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España consigue mantenerse como tercer productor de tabaco de la Unión Europea

La superficie cultivada es de 8.795 hectáreas, de las que el 97% están en Extremadura

La cultiva de hoja de tabaco tiene mucha importancia en la parte norte de la provincia de Cáceres ABC
Maribel Núñez

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La cruzada contra el consumo y venta de tabaco que se desarrolla en todo el mundo ha hecho que, lógicamente, la producción se haya reducido drásticamente en los últimos años. Sin embargo España, pese a todo, ha conseguido mantener el cultivo en estos tiempos de crisis. Así, entre 2006 y 2016 la producción apenas ha disminuido un 10%, frente a las importantes caídas de la producción de hoja de tabaco en países tradicionales como Bulgaria, en los que el cultivo ha caído más de un 80% en los últimos diez años. Alemania prácticamente ha abandonado la producción de hoja de tabaco.

Hay que recordar que los agricultores europeos de tabaco han vivido un gran cambio en la política agraria común (PAC), ya que se han eliminado todas las ayudas acopladas a este cultivo, en un contexto de caída del mercado a nivel global, por razones sanitarias. Así, este 2017 la superficie cultivada asciende a 8.795 hectáreas, de las que el 97% del total se ubican en Extremadura, principalmente en el norte de la provincia de Cáceres. Le siguen en importancia Andalucía y Castilla y León con el 1,3% y el 0,8%, respectivamente.

Extremadura, casi monocultivo

El cultivo de hoja de tabaco en Extremadura juega un papel clave como motor de la economía regional y como generador de empleo en el medio rural, ya que es el modo de vida directo e indirecto de 20.000 familias extremeñas, con gran importancia en el norte de la provincia de Cáceres, donde los agricultores llevan décadas comprometidos en conseguir una materia prima de alta calidad sostenible desde el punto de vista medioambiental, según fuentes del sector.

A pesar de las incertidumbres generadas por la PAC, y sobre todo de la reducción de ayudas que trajo consigo, los agricultores españoles dedicados al tabaco han realizado un importante esfuerzo inversor en los últimos años en la modernización del proceso de producción. De este modo, entre 2011 y 2015, han invertido 60 millones de euros en los secaderos extremeños, con el objetivo de sustituir el uso de combustibles fósiles, como el gasóleo, por biomasa. El uso de biomasa es cero emisiones y contribuye a dar salida a subproductos agrícolas (como los huesos de aceituna) y a la limpieza de los montes. En paralelo, los agricultores también se han profesionalizado para cumplir con los requisitos de una producción integrada regulada que garantiza su sostenibilidad medioambiental.

En los últimos años se ha invertido 60 milones de euros en sustituir el uso de combustible fósiles por biomasa, que tiene cero emisiones

Ni que decir tiene que también ha ayudado a la supervivencia de la producción de tabaco en España, y sobre todo en Extremadura, el hecho de que las tabaqueras que operan en nuestro país hayan mantenido durante estos años el compromiso de comprar hoja de tabaco de producción de nacional para abastecer sus fábricas en todo el país.

También ha ayudado el apoyo institucional, tanto del Gobierno central a través del Ministerio de Agricultura como de la Junta de Extremadura. Ambas instituciones han coincidido en calificar de estratégico el cultivo de tabaco, mayormente porque donde se produce se da en condiciones de casi monocultivo, de ahí la importancia del compromiso mencionado de compra por parte de las tabaqueras.

De esta forma, la contratación cerrada para la presente campaña 2017/2018 asciende a 30.011 toneladas de las variedades Virgina (94,4%), Burley (4,4%) y Havana (1,2%). Esta cantidad confirma la estabilidad del cultivo de hoja de tabaco, ya que la contratación se ha mantenido más o menos en los mimsmos niveles de las dos campañas anteriores, según datos de la Organización Interprofesional del Tabaco en España (OITAB).

Nueva directiva

Al margen de los datos de producción, el año 2017 está siendo muy complicado para el sector porque se trata del año inmediatamente posterior a la entrada en vigor de la nueva Directiva de Productos del Tabaco, que empezó a funcionar el 20 de mayo del año pasado. «Esta norma ha implicado cambiar el envasado y etiquetado de 70.000 referencias europeas de productos del tabaco, lo que ha obligado a su vez a modificar todos los precios de fabricación, impresión y a adquirir nueva maquinaria, con la presión añadida de plazos muy ajustados para su cumplimiento», según aseguró Juan Páramo, director general de ADELTA (Asociación Empresarial del Tabaco).

Pese a tener todos los vientos en contra, el año pasado se vendieron en España 2.325 millones de cajetillas de tabaco, tan solo un 0,07% menos que en el año anterior, lo que hace que el sector productor sea optimista.

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