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