Elena Pérez, víctima de un chiringuito financiero: «Cuando quise retirar el dinero, se acabó. Había desaparecido»
Convenció a su marido para invertir a través de una plataforma online. Resultó ser una estafa y perdió 23.000 euros. Esta es su historia
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Iniciar sesiónElena Pérez cayó en los infiernos de un chiringuito financiero y arrastró a su marido con ella. Es una de las miles de víctimas de este tipo de estafas a través de internet. Falsos asesores y gestores de inversión que nada tienen que ver ... con los mercados . Su vida es el engaño y cuanto más dinero puedan robar, mejor.
Su pesadilla empezó el año pasado. Encontró una noticia a través del móvil sobre que el chef Jordi Cruz había estado en el programa de televisión 'El Hormiguero' contando que había invertido dinero en bitcoin, con cuantiosos beneficios. «Yo había invertido con mi marido con el banco, acciones de Telefónica y pequeñas cosas. Pero las criptomonedas las tenía como un mundo surrealista, algo que no podía entender, y me llamaba mucho la atención», cuenta. Todo pintaba de color de rosa y decidió probar suerte. No nadan en billetes pero sí que tenían algo para poder acudir a los mercados. Lo que no sabía es que sería la peor experiencia de su vida.
Al pinchar en esa noticia llegó a un supuesto reportaje de 'El Mundo', «pero todo es falso», no es realmente la página web de ese periódico. Un supuesto periodista cuenta su experiencia con las criptomonedas. Ella se lo tragó desde el principio y la red de First Financial Bank, sus estafadores, entró en funcionamiento . «Dejas tus datos en una plataforma y te llaman. En mi caso me llamó una chica que decía que estaba para echarme una mano. Se abre incluso una cuenta en Coinbase que es real y todo parece normal», explica. Nada le chirriaba; su gran fallo fue fiarse de lo que había visto en internet.
A las 3-4 horas le llamó una segunda chica, con acento inglés, desde un teléfono de Reino Unido. Se presentó como la bróker que le habían asignado. Encantadora, aduladora, transmitía confianza. Quería ganarse a Pérez, que iba a entrar ya en la rueda de la estafa. La presión empezó ahí: le habían dicho de invertir 250 euros, pero que si quería seguir con esta bróker tendría que invertir más ya que esta se dedica a cuentas que llevan varios ceros. «Tenía un pequeño dinero ahorrado y podía hacerlo. Ahí empezó todo», señala. Jugó a la ruleta rusa con 23.000 euros y se lo quitaron todo, como cuenta. Perdió, aunque en realidad nunca tuvo opción de ganar.
Tras registrarse en Coinbase le hicieron descargarse una aplicación llamada Metatrader para seguir sus inversiones; en realidad se descargaron un engaño que el chiringuito financiero habían fabricado y no era auténtico. Y en medio de todo ello le comentaron que el dinero saldría de Coinbase . ¿Cómo? Ya se encargaban ellos de gestionarlo. El mantra de sus estafadores era mantener al cliente en calma y hacerle ver que todo era rutinario y normal.
Le hicieron descargar una aplicación para controlarle de forma remota su tablet. «Hizo una transferencia de Coinbase a otra cuenta y ahí ya no sabía qué estaba haciendo. Pasó el dinero a otro banco, que es desde donde se va a gestionar. Con el tiempo supe que era un banco de Estonia», relata. Asimismo, comenta que también le dio acceso a sus códigos de seguridad y verificación de Coinbase . Estaba en sus manos, pero todo parecía normal.
Pérez iba viendo en Metatrader cómo a veces ganaba y perdía con las operaciones, y la bróker siempre estaba dispuesta a atenderla; sabía que podría entrar en números rojos porque ya había invertido en Bolsa hace años. Sin embargo, todo se torció cuando quiso llevarse el dinero, a las dos semanas de empezar. «Ahí se acabó, desapareció», lamenta. El dinero se había esfumado y su bróker también. Contactó con Coinbase y le confirmaron que en su cuenta no había nada que retirar y no sabían a dónde había ido a parar el dinero. Había sido estafada.
Su peor pesadilla y la de su marido, que siempre fue escéptico con aventurarse, se convirtió en realidad. Dos días de infarto sin poder contactar con esta persona... hasta que le llama un hombre, con acento árabe. La historia que le cuenta es de película, con drama familiar incluido. En resumen, que su bróker no estaba disponible, pero que todo iba bien.
Tan bien que el dinero no estaba disponible. La única manera para liberarlo era pagando 4.000 euros . Más dinero, y Elena Pérez no accedió. El siguiente paso ya fue ir al banco y a la Policía. La aventura con el bitcoin se había terminado para ella, con el peor resultado posible: estafa.
«Hablaba como un bróker que parecía saber. Te engatusan, muestran mucho interés por ti, generan confianza...», relata. No le hicieron ningún test de idoneidad y conveniencia; lo único que le preguntaron fue para averiguar cuánto dinero podían sacarle y si tenía propiedades.
Ahora lo que más siente es vergüenza. «A la que engañaron fue a mí, y metí en esto a mi marido. Le convencí. Te da vergüenza, te sientes mal. De hecho nadie de la familia lo sabe », destaca. No ha podido recuperar su dinero y lo único que quiere es que nadie más vuelva a caer. Su consejo es que antes de nada el inversor se asesore con su banco o una persona de confianza que sepa del asunto. Porque las mafias como la que la estafaron no paran jamás, ni aun cuando ya le han robado todo su dinero. Cada cierto tiempo el teléfono de Elena Pérez sigue sonando. Son llamadas con prefijo de Reino Unido. Ella sabe que son otros estafadores y ya opta por no cogerlo. «Se sirven de la desesperación de las personas», concluye.
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