El «escándalo Madoff» deja de nuevo en evidencia a los reguladores de Estados Unidos
La Comisión de Valores nunca inspeccionó la asesoría de inversiones
El fraude por valor de 37.500 millones de euros atribuido al gestor Bernard Madoff si de algo está sirviendo es para dejar otra vez en evidencia las regulaciones que Estados Unidos aplica sobre su sistema financiero. Salvaguardias y controles ya en tela de juicio ... después de los abusos registrados al hilo de la crisis del «subprime». Aunque con la mega-estafa de Madoff, las renovadas críticas y reproches se dirigen especialmente hacia la Comisión de Valores (SEC), en teoría encargada de proteger a inversores, mantener mercados justos, ordenados y eficientes, además de facilitar la formación de capital.
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Al repasarse la actuación de la SEC ante la monumental pirámide financiera construida por Madoff ha salido a la luz, por ejemplo, que la parte encargada de asesoría de inversiones -registrada en septiembre de 2006 y en el epicentro de la estafa con repercusiones fuera y dentro de Estados Unidos- nunca llegó a ser inspeccionada por los reguladores federales. A pesar de que, según ha informado la agencia Bloomberg, la Comisión de Valores intenta someter a escrutinio a estos negocios de asesoría durante el primer año de sus actividades, con controles adicionales cada cinco años.
Las actividades como «broker» de Madoff sí que fueron inspeccionadas por la SEC en el 2005 encontrándose al menos tres violaciones en las llamadas reglas de mejor ejecución que requieren que las operaciones en nombre de clientes se realicen al precio más ventajoso posible Los inspectores de la SEC completaron el caso el año pasado pero sin presentar ninguna queja formal contra Madoff, que como parte de su fachada de respetabilidad había incluso ofrecido consejos sobre regulación de mercados a la SEC al formar parte de un grupo asesor creado en el 2000.
Sospechas
Hace nueve años, un ejecutivo de la industria bursátil también contacto a la oficina de la SEC en Boston solicitando una investigación de Madoff ante la imposibilidad de que fueran legítimos los inalterables altos índices de rentabilidad que estaba ofreciendo. Pero esas quejas tampoco prosperaron.
Dentro de este rosario de oportunidades perdidas por parte de las autoridades reguladoras, Madoff también llamó la atención en 1992 como parte de una querella que la SEC entabló contra dos contables de Florida, acusados de reunir 441 millones de dólares durante tres décadas vendiendo instrumentos de inversión no registrados. En aquella ocasión, Madoff declaró que había manejado ese dinero sin conocimiento de que había sido reunido de forma ilegal, esquivando problemas adicionales.
Especialistas en regulaciones financieras citados por la prensa de Estados Unidos coinciden en que la supuesta magnitud de todo este fraude hace imposible creer la ausencia de grandes y repetidas violaciones invisibles para la SEC. Según John Hueston, fiscal del caso Enron, parece claro que los reguladores «se han dormido en los laureles». Para una primera tanda de explicaciones se espera con expectación la próxima comparecencia judicial del corrupto gestor, prevista en los tribunales federales de Manhattan para la mañana del próximo viernes.
La SEC, actualmente presidida por el ex diputado republicano Christopher Cox, dispone de una oficina de inspecciones dotada únicamente con 800 empleados. Desde el arresto de Bernard Madoff el pasado jueves, más de una docena de esos inspectores se encuentran desplegados en las oficinas neoyorquinas del ex presidente del mercado Nasdaq para intentar arrojar luz sobre el embrollo financiero. Sin disponer todavía de cifras definitivas de pérdidas o indicios sobre posibles responsabilidades criminales más allá del septuagenario Madoff.
Carencia de salvaguardias
Se supone que esta reiterada carencia de salvaguardias no debería ser ignorada por Washington. Con presiones para que la próxima Casa Blanca y el nuevo Congreso revisen el actual sistema de regulaciones financieras aplicado en Estados Unidos, empezando por una mayor vigilancia sobre las firmas de «brokers», administradores de fortunas, asesores no registrados y los alternativos «hedge funds», fondos de inversión altamente especulativos pero muy poco controlados pese a manejar 1,5 billones de dólares.
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