España llega tarde al matrimonio de conveniencia entre las renovables y el campo
A pesar de algunos proyectos pioneros, España ya llega tarde al desarrollo de un modelo que maximiza las posibilidades de ambos mundos

Si se dieran el ‘sí quiero’ se convertirían en un matrimonio de conveniencia perfecto cuando se casan en armonía las energías renovables con los usos tradicionales de nuestros campos. Es decir, cuando alrededor o debajo de los paneles solares se cultivan plantas aromáticas y ... medicinales, árboles frutales, verduras y hortalizas, pastan ovejas o polinizan abejas, compartiendo, y no compitiendo, por el uso del suelo . Pero esta nueva práctica, o modelo de negocio u oportunidad, según como se mire, es tan incipiente en nuestro país que incluso todavía no goza de un término consensuado para nombrarlo. Agrovoltaica, agrivoltaica o agrofotovoltaica son las denominaciones que podemos encontrar. Ni siquiera tiene una definición. Algo que sí ocurre en países como Francia, Alemania e Italia que incluso lo han regulado y empiezan a extender estos proyectos por sus territorios. Si tomamos ejemplo de los vecinos europeos, la agrovoltaica es un maridaje perfecto que bien podría revitalizar la España vaciada y aliviar tensiones que se están empezando a producir en algunas zonas con la instalación de macroparques solares. Algún futuro tendrá este nuevo modelo cuando ya hay grandes empresas que están incorporando soluciones agrovoltaicas a sus megaconstrucciones renovables.
Francia. Alemania e Italia ya han regulado sobre la agrivoltaica
El potencial que tiene la agrovoltaica en España es indiscutible. Primero, porque contamos con una tradición agrícola ancestral. Segundo, porque en la transición energética a una economía sostenible, la generación de energía renovable es el camino. Y con tantas horas de sol como disfrutamos, la fotovoltaica es una de nuestras grandes apuestas. Es una energía limpia, barata y sostenible. Por ahora hay instalados 15 GW y el objetivo es llegar a 39 en 2030, según recoge el Plan Nacional Integrado de Energía y Clima (PNIEC).
Tensiones por el suelo
Además, parece que no nos falta terreno para conseguirlo. «Hay potencial y hay suelo disponible, porque los cambios tecnológicos han triplicado la producción por hectárea, produciendo un descenso en la superficie cultivada del 15%», indica Paloma Rodríguez, responsable de Proyectos de APPA Renovables. La superficie agraria útil de España supone más de 23 millones de hectáreas: 17 millones son de cultivo y otras seis ganaderas. En el hipotético caso de que toda la energía fotovoltaica necesaria para cumplir con las previsiones del PNIEC fuese instalada en suelo agroganadero, «ocuparía el 0,21%», defiende José Donoso, director general de la Unión Española Fotovoltaica (UNEF).
Pero no hay que obviar que algunas zonas rurales se están tensionando porque agricultura y grandes parques fotovoltaicos entran en competencia por llevarse su tajada del suelo disponible, como reconoce gran parte de este sector y han denunciado diversas organizaciones profesionales de agricultores. La última vez, la semana pasada, las asociaciones de Castilla y León Asaja, COAG y UPA registraron en el Ministerio de Agricultura y en el de Transición Ecológica un documento para «no permitir la instalación de parques de energía fotovoltaica (...) en zonas tradicionales de cultivo, en terrenos de transformación en regadíos, en pujantes tierras productivas o en terrenos muy útiles desde el punto de vista agronómico». Un portavoz de ASAJA aseguraba a este periódico que «se está aprobando la construcción de nuevos macroparques sin tener en cuenta las tierras que son improductivas o dónde tienen menos impacto. No hay un control y ordenación del territorio. Hay mucha gente mayor y pueblos pequeños con escasos recursos que ven en los macroparques una vía rápida de ingresos. Pero solo dan ingresos cuando se construyen, no después».

