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El «Equipo A» de Montoro en misión de combate contra la crisis
Jóvenes sobradamente preparados y veteranos curtidos en la administración pública formarán parte del gobierno. Álvaro Nadal, Fátima Báñez, Elvira Rodríguez y José Manuel Soria serán nombres claves para la regeneración económica del país
El «Equipo A» de Montoro en misión de combate contra la crisis
Algunas anécdotas adquieren su mayor categoría con el paso del tiempo. Es el caso de la que tuvo lugar el Primero de Abril de 2008, fecha de comienzo de la pasada legislatura, la más infame que se recuerda en los anales de la historia democrática. ... Ese día se constituían Las Cortes y los diputados se arremolinaban en corrillos espontáneos antes de incorporarse a sus escaños. Zapatero , erguido con la corona del vencedor, se acercó a saludar a Cristóbal Montoro , interesándose por las razones que habían motivado la vuelta a Madrid del hasta entonces eurodiputado en Bruselas: «Presidente, he venido porque aquí se va a montar una muy gorda y quiero vivir más de cerca los próximos acontecimientos a ver si se puede ayudar en algo».
Al actual jefe en funciones del Gobierno siempre le molestaron los profetas, especialmente aquellos antipatriotas que denunciaban lo mal que se hacían las cosas en su imaginario país de las maravillas. Las verdades absolutas terminan creando grandes mentiras y a España le queda ahora un largo camino para salir del engaño. Montoro ha tenido que esperar cuatro años para hacer realidad la misión que le trajo de regreso a la política nacional porque durante este tiempo el PSOE ha pasado olímpicamente de todas las propuestas diseñadas a instancias del que ha sido, conviene recordarlo, el máximo responsable económico de la oposición. A buen seguro que Mariano Rajoy concederá ahora la oportunidad de resarcirse como corresponde y merece a alguien que, no se olvide, ya fue ministro en el gabinete de José María Aznar .
Montoro es, sin lugar a dudas, el candidato natural para dirigir la nave económica en España. Es el Rodrigo Rato de la nueva era popular, al que nadie arrienda las ganancias pero al que muchos tratan de desbancar por el temor que suscita su probada independencia. Negar la cualificación del timonel equivale a cuestionar la jerarquía del capitán porque Rajoy, dentro de su elegante discreción, tiene a gala proclamar su carácter previsible y nunca ha escatimado los calificativos a la hora de glosar pública y notoriamente su predilección por Montoro.
Ambos han solidificado un tándem compacto que ha servido para desmontar la falacia de una política socialista delirante, reafirmando al mismo tiempo el liderazgo interno ante las avalanchas intestinas que ha sufrido la cúpula del partido. Pero lo que más ha unido a los dos dirigentes ha sido su resistencia ante los embates de esa plutocracia que se resiste a conjugar la nueva recesión en primera persona para no perder los privilegios de su antiguo régimen. Rajoy y Montoro se han crecido en el castigo de estos años como fajadores ante una crisis que ha desenmascarado a los poderes fácticos más seculares de la España carpetovetónica. Más allá de las reformas estructurales y los recortes del gasto público, la regeneración que propugna el ideario del nuevo Gobierno tiene también una dedicatoria especial para esas élites empresariales que aceptan cualquier cambio con tal de que todo siga igual.
El futuro presidente quiere rodearse de un grupo de valientes sobradamente preparados para acabar con toda la cultura berlanguiana de grandes negocios atesorados en pequeñas mesas camillas. A Rajoy no le gustan las monterías ni los palcos de honor y cuenta con mucho y bueno donde elegir tras ocho años batiéndose el cobre con la tropa de Zapatero. El grupo parlamentario ofrece una cantera que no tiene que envidiar a ninguna otra generación perdida del Partido Popular. En el caso actual se trata de políticos con amplia formación económica y una juventud agradecida, que no pretenden matar al padre, sino ganar el sustento de sus legítimas ambiciones en el éxito de una encomienda histórica.
Cocineros sin pretensiones de fraile pero siempre dispuestos para lo que el jefe encargue son Álvaro Nadal y Fátima Báñez , lugartenientes en la oficina de Génova que han trabajado codo a codo también en el Congreso de los Diputados. El primero está llamado a convertirse en uno de los principales hombres del presidente, mientras que la segunda aparece por derecho propio en la lista de ministrables, salvo mejor criterio de Javier Arenas y de las obligaciones de gobierno que el PP pueda contraer en Andalucía.
El comando dirigido por Montoro estará formado además por veteranos de anteriores lides económicas que han desarrollado una dilatada carrera como altos cargos en la Administración del Estado. Son los casos de Elvira Rodríguez , una de las personas que mejor conocen los entresijos presupuestarios y antigua presidenta de la Asamblea de Madrid, o el que fuera alcalde de Las Palmas, José Manuel Soria , probablemente el primer canario con cartera ministerial dentro de un Gobierno popular. Un conjunto experto en labores de gestión pública, complementario en sus atribuciones técnicas y que esta semana será nominado por Rajoy como el nuevo «Equipo A» en misión de combate contra la crisis. Que no les pase nada.
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