Escrivá diseña la renta mínima para seducir a los nacionalistas
El Gobierno celebra la «disposición» de las regiones, pero admite algunas «reticencias»
La precipitación del anuncio de la renta mínima vital en que terminó el pulso del vicepresidente Pablo Iglesias y otros ministros no solo dejó al descubierto la semana pasada las fricciones en el seno del Gobierno de coalición. También pilló a medio cocinar una ... negociación política y territorial decisiva . Especialmente en una medida que busca complementar las rentas regionales ya existentes y con un Ejecutivo que no cuenta con una mayoría asegurada en el Congreso.
Esa precipitación de Iglesias y de Unidas Podemos (UP) no sentó bien a José Luis Escrivá. El acuerdo con grupos nacionalistas como el PNV y ERC era, precisamente, uno de los flecos que el ministro de Inclusión y Seguridad Social quería haber dejado atados antes del anuncio oficial de la medida pues el encaje territorial es, no en vano, su principal escollo a día de hoy . La advertencia más clara ha llegado ya desde el PNV, socio imprescindible del Ejecutivo en el Congreso, y autor de una de las rentas básicas, la RGI, que el propio Escrivá ha asegurado tener de modelo. El grupo vasco, no osbtante, ya ha dejado claro que el apoyo de sus seis diputados no está garantizado. Las reuniones para elaborar la medida con las Comunidades Autónomas han empezado esta semana, según fuentes de la Vicepresidencia segunda, que perciben «disposición», aunque también admiten ciertas reticencias por parte de las administraciones catalana y vasca . Ambas demandan que haya «compatibilidad total» con sus figuras similares.
Fuentes del PNV confirman que depende de cómo se articule, la medida «puede suponer un problema» en términos de competencias , posición que reafirmó este fin de semana el responsable de política institucional del partido nacionalista, Koldo Mediavilla, que puso la renta mínima como ejemplo de la «escalada preocupante de recentralización» del Gobierno de Sánchez tras la declaración del estado de alarma. El propio portavoz del PNV en el Congreso, Aitor Esteban, lanzará mañana a Iglesias una afilada pregunta al respecto y le inquirirá durante la sesión de control sobre la conveniencia de «anuncios imprecisos, contradictorios y no consultados» sobre «supuestas medidas».
La Generalitat de Cataluña es el otro de los objetivos prioritarios de negociación del Gobierno. Desde ERC , con 13 diputados decisivos en el hemiciclo, prefieren mantener la incógnita sobre su posición a la espera de conocer «la letra pequeña» y se limitan a decir que estarán «atentos» , porque «demasiadas veces durante esta pandemia los anuncios no se han acabado correspondiendo con la realidad». Según fuentes conoceradores de las últimas reuniones, las conversaciones con las regiones «van bien», pero continúan «diseñando» el plan. Apuntan por ello que el equipo de Escrivá aún no conoce la cifra del coste que supondrá al Estado esta ayuda.
El «compromiso» de Sánchez con UP para aprobar el ingreso mínimo es mayo y se trabajará con ese horizonte. Escrivá propuso septiembre la semana pasada. El sector morado de La Moncloa insiste en que el presidente ha transmitido a Iglesias su total apoyo. A pesar de no formar parte del mando único, el vicepresidente tiene en estos momentos más peso político que al principio de la crisis.
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