La rentabilidad del suelo es una de las claves por las que la agricultura pierde la batalla en favor de los parques fotovoltaicos. «La renta media de un agricultor por cultivar tierras de secano está entre 100 y 400 euros por hectárea al año, los alquileres que pagan las empresas por instalar plantas fotovoltaicas oscila entre 1.500 y 2.000 euros», sostiene José Donoso. Desde luego, unos tentadores ingresos extras que pocos se atreverían a rechazar. Y eso tiene sus consecuencias. «Muchos agricultores están cediendo sus terrenos para la producción fotovoltaica. Les compensa cobrar el alquiler que le da una empresa generadora, con la que se comprometen durante 20 o 30 años, dejando de producir el terreno durante todo ese tiempo. Esto reduce el número de terrenos disponibles para cultivar y sube el precio del alquiler en los terrenos que necesitan otros productores. Por eso es necesario algún tipo de regulación que proteja la agricultura», indica Miguel Ángel Muñoz, profesor de la Escuela Técnica Superior de Ingeniería Agronómica, Alimentaria y de Biosistemas de la Universidad Politécnica de Madrid (UPM). El propio director general de la patronal UNEF José Donoso lo reconoce. «Puede haber sitios determinados con alguna mayor concentración de plantas». Aún así, insiste, en que «no hay ninguna colisión entre soberanía energética y alimentaria».
Algunos proponen instalar los parques solares en terrenos clasificados como erial
Una solución podría ser instalar los parques fotovoltaicos en zonas baldías. «Hay muchos campos abandonados. Solo que con los que se han abandonado en Cataluña en los últimos años habría para cumplir los objetivos de PNIEC de toda España», asegura Donoso. La UNEF ya ha hecho sus cálculos. Existen dos millones de hectáreas clasificadas como erial. Teniendo en cuenta este dato y que cada megavatio fotovoltaico necesita dos hectáreas de terreno, «la energía fotovoltaica contemplada en el PNIEC se podría instalar en todo el terreno del erial y solo ocuparía 2,1% de ese espacio», explica UNEF.
Quizá esa tampoco sea la solución para las empresas generadoras, porque si esos terrenos no cultivables «están en zonas escarpadas o alejadas de las líneas de distribución tendrán sobrecostes», detalla Miguel Ángel Muñoz.
Diferentes modelos
En este panorama la agrovoltaica sí podría jugar un gran papel relevante. «Si un agricultor puede dar un doble uso al terreno que explota, esto permitirá generar empleo y riqueza a la vez que disminuimos la dependencia energética», cree Paloma Rodríguez.
Aunque todavía esté por definir qué es y qué requisitos debe cumplir. Por eso, los expertos debaten sobre varios modelos. «En el modelo agrosolar, menos exigente, pueden instalarse placas en el suelo e introducir ovejas, en lugar de maquinaria, para desbrozar la hierba. O poner paneles en una nave agrícola, que no es muy distinto de una nave industrial. Pero en un modelo agrovoltaico tiene que existir sinergía y un beneficio mutuo. Se trata de que los paneles mejoren un cultivo a campo abierto o en un invernadero», explica Álvaro Larraza, miembro de la Plataforma por un Nuevo Modelo Energético. «La clave es que siga habiendo tareas agrícolas con unas condiciones mínimas de producción. Hay ciertas tareas que apenas tienen interferencia con los paneles solares como la apicultura y el pastoreo», añade Miguel Ángel Muñoz. La tendencia más purista considera que una plantas agrovoltaica es aquella donde los paneles favorecen, sirven y mejoran la producción agrícola.
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Los beneficios potenciales de la agrovoltica están ahora en estudio. El equipo de Sostenibilidad, Calidad y Hortofrutícola del IMIDA (Instituto Murciano de Investigación y Desarrollo Agrario y Medioambiental), formado por Pilar Flores y Viginia Hernández, y Fulgencio Contreras, también del IMIDA, explica algunas de las bondades que se investigan. Por ejemplo, jugar con el sombreado de los paneles es beneficioso para los cultivos. Evita el exceso de radiación en las plantas y puede mejorar la humedad del suelo, con el consiguiente ahorro de agua en el riego, algo de suma importancia en zonas de estrés hídrico. Además, los paneles protegen del granizo o de otras inclemencias meteorológicas que pueden dañar los cultivos. Y las placas también se benefician de los procesos de evapotranspiración de las plantas. Se genera un microclima debajo de ellos que contribuye a que bajen su temperatura, evitando así que los paneles pierdan eficiencia si se sobrecalientan.
Mayor producción
Nos obstante, no sirve el mismo modelo para todos los emplazamientos. «La agrovoltaica requiere estudios muy específicos de cada zona para seleccionar las especies más adecuadas, para evaluar el efecto de las placas sobre ellas...», señala este grupo del IMIDA. Este equipo está convencido de que si con los paneles «se consigue disminuir todos los estrés que reducen la producción, se logra mayor rendimiento y calidad en los cultivos». Otra de las ventajas que esgrimen los defensores de la agrovoltaica: puede aumentar la producción.
Una de las ventajas es que los paneles pueden aumentar la producción de los cultivos
Es de suponer que el diseño de la instalación es también clave. «Hay que elevar los paneles a más altura (entre 4 y 5 metros), para realizar las labores propias de agrícolas y dejar pasar la maquinaria. Realizar estructuras de paneles que permitan cambiar la orientación, no siguiendo el sol para producir más energía sino adaptando la radiación que llega al cultivo en función de su crecimiento con lo cual se genera menos electricidad. Se puede espaciar más los paneles, utilizarlos semitransparentes, o bifaciales...», explica el profesor Muñoz. Y esto se traduce en un sobrecoste. «En torno a un 20% más», calcula. «La innovación puede venir por el lado de las estructuras de soporte, por el de los paneles o por el agrícola», añade Álvaro Lázarra.
Proyectos
Aunque parezca que la agrovoltaica esté en el aire, ya se realizan los primeros ensayos en España. Endesa está incorporando diferentes cultivos en las plantas de Valdecaballeros y Augusto, en Extremadura; Totana, en Murcia, y Las Corchas, en Andalucía. Desde pimiento rojo, brócoli y berenjena hasta tomillo, pitaya, orégano... «Son medidas basadas en los cultivos de cada zona, involucrando a la comunidad local y a centros tecnológicos que conocen las soluciones más viables. Están acompañados de propuestas dirigidas a promover la biodiversidad y salvaguardar recursos como el agua y el suelo. Promovemos el pastoreo, implementamos organismos polinizadores, damos soluciones a nidificaciones de aves protegidas, escogemos especies que evitan la escorrentía...», cuenta Roberto Andrés, responsable de Innovación de Proyectos Agrovoltaicos de Endesa. «Hay que apostar por soluciones agrovoltaicas para dar continuidad a los sectores asentados», mantiene.
Biodiversidad
También está el ejemplo de la planta de Talayuela Solar (Cáceres), gestionada por la empresa noruega Statkraft, donde entre un millón de paneles fotovoltaicos se multiplican las encinas.Está previsto que generen 600GWh/año para dar servicio a 150.00 hogares. Esta misma semana entrarán 500 ovejas para desbrozar de forma natural la vegetación. De las 820 hectáreas que ocupa (como 1.600 campos de fútbol), en 312 se han adoptado medidas para conservar la biodiversidad (vallado que permite el paso de animales, islas flotantes de vegetación para especies como el ánade real...). «Es una forma de integrar una energía sostenible con la actividad del sector primario, dando oportunidades a los ganaderos locales, además de conservar el entorno», indica Erika Morales, responsable de Sostenibilidad en Statkraft.
Iberdrola es otra de las empresas que trabaja en iniciativas agrovoltaicas. En las plantas de Puebla de Guzmán (Huelva) y en Núñez de Balboa (Badajoz), ha desplegado 270 colmenas de abejas. «El proyecto persigue demostrar cómo la ubicación de polinizadores en instalaciones renovables puede mejorar la estabilidad de los ecosistemas y potenciar el rendimiento de los cultivos de las tierras agrícolas circundantes. Son terrenos libres de herbicidas y químicos porque el crecimiento de hierbas se controla mediante el pastoreo de ganado», cuentan desde la compañía.
Está claro que nadie quiere renunciar a una energía limpia y barata, ni abandonar nuestra tradición agrícola ni al mundo rural. La agrovoltaica puede ser la puerta para mantener toda esa riqueza.
